Marc Márquez tiene medio mes para ponerse a punto de cara al gran salto

Una cena el miércoles por la noche en el restaurante La Orza de Ángel, en Chiva, a unos cinco kilómetros del circuito Ricardo Tormo de Cheste, sirvió de primera toma de contacto con los que serán sus mecánicos a partir del próximo martes, cuando se suba por vez primera a la Honda RC213V. Un encuentro relajado para conocerse y agilizar la comunicación entre Marc Márquez y los integrantes del ‘box’ de Casey Stoner, que iniciarán su trabajo con él a partir de la próxima semana. El lunes se subirá a la Honda para ajustar la moto a las medidas de su cuerpo y el martes saldrá ya a rodar con la máquina con la que realizará 14 días de tests antes de debutar en el Gran Premio de Qatar, el próximo 31 de marzo. Medio mes por delante para adaptarse a la nueva categoría, donde el resto de pilotos esperan expectantes su debut. Un periodo de tiempo demasiado corto, aunque gracias a su condición de piloto debutante gozará de tres días más que el resto de la parrilla de MotoGP. Unos días especiales de los que disfrutará en solitario en el circuito malayo de Sepang, los próximos días 26, 27 y 28. Después vendrá el parón invernal para retomar la actividad el 5 de febrero en idéntico escenario.

“Tengo ganas de ver cómo le irá a Marc con la MotoGP, pero no me quedo a verlo porque no estoy tan interesado. Leeré lo que escribáis vosotros”, soltó ayer por su boca Casey Stoner, que el domingo disputará su última carrera en el circuito donde obtuvo su primera victoria mundialista, en 2003: “Sabía que me iba desde hace meses. Me he hecho a la idea y no siento nada demasiado especial, no es ninguna gran emoción”.

Dani Pedrosa, que en 2004 recibió como premio subirse a una MotoGP tras ganar su primera corona del cuarto de litro con Honda, recuerda su debut a la conclusión del ejercicio de 2005. “Lo primero fue conocer a los mecánicos, agilizar la comunicación y aprender cuándo pedir las cosas. La verdad es que eso fue lo más difícil, tal vez por mi carácter. Yo soy tímido y me costó. Luego, en la pista, estás solo con la moto y te puedes comunicar con ella como  quieres. Recuerdo que hacía mucho frío y llovía. Tampoco di muchas vueltas, porque sólo estuve dos o tres horas. Creo que di unas 20 vueltas al circuito de Cheste. No fue un entrenamiento normal. Lo que me llamó la atención fue la potencia de la moto. Notas que la moto corre mucho y que cuesta controlarla”, rememora el piloto de Honda que llega al Gran Premio de la Comunidad Valenciana ya con su tercer subcampeonato de MotoGP en el bolsillo: “La carrera puede ser bonita para los tres. Casey ya está más en forma y sigue siendo una pista a izquierdas. Lorenzo ya no tiene la presión por ganar el título. Vamos a ver si hace buen tiempo, porque de momento…”.

El debut de Jorge Lorenzo fue bien diferente al resto, porque antes de su estreno oficial con Yamaha ya había entrenado a escondidas en los circuitos de Almería y Brno en el mes de agosto. “Recuerdo que estaba nervioso, pero no tenía presión porque nadie me exigía nada. Cuando me subí a la Yamaha en Valencia me costó bastante. Los neumáticos eran más gordos, la moto más pesada. Me costó bastante en un circuito tan revirado y con rectas tan cortas. La potencia se notaba muchísimo y no fue fácil. Al segundo día ya fui bastante rápido y me sentí bien”.

Marc Márquez, que se llevará consigo a MotoGP a Santi Hernández, su jefe de mecánicos, y a Carlos Liñán, su mecánico de confianza, todavía no quiere hablar de su debut. Dice estar concentrado para terminar su periplo en Moto2 con una victoria. Una etapa se cierra y otra se abre.