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La montaña rusa de las obras de Río 2016
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hay retrasos en casi todas las instalaciones

La montaña rusa de las obras de Río 2016

Los malos auspicios están cada vez más cerca de convertirse en realidad. Desde 2009, ha sido un secreto a voces que las obras olímpicas de Río de Janeiro avanzan lentamente y a trompicones

Foto: Imagen de unas de las obras de Río de Janeiro.
Imagen de unas de las obras de Río de Janeiro.

Aquel 2 de octubre de 2009, cuando Río de Janeiro fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016 con 66 votos a favor, acabando así con el gran sueño de Madrid, la alegría de unos fue contrarrestada por el recelo de otros. Desde el primerísimo momento, varios expertos auguraron problemas en la construcción de las infraestructuras olímpicas. La ciudad tropical tenía apenas 10 de las 18 sedes terminadas. El informe oficial indicaba, como punto en contra para la candidatura, que “para la construcción de algunas sedes, hay que realojar a familias asentadas ilegalmente”.

Las autoridades federales y locales acaban de publicar un documento en el que indican que el 11% de las infraestructuras que representan un legado para los Juegosestán listas. El 89%, es decir, 24 proyectos, están todavía en fase de obra. No se trata de instalaciones deportivas, sino de edificios como el Museo del Mañana, que construye Santiago Calatrava, o el nuevo metro ligero, no necesarios para las celebración de los Juegos, pero que sí están incluidos en el proyecto olímpico global.

Si por un lado la Villa Olímpica, compuesta por 34 edificios, fue considerada “un plan bien diseñado”, el informe técnico del Comité Olímpico Internacional (COI) veía posibles problemas en el aspecto financiero (“El presupuesto para sedes demanda un apoyo extraordinario”); con el alojamiento (“Número insuficiente de habitaciones. Los planes de expansión no ofrecen garantías”) y con la seguridad (“Sigue preocupando el nivel de criminalidad de Río, pese a los esfuerzos”).

Vídeo: campaña oficial de Ciudad Maravillosa.

Seis años después, los malos auspicios están cada vez más cerca de convertirse en problemas reales. Durante este tiempo, ha sido un secreto a voces que las obras olímpicas de Río de Janeiro avanzan lentamente y a trompicones. Los tirones de orejas del COI han sido varios y reiterados a lo largo de los últimos dos años. Inclusive en abril del 2014, varias federaciones deportivas de todo el mundo exigieron al COI que adoptara un plan de emergencia frente a los retrasos en las obras.

“Es hora de tomar medidas. Compartimos sus preocupaciones y las tomaremos en cuenta. Haremos todo lo posible para que estos Juegos sean un éxito. Nos reuniremos para discutir la situación de Río y decidir el camino a seguir”, declaró hace un año el presidente del COI, Thomas Bach, en el cargo desde 2013. La prensa brasileña incluso publicó que el COI estaba analizando la posibilidad de quitar a Brasil la sede olímpica debido a los retrasos.

La novedad ahora es que el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), que desde Brasilia se encarga de la fiscalización contable y financiera en todo el territorio federal, ha confirmado que la construcción de los principales complejos olímpicos no sólo está atrasada, sino que la demora puede comprometer los eventos de prueba previstos para este año. Es lo que se desprende de una auditoría realizada entre el 20 de noviembre de 2014 y el 27 de marzo de este año. Según ese Tribunal, hay una divergencia de “aproximadamente 15 meses entre el cronograma existente y las actividades en andamiento”.

El único precedente en este sentido es Atenas, que organizó los JJOO en 2004. A 100 días del evento, las obras en las instalaciones helenas todavía estaban inconclusas: de las 39 instalaciones, menos de la mitad (15) estaban listas. 24 tenían que ser terminadas y sólo 13 de ellas tenía el 90% de las obras listas en esta fecha. En aquel momento, ningún país había dado tamaño ejemplo de desorganización desde el comienzo de los Juegos Olímpicos de la Edad Moderna.

Lejos de reconocer el problema, el Comité Río 2016 insiste en que el cronograma está siendo respetado. El presidente interino de la Autoridad Pública Olímpica, Marcelo Pedroso, afirma que no hay indicios, en este momento, de que los plazos de entrega no serán cumplidos. “Las obras están avanzando a la velocidad necesaria. Eventuales retrasos de semanas no pueden representar un escenario de crisis”, señala Pedroso.

En la actualidad, esta es la situación en las principales sedes olímpicas de la Cidade Maravilhosa:

Complejo Deodoro

Es uno de los tres grandes núcleos de Río 2016, en el que se disputarán 11 modalidades olímpicas y cuatro paralímpicas. Su dotación financiera es de 800 millones de reales (250 millones de euros) en recursos públicos. A pesar de que el 60% de las áreas de competición están listas desde los Juegos Panamericanos de 2007, la situación general es de grave atraso. La construcción del estadio Arena de la Juventud, que albergará el baloncesto femenino y las competiciones de esgrima, acaba de comenzar. Según el TCU, la parte más crítica es la zona norte del Deodoro, donde serán disputadas las competiciones de hockey, ciclismo e canoa. En la zona sur del Deodoro, escenario de las pruebas ecuestre, el TCU ha constatado un atraso de 10 semanas. El último contrato ha sido firmado en agosto de 2014 y, según el cronograma, las obras sólo acabarían en abril de 2016, escasos meses antes de los Juegos. “El último ensayo en la área norte está previsto para marzo de 2016", dice el informe del TCU.

Parque Olímpico da Barra

Es la sede principal de los JJOO de Río, con 16 modalidades olímpicas. Entre los puntos más problemáticos, está el Velódromo, con un aforo previsto para 5.800 personas y un coste de 113 millones de reales (35 millones de euros). El mismo alcalde de Río, Eduardo Paes, reconoció el pasado mes de diciembre que está preocupado con la demora de la obra. El Centro de Tenis, que contará con 16 pistas en un área de 9 hectáreas y debe costar 190 millones de reales (59,3 millones de euros), tiene un retraso de seis semanas. Después de la fiscalización del TCU, el Ayuntamiento ha registrado una mejoría significativa en el Velódromo. Respecto al Centro de Tenis, en cambio, las autoridades locales han constatado una reducción en el ritmo de las obras.

Estadio Olímpico de Canoa Slalom

Es la estructura más atrasada y polémica. Se prevé la creación de un río artificial y de un lago, un proyecto que todavía no ha salido de los planos. De momento, sólo ha concluido la fase de nivelado del terreno, aunque la expectativa es que esté listo a principios de 2016. El ensayo general del Estadio Olímpico de Canoa Slalom está previsto para noviembre de 2015. “Existe un riesgo significativo que las obras no cumplan los plazos previstos para los ensayos de las pruebas", concluyen los auditores.

Bahía de Guanabara

Recientemente, el Gobierno de Río de Janeiro ha reconocido oficialmente que va a ser prácticamente imposible limpiar toda la Bahía de Guanabara para las competiciones de vela, ya que en la actualidad recibe los vertidos sin procesar de todo el alcantarillado de Río de Janeiro y de las ciudades limítrofes. La última noticia es que ha sido contratada una empresa holandesa para retirar la basura flotante de la región.

Corrupción y crisis, los otros problemas

Junto a los atrasos, sobre las obra también planea la sombra de las crisis económica y de la corrupción. Los jueces de la Operación Lava Coches, que involucra a la petrolera Petrobras y a varios políticos e empresarios, investigan a una decena de constructoras que participan en al menos 11 proyectos de Río 2016, como el Parque Olímpico de Barra y la Villa Olímpica. Según varios expertos, de aquí a los Juegos estas constructoras podrían tener problemas de solvencia para mantener el ritmo de las obras.

De hecho, a principios de abril, la constructora Queiroz Galvão, también implicada en el Petrolão, despidió a 70 trabajadores que trabajaban en la construcción del complejo Deodoro. Según fuentes del Ayuntamiento, se trata de una medida para presionar a las autoridades locales a pagar más por la obra a través del conocido sistema de incentivos. Por momentos, se llegó a temer por el futuro de esta sede olímpica, pero el alcalde de Río negó tajantemente una paralización de las obras.

Mientras, las entradas para Río 2016 están a la venta desde el 31 de marzo, con precios que oscilan entre los 40 y los 1.200 reales (12,5 y 375 euros). El Instituto Brasileño de Turismo (Embratur) espera que Río atraiga entre 380.000 y 400.000 turistas extranjeros durante los Juegos Olímpicos.

Por lo pronto, Río 2016 ha firmado un acuerdo con Airbnb para garantizar el hospedaje para miles de turistas durante el evento deportivo. Es la primera vez que un evento olímpico promueve el alquiler en viviendas particulares. De hecho, durante los Juegos de Londres de 2012, se amenazó con multar a quien lo hiciera. Aun así, el COI ha expresado su preocupación sobre la capacidad de Río de Janeiro para ofrecer 40.000 habitaciones durante los Juegos, que comienzan en menos de 500 días.

El presidente del Comité Río 2016, Carlos Arthur Nuzman, ha lanzado un mensaje optimista, asegurando que el alojamiento no será problema. "Ganamos la sede de los Juegos con 18.000 cuartos y el número establecido es de 40.000. Hoy tenemos más de 36.000 cuartos, más del doble (...). A un año y medio de los Juegos no tengo duda que todos tendrán un cuarto garantizado", dijo en febrero, durante la última visita del COI a Río.

Las preocupaciones del COI también incluyen la red de transporte público, aprobada en 2009. La línea 4 del metro, que conectará el epicentro olímpico de Barra da Tijuca, sede del Parque Olímpico, con el centro de la ciudad y la turística Zona Sur todavía no está lista.

La seguridad, el gran temor

Finalmente, la seguridad es otro punto que preocupa mucho a los países que participarán en los Juegos. Los datos confirman que en Río de Janeiro los atracos aumentaron un 42% en la última década, pasando de los 110.988 de 2004 a los 158.078 de 2014. Recientemente, el Comité Olímpico de Australia (AOC) ha advertido que los australianos “tendrán que ser cuidados a la hora de escoger los lugares a los que van, especialmente de noche y después de las competiciones”.

La secretaria general de la AOC, Fiona de Jong, ha recordado que turistas e incluso atletas sufrieron atracos durante el Mundial y los eventos de prueba para los JJOO. “Los organizadores han dicho que eso no va a acontecer durante los Juegos, pero creo que es ingenuo afirmar que nos vamos a Río y que estos incidentes simplemente no van a acontecer”, dijo.

Las reacciones oficiales han sido comedidas. El Comité Rio 2016 ha preferido no hacer comentarios, mientras que la Consejería de Seguridad del Estado de Río de Janeiro ha afirmado que ningún atleta fue asaltado durante el Mundial. El caso es que la prensa de todo el mundo publicó el pasado mes de diciembre que las regatistas británicas Hannah Mils y Saskia Clark fueron atracada en el Aterro del Flamengo, en la zona residencial de Río, por dos hombres armados con armas blancas.

El Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio de Australia coloca el país tropical en el nivel dos de seguridad en una escala de cuatro niveles, equiparándolo a las regiones que tuvieron guerra civiles en los últimos 20 años, como Ruanda y Angola, y a áreas de conflicto que recibieron tropas de la OTAN como Kosovo.

Aquel 2 de octubre de 2009, cuando Río de Janeiro fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016 con 66 votos a favor, acabando así con el gran sueño de Madrid, la alegría de unos fue contrarrestada por el recelo de otros. Desde el primerísimo momento, varios expertos auguraron problemas en la construcción de las infraestructuras olímpicas. La ciudad tropical tenía apenas 10 de las 18 sedes terminadas. El informe oficial indicaba, como punto en contra para la candidatura, que “para la construcción de algunas sedes, hay que realojar a familias asentadas ilegalmente”.

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