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La tumba del hoyo 13 o cómo el British Open se afila las uñas para no parecer fácil
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cabrera-bello, en el top-10

La tumba del hoyo 13 o cómo el British Open se afila las uñas para no parecer fácil

Royal Birkdale se presentó como un campo prácticamente inexpugnable. Solo ocho jugadores consiguieron bajar del par en la segunda jornada y nadie logró un 'birdie' en el hoyo maldito

Foto: Rafael Cabrera-Bello. (Reuters)
Rafael Cabrera-Bello. (Reuters)

El viento sopla muy fuerte en el Royal Birkdale. Y si solo fuese eso, ni tan mal. El problema es que es racheado, muy violento y cambiante, un verdadero desafío para golfistas y 'caddies', que intenta leer cada golpe pero lo hacen un poco a ciegas. Como vuelva a modificarse el sentido en el que sopla el aire la bola puede terminar en cualquier sitio. Las tarjetas de los jugadores así lo reflejan. El recorrido tiene fama de complicado, especialmente cuando las condiciones meteorológicas son adversas. La última vez que se disputó el Open en este campo ningún jugador logró estar por debajo del par. Y esta vez igual no es tanto, pero con jornadas como la del viernes no se puede descartar.

El 13 se convierte en el cementerio del día. Todos lo son en cierta manera, solo tres hoyos, el 5, el 15 y el 17, están encontrando resultados por debajo del par con frecuencia. Pero lo del 13 es peor aún, todos los jugadores van estrellándose desde el 'tee', ni uno solo es capaz de sacarle un 'birdie' a tan ingrata parte del recorrido. 156 jugadores y ni uno solo sale victorioso. Los que sacan el par respiran, la complicación del día es esa.

Es un hoyo largo, es cierto. 499 yardas, el más largo de todos los pares cuatro del recorrido. Expuesto más que otros hoyos al viento, lo cual es crucial en este caso pues el aire está presente y azotando el recorrido. Diversos 'bunkers' flanquean el recorrido, algunos situados a la derecha en los que los jugadores terminan una y otra y otra vez.

Sergio García y Jon Rahm son dos de las víctimas del hoyo 13. Los dos se alejan de allí con un 'bogey' y cara de contrariedad. Ninguno de los dos está a su altura, pero más o menos lo van sacando adelante. Al menos pasaron el corte, que hubo ratos en los que parecía complicarse la cosa, especialmente para el vasco. No es lo que querían, los dos se planteaban, como en todos los torneos en los que entran, estar en el ramillete de candidatos para el fin de semana. Y será complicado que así sea, aunque con el tiempo que está haciendo en el Royal Birkdale las sorpresas son más probables que en los días soleados y sin viento.

A Rahm le salvan algo dos 'birdies' en los últimos cuatro hoyos, dos buenas puntuaciones que son más que maquillaje. Sin ellos su posición peligraba, pues terminó con +4 en el día y +3 en el total. Sin esos golpes finales huibiese sufrido incluso para jugar durante el fin de semana. Rahm tiene algunas molestias en los isquiotibiales que no le están permitiendo pegar con normalidad. Pero, más allá de eso, él mismo sabe que las cosas no están saliendo bien desde un punto de vista técnico.

"Llevo tiempo sin empezar una vuelta jugando bien los primeros hoyos y haciendo un par de birdies. Espero arrancar fuerte mañana", explica el vasco al concluir la jornada. La jornada empezó con tres 'bogeys' seguido, una concatenación de errores que le lastró durante todo el recorrido y de la que solo pudo sacudirse muy al final. Y ahí, en los hoyos que cerraban el día, fue cuando estuvo más cómodo, a pesar de que la presión era importante: "Sabía que con +5 me hacían falta un par de birdies, pero estaba con confianza y sabiendo que me quedaban los pares cinco".

Rahm, en todo caso, sigue siendo uno de los tipos más optimistas del circuito. Y a ver quién le niega eso. Cerró la jornada a nueve puntos del líder Jordan Spieth, lo cual es muchísimo se mire por donde se mire. Pero si alguien piensa que con eso se va a descartar para ganar la jarra de clarete, no lo ha calculado bien. Otro igual sí, él nunca. “¿Si puedo ganar el domingo? Sí. ¿He de jugar muchísimo mejor que hasta ahora?. ¡También!", cuenta el jovencísimo de Barrika. La segunda parte entra en el terreno de la obviedad, si no sube su nivel de juego no va a conseguir nada.

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Golf - The 146th Open Championship - Royal Birkdale - Southport, Britain - July 21, 2017 Spain’s Sergio Garcia hits his tee shot on the fifth hole during the second round REUTERS Hannah McKay

La pequeña lesión de García

Sergio García, aunque consiguió una buena jornada, también tuvo problemas. En el hoyo cuatro un mal golpe le provocó molestias en el hombro. Pudo seguir la jornada, pero los movimientos no son tan sencillos cuando una articulación grita. "Casi fastidio el British ahí", comentaba tras el recorrido. "En ocasiones sales ahí y lo intentas con todas tus fuerzas, pero cuando no puedes es algo frustrante", explicaba el campeón del Masters.

Y, a pesar de todo, tiene motivos para estar orgulloso. Solo ocho jugadores estuvieron por debajo del par del campo en el día y él, con 69 golpes, fue uno de ellos. Mucho tuvo que ver en ello el 'eagle' en el hoyo cinco, uno de los poquísimos del recorrido en el que los jugadores podían sacar ventaja. El resto del día jugó bien, fallando poco aunque con ciertas dificultades para pegarle a las calles. ¿El problema? que los tres golpes sobre el par en el primer día lastran a cualquiera. Sergio consiguió jugar mejor que el resto en peores condiciones.

Foto: Jon Rahm en el Abierto de Irlanda. (Reuters)

l mejor de todos, Rafael Cabrera-Bello. En ocasiones se ha quejado de falta de protagonismo, opacado como está por otros jugadores españoles con más nombre. Es cierto también que, hasta el momento, nunca había jugado tan bien como en los tiempos recientes. La pasada semana ganó el Abierto de Escocia, el torneo más importante de su palmarés. Y esta, en el Royal Birkdale, está jugando muy bien. Tanto que se fue a dormir en la décima posición, lo que es en sí mismo un objetivo. Nunca antes ha conseguido entrar en el top-10 de un grande. Va tocando.

"Ha sido un día muy duro y con mucho viento. Era un día de aguantar y sobrevivir", explicaba el canario tras la jornada. No estuvo tan brillante como el primer día, hizo tres golpes por encima del par. Pero está a cero en el cómputo global y eso le abre muchas opciones. Un 'bogey' en el último hoyo le dejó mal sabor de boca. A nadie gusta terminar mal. A pesar de todo, él se lo tomó con filosofía y buen humor: "No pasa nada, mañana arrancó con birdie y ya está arreglado".

Entre todos, el mejor fue Jordan Spieth. Sigue el joven americano siendo quien mejor se ha adaptado al campo y el único que ha estado por debajo del par los dos días de competición. Y eso que falló un par de 'putts' extrañoos en él, siempre o casi siempre certero con el palo plano. Es el favorito, pero Royal Birkdale no ayuda a nadie y un viento inapropiado puede dar al traste con las ilusiones de cualquier jugador.

El viento sopla muy fuerte en el Royal Birkdale. Y si solo fuese eso, ni tan mal. El problema es que es racheado, muy violento y cambiante, un verdadero desafío para golfistas y 'caddies', que intenta leer cada golpe pero lo hacen un poco a ciegas. Como vuelva a modificarse el sentido en el que sopla el aire la bola puede terminar en cualquier sitio. Las tarjetas de los jugadores así lo reflejan. El recorrido tiene fama de complicado, especialmente cuando las condiciones meteorológicas son adversas. La última vez que se disputó el Open en este campo ningún jugador logró estar por debajo del par. Y esta vez igual no es tanto, pero con jornadas como la del viernes no se puede descartar.

Jon Rahm
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