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Mickelson no será rival para Rahm y Sergio: prefiere la graduación de su hija
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se juega el segundo grande de la temporada

Mickelson no será rival para Rahm y Sergio: prefiere la graduación de su hija

El zurdo, uno de los mejores golfistas de la última década, solo podrá acudir al Us Open si la lluvia retrasa el inicio de los partidos al menos cuatro horas. "Ha sido una decisión muy fácil", asegura

Foto: Phil Mickelson. (EFE)
Phil Mickelson. (EFE)

Phil Mickelson mira al cielo y busca la lluvia, a ver si con un poco de suerte el jueves no se juega en Wisconsin y él puede llegar a participar en el US Open. Las predicciones meteorológicas aseguran que hay menos de un 20% de posibilidades de que eso ocurra, así que no queda más que pensar que lo lógico es que no esté en el torneo, uno de los cuatro 'majors' de la temporada. ¿Y qué lleva a un profesional como él a dejarse por el camino un torneo así?

La familia, por supuesto. No es nada grave lo que pasa, solo una graduación, la de su hija. Pero para Mickelson es más que suficiente. Él, que ha ganado mucho, tiene otras prioridades en la vida, así que el jueves estará en California asistiendo al acto académico. Verá como cantan el 'Gaudeamus Igitur' y tendrá que firmar unos cuantos autógrafos, pues no en vano es una gran celebridad en todo el país.

"Necesito un retraso de, por lo menos, cuatro horas. Es el tiempo que he pensado para poder llegar allí a tiempo para jugar. El vuelo es de tres horas y 20 minutos", explica Mickelson, con toda la tranquilidad. Cuando salga de la graduación de su hija estará esperándole Jim 'huesos' Mackay, su 'caddie', para llevarle lo más rápidamente posible a un aeródromo cercano donde un avión privado estará listo por si las circunstancias son las adecuadas para él. Y si llueve en Wisconsin, igual puede jugar.

"Yo voy a seguir intentando estar bien para jugar, pero no parece posible, ahora mismo las oportunidades de que haya tormenta son bajas, pero quién sabe. Si no llego, esta bien, de todos modos no estaré bien preparado para jugar en Erin Hills, nunca he estado allí y no conozco el campo", ganador de cinco grandes en su carrera. Es normal que no haya jugado allí nunca, el recorrido es completamente nuevo y será la primera vez que un torneo se juegue allí.

Se da la circunstancia, además, de que el US Open es el único de los grandes torneos en los que el zurdo nunca ha conseguido ganar. Ha sido segundo en cinco ocasiones, ha rozado con la punta de sus dedos la posibilidad de esa copa, pero siempre le ha sido esquivo. A sus 46 años ya no es el jugador dominante que solía ser, y las oportunidades de redondear su historial con una victoria en el gran campeonato se reducen. Pero una hija es una hija.

El cáncer de Amy

"Yo le he dicho que vaya, porque sé que Phil quiere desesperadamente ganar el Us Open puede hacer un vídeo o algo parecido", explica Amy, su esposa. Pero él, simplemente, no está por la labor. "Es el torneo que más quiero ganar, pero para mí ha sido una decisión muy sencilla. La única manera en la que podría ganarlo es jugándolo, pero este es uno de esos momentos en los que, cuando echas la vista atrás, quieres estar", explica el zurdo.

A los que conocen el mundo del golf la decisión de Mickelson no les ha extrañado. Ni siquiera es la primera vez que ocurre algo parecido, pues en 2013 ya hizo lo imposible por ver a su hija graduarse. En aquella ocasión, eso sí, el torneo se disputó en Merion y los horarios le cuadraron lo suficientemente bien para poder estar en ambos sitios, en el acto académico de su hija y en el torneo, en el que acabó segundo por detrás de Justin Rose.

En la historia de Mickelson, además, pesa mucho un drama personal que le hizo aún más familiar de lo que ya de por sí era. Su mujer tuvo un cáncer de pecho en 2009 y él anunció que dejaría de jugar hasta que se recuperase. Ella consiguió poco después que volviese al circuito, ya que veía innecesario que dejase su profesión por el bache en el que estaban pasando.

Como es un jugador muy carismático y querido por sus compañeros, las reacciones fueron excelentes, con muchos compañeros de profesión vistiendo prendas rosas, lo que en Estados Unidos es un gesto por la lucha contra la enfermedad padecida por Amy, que así se llama la esposa de Phil. ella estuvo un año sin aparecer por un recorrido de golf, su lucha le impedía acompañar a su marido. Pero finalmente, cuando consiguió estar recuperada, volvió a ir a su lado. Lo hizo, además, justo a tiempo para ver como Mickelson ganaba el Masters de Augusta, una de sus victorias más aplaudidas.

Mickelson va a perderse uno de los grandes torneos, pero su ausencia no cambia el hecho principal: esta es una semana de golf. Sergio García entrará por fin en el 'tee' del uno sin la presión de saber que nunca ha ganado el premio gordo. Dustin Johnson tratará de no caerse por ninguna escalera para poder jugar en su condición de favorito. Jon Rahm intentará mejorar aún más su ya lustroso historial. Y así, con todos.

Phil Mickelson mira al cielo y busca la lluvia, a ver si con un poco de suerte el jueves no se juega en Wisconsin y él puede llegar a participar en el US Open. Las predicciones meteorológicas aseguran que hay menos de un 20% de posibilidades de que eso ocurra, así que no queda más que pensar que lo lógico es que no esté en el torneo, uno de los cuatro 'majors' de la temporada. ¿Y qué lleva a un profesional como él a dejarse por el camino un torneo así?

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