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El sueño de una tórrida noche de verano de un rey alauita
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rabat acoge a la vez dos torneos de golf

El sueño de una tórrida noche de verano de un rey alauita

Hassan II, rey de Marruecos entre 1961 y 1999, puso en marcha un ambicioso plan para convertir a su país en uno de los destinos de golf de referencia del Mediterráneo

Foto: Royal Golf Dar Es Salam.
Royal Golf Dar Es Salam.

Al mismo tiempo que sobrevivía a dos intentos de asesinato, Hassan II, rey de Marruecos entre 1961 y 1999, ponía en marcha un ambicioso plan para convertir a su país en uno de los destinos de golf de referencia del Mediterráneo. Atraer turistas a un país árabe para jugar al golf parecía una locura, el sueño de una tórrida noche de verano, un empeño imposible. Sin embargo, con el tiempo se fue haciendo realidad, hasta el punto de que su modelo es imitado hoy en día por Dubái, Qatar o Abu Dabi.

Fue en los años sesenta, durante un viaje a Estados Unidos, cuando Hassan II se quedó absolutamente enganchado al golf. Billy Casper, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, campeón del Masters de Augusta, fue el encargado de meterle el gusanillo. El Rey, miembro de la dinastía alauita y descendiente directo de Mahoma, volvió del otro lado del Atlántico con el golf metido en la maleta y el turismo entre ceja y ceja.

Cuando Hassan II descubrió el golf apenas había cuatro o cinco campos en todo Marruecos. Hoy son más de cuarenta recorridos, algunos de una calidad extraordinaria como el Royal Golf du Palais, en Agadir, o el Royal Golf Dar Es Salam, en Rabat, ambos obra de Robert Trent Jones Sr., sin duda uno de los diseñadores más afamados del último siglo. Precisamente, en el Golf Dar Es Salam se celebra esta semana al mismo tiempo un torneo del European Tour y otro del Ladies European Tour, cada uno en un campo distinto, pero en el mismo complejo, separados apenas por un golpe de wedge. Es algo inédito en la historia del golf. El sueño de Hassan II hecho realidad.

Marruecos es hoy el principal destino de golf del turismo francés y el objetivo del reinado de Mohammed VI es seguir creciendo. Sólo en Marrakech hay doce campos, una cantidad que en todo el Mediterráneo sólo es superada por la Costa del Sol y Belek, la turística ciudad de la península de Antalya, en Turquía. Precisamente, la organización del Trofeo Hassan II, torneo del European Tour que se celebra en Marruecos desde 2010 y con un millón y medio de euros de presupuesto, es una buena demostración de cuáles son las intenciones del país.

El golf crece en Marruecos y, aunque sigue siendo caro para unos ciudadanos con un salario mínimo algo por encima de los doscientos euros, no es prohibitivo. Los funcionarios marroquíes, por ejemplo, puede jugar en Dar Es Salam, el mejor campo del país, por unos 60 euros, una cantidad bastante más asequible si comparamos salarios mínimos del país y el precio del greenfee con, por ejemplo, jugar en Valderrama en España.

Otra muestra del auge del golf en Marruecos lo pone de manifiesto la cifra de 1.700 socios que tiene Royal Golf Dar Es Salam, considerado por muchos de los profesionales que están jugando esta semana el Trofeo Hasssan II como uno de los mejores campos del año en el European Tour. Es cierto que una buena parte de esos miembros son internacionales, ya que la creación de Robert Trent Jones Sr. se encuentra en plena avenida de las embajadas en Rabat.

Sea como fuere, la idea del Rey Hassan II de convertir a Marruecos en un destino principal del turismo de golf progresa adecuadamente. En 2017, sin ir más lejos, está prevista la apertura de un hotel de cinco estrellas de la cadena Ritz Carlton en el propio Golf Dar Es Salam.

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Al mismo tiempo que sobrevivía a dos intentos de asesinato, Hassan II, rey de Marruecos entre 1961 y 1999, ponía en marcha un ambicioso plan para convertir a su país en uno de los destinos de golf de referencia del Mediterráneo. Atraer turistas a un país árabe para jugar al golf parecía una locura, el sueño de una tórrida noche de verano, un empeño imposible. Sin embargo, con el tiempo se fue haciendo realidad, hasta el punto de que su modelo es imitado hoy en día por Dubái, Qatar o Abu Dabi.

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