El Tigre sacó cada una de sus diez garras, pero cayó

Troy Merrit (-14) es colíder del Quicken Loans National después de firmar once birdies y un bogey para una tarjeta de 61 golpes. Y todavía anduvo cerca de cerrar en el 18 con otro birdie más pateando desde 16 metros. En realidad, lo que más y mejor hizo fue pegar tirazos a un radio entre los dos y los tres metros de las banderas. La exhibición puede valerle una cómoda clasificación para los playoffs de la FedEx, cuando resulta que había llegado esta semana a Virginia situado en una delicada 123ª posición, jugando con fuego. En lo alto, junto a él, está Kevin Chapell (-14, vuelta de 67) y a un golpe ha quedado situado Rickie Fowler (-13, vuelta de 68).

Estos son tres de los hombres que saldrán en los últimos partidos del domingo y se suponía que Tiger Woods (-5) podía meterse en esa quiniela. Al menos, eso es lo que parecía haber demostrado en las dos primeras jornadas. Pero de nuevo habrá que seguir esperando su semana redonda, pues el californiano firmaba una tarjeta de 74 golpes que, salvo hecatombe, le impedirá luchar este domingo por el triunfo.

Esta es la mala noticia para el exnúmero 1 del mundo: todavía sufre demasiados altibajos. Excesivos en el número y en la talla, si se quiere, porque sin ir más lejos no cogió la primera calle hasta el hoyo 8. Pero también hay buenas noticias, para él y para sus millones de admiradores: puede que Woods aún tenga que afinar, que aún deba asimilar hasta el extremo de la naturalidad todos los cambios que pretende en su swing, pero ha recuperado el nervio. Su garra. Dicho mal y pronto: en esta misma ronda hace unas semanas se habría ido indiscutiblemente por encima de los 80 golpes, tal y como le ha sucedido repetidas veces en 2015.

Los primeros nueve hoyos, en los que no dejó de meterse en problemas, muy errático desde el tee, los saldó con un parcial alucinante de uno arriba, sacando adelante excelentes recuperaciones, a la vieja usanza. Nunca se rindió y hasta recuperaba el mejor pulso en el juego largo, rozando el hoyo en uno en el 16. Incluso en el último suspiro, después de volver a meterse en líos en la salida del 18, salvó un bogey imposible que olía incluso a triple bogey.

Tampoco le falta espíritu y garra a Gonzalo Fernández Castaño (-7), que todavía va a tener algunas opciones de alcanzar el top-ten del torneo, aunque para ello necesitará seguro una muy buena ronda final. La del sábado no ha sido mala (69 golpes), ni mucho menos, pero un doble bogey en el 12 (se fue al agua con el segundo tiro) cuando venía con la vuelta controlada y al alza suponía un frenazo de lo más inoportuno y ponía muy complicado ese objetivo de llegar a -10 en el día. El madrileño tiene clavos suficientes a los que agarrarse, ardiendo o no, porque su juego así lo demuestra. Cada vez tiene menos margen, pero todavía se puede afirmar que el objetivo de salvar los derechos de juego en el circuito americano no es una quimera. Quizá todo debería comenzar con un gran domingo en el Robert Trent Jones Golf Club, donde saldrá a jugar a partir de las 18,15 (horario peninsular español).

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