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Zach Johnson conquista St. Andrews tras una batalla final épica
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el estadounidense ganó su segundo 'major'

Zach Johnson conquista St. Andrews tras una batalla final épica

Zach Johnson consiguió su segundo grande ocho años después del primero tras remontar en la última jornada e imponerse en el desempate de cuatro hoyos en la catedral del golf

Foto: Un 'putt' de 7 metros en el 18 fue fundamental para el triunfo de Johnson (Efe)
Un 'putt' de 7 metros en el 18 fue fundamental para el triunfo de Johnson (Efe)

Zach Johnson no está llamado a ser número uno del mundo (es más, ni siquiera después de su flamante victoria en el Open Championship va a entrar en el top ten). Tampoco lo veremos luchando nunca por ningún tipo de Grand (o pequeño) Slam. Por supuesto, descarten que este hombre firme un contrato multimillonario del perfil Woods, McIlroy o Spieth, aunque tampoco se irá a la cama sin cenar. Eso sí, a sus 39 años puede presumir de haber ganado a los mejores del mundo en las dos catedrales del golf mundial a ambos lados del Atlántico.

En esta última jornada en el Old course vino desde el grupo de los -9. Donde estaba Sergio García, que también demostró por momentos el empuje necesario para llegar hasta la cabeza de la clasificación. Pero el de Iowa contaba con el arma definitiva cuando se trata de definir un torneo con tan poco margen de maniobra y tantos candidatos al asalto: su putt.

Zach y Damon Green, su caddie, ya lo habían hablado de camino al green del hoyo 18. El registro de -15 era muy valioso, pero para llegar a él había que embocar un putt de unos siete metros. La celebración no será tan icónica como la de Seve en el último y primer British que acabó un lunes, también en este campo hace 27 años. "¡La metí, la metí!". Pero también puso los vellos de punta. En efecto, ese putt acabó marcado el listón al que todos debían llegar y nadie pudo superar.

Es curioso. Seve también lo metió sin tener la absoluta seguridad de que fuera un putt definitivo, aunque en realidad Johnson lo sabía, y además, con esa jugada maestra también le puso límites a la historia, pues impidió que Tom Watson sumara su sexto British para igualar a Harry Vardon. En este caso, y a toro pasado, desmontó de la carrera por el Grand Slam a un bravo Jordan Spieth.

Aquello en realidad fue un calentamiento. Después de una larga y tensa espera, Johnson salió a jugar el desempate del Open con el putter todavía caliente y en compañía de Marc Leishman y Louis Oosthuizen. Empezó el playoff como acabó el torneo, embocando desde media y larga distancia putts con tiros maravillosos al centro del hoyo. Lo hizo en el 1 y en el 2 y tomó ventaja. En el hoyo 17 aún tuvo que meter un delicadísimo putt de bogey para mantener el mando por uno a falta del hoyo 18, donde resolvería el torneo con par. Enfrente, Oosthuizen, otro prodigio de sangre fría, perdió el tino en los greenes. Se le escapó una opción en el segundo hoyo del desempate más cercana a la de Zach Johnson y volvió a fallar sendas oportunidades de par y birdie en el 17 y 18.

Vienen al pelo unas declaraciones de Steve Williams, ex caddie de Tiger y en la actualidad en la bolsa de Adam Scott a tiempo parcial, publicadas en el último número de Golf Digest. Decía Williams que de todos los jugadores que había conocido Zach Johnson era el que menos se dejaba intimidar de todos y el que más partido sacaba a su juego, plenamente consciente de sus virtudes y limitaciones y sin preocuparse lo más mínimo de sus rivales o compañeros de partido. Digamos que el aura del mejor Tiger nunca deslumbró al jugador de Iowa.

El golf vuelve a burlar casi cualquier análisis a priori. En la última jornada del British Open, lunes excepcional de major, llegaban a los últimos nueve hoyos del torneo hasta siete jugadores con opciones claras de victoria. Teníamos al número 2 del mundo (Spieth), al 9 (Day), al 10 (García), al 11 (Scott), al 17 (Oosthuizen), al 25 (Zach Johnson) y al 61 (Leishman). Por supuesto, los tres que alcanzaron el playoff de desempate fueron los tres peores situados en el ránking mundial: Oosthuizen, Johnson y Leishman. Ni hecho a conciencia.

Unos se cayeron antes que otros. Sergio García, por ejemplo, que había remado con deterrminación durante los diez primeros hoyos (parcial de cinco menos en este tramo), se quedó demasiado retrasado con los bogeys de los hoyos 12 y 13. Scott se despeño a partir del 14, finalizando con tres bogeys y un doble bogey en los últimos cinco hoyos. Y Day y Spieth aguantaron el tirón hasta el mismo 18, donde habrían podido meterse en el desempate con un birdie que no llegó.

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Zach Johnson no está llamado a ser número uno del mundo (es más, ni siquiera después de su flamante victoria en el Open Championship va a entrar en el top ten). Tampoco lo veremos luchando nunca por ningún tipo de Grand (o pequeño) Slam. Por supuesto, descarten que este hombre firme un contrato multimillonario del perfil Woods, McIlroy o Spieth, aunque tampoco se irá a la cama sin cenar. Eso sí, a sus 39 años puede presumir de haber ganado a los mejores del mundo en las dos catedrales del golf mundial a ambos lados del Atlántico.

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