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Nieto del 'rey del estaño', amigo de Bush y el hombre que trajo la Ryder a España
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JAIME ORTIZ-PATIÑO FUE EL IMPULSOR DEL CAMPO DE VALDERRAMA, UNO DE LOS MEJORES DEL MUNDO

Nieto del 'rey del estaño', amigo de Bush y el hombre que trajo la Ryder a España

Su fuerte carácter y su determinación le llevaron a conseguir cuanto se proponía en la vida, pero siempre movido por la pasión que ponía en cada

Foto: Nieto del 'rey del estaño', amigo de Bush y el hombre que trajo la Ryder a España
Nieto del 'rey del estaño', amigo de Bush y el hombre que trajo la Ryder a España

Su fuerte carácter y su determinación le llevaron a conseguir cuanto se proponía en la vida, pero siempre movido por la pasión que ponía en cada empresa en la que se embarcaba. “Se levantaba a las 4.30 horas de la madrugada, de noche, y se iba al campo de golf a trabajar con su equipo de mantenimiento. Incluso cogía la máquina y se ponía a cortar ‘greens’. Tenía un carácter marcado y muy especial, eso no lo hace cualquiera”, recuerda José María Olazábal, capitán del equipo europeo de la Ryder Cup en 2012.

Nieto del rey del estaño y amigo de George Bush Sr. y del Rey, que le otorgó la máxima distinción que puede recibir un extranjero en España (la Orden Civil al Mérito), Jaime Ortiz-Patiño (París, 20 de junio de 1930) fue uno de los grandes impulsores del golf en España y el hombre que consiguió traer la Ryder Cup a España en 1997, sacándola de sus tradicionales escenarios: los mejores clubes de Estados Unidos y del Reino Unido. Afincado desde hace más de tres décadas en la Costa del Sol, falleció el pasado jueves a los 82 años en el Hospital Santa Elena de Torremolinos.

Ortiz-Patiño provenía de una familia millonaria en la que Simón Patiño, su abuelo, había hecho fortuna en Bolivia gracias a la minería, llegando a ser el quinto hombre más rico del mundo. Conocido como el rey del estaño, era descendiente de españoles y terminó siendo embajador de su país en París (Francia), donde nació su nieto.

Heredero del imperio económico creado por su abuelo, Jaime Ortiz-Patiño estudió Ingeniería Civil en Ginebra para después comenzar a  trabajar en las empresas familiares hasta que en 1976 fue nombrado presidente del ‘holding’ Patiño N. B., que agrupaba numerosos negocios: minas de estaño y tungsteno en Bolivia, Canadá y Malasia, fundiciones en el Reino Unido, cadenas de hoteles, navieras, periódicos y líneas férreas. Seis años después, fue capaz de convencer al consejo de administración para vender las empresas de la familia. “El dineral que obtuvimos fue tan enorme que a nadie le dio pena deshacerse del imperio familiar”, recordaba el fallecido empresario.

A los 52 años y con la cuenta bancaria repleta, decidió que había llegado el momento de jubilarse para dedicarse de lleno a lo que desde hacía años le rondaba en la cabeza. En 1967 compró el 50% del entonces campo de Las Aves de Sotogrande (San Roque) y, tres años después de deshacerse del emporio familiar, adquirió el otro 50% tras pagar 2.000 millones de pesetas al sultán de Brunei. Su sueño ya estaba en marcha.

Contrató a Robert Trent Jones, el diseñador de campos de golf más prestigioso del momento, para que construyera los mejores 18 hoyos del mundo. Así nació Valderrama, donde en 1988 comenzó a celebrarse el Volvo Tour, el torneo que cerraba el circuito de la PGA. Un banco de pruebas para comenzar a gestar la llegada de la Ryder Cup, en 1997.

Presidente de la Federación Mundial de Bridge (WBF) durante una década, en los últimos años vivió a caballo entre Ginebra y Sotogrande, donde atesoraba una colección de objetos relacionados con el mundo del golf (cuadros, palos, bolas…) con la que obtuvo 2,5 millones de euros tras ser subastada en Christie’s, el pasado mes de mayo.

Su fuerte carácter y su determinación le llevaron a conseguir cuanto se proponía en la vida, pero siempre movido por la pasión que ponía en cada empresa en la que se embarcaba. “Se levantaba a las 4.30 horas de la madrugada, de noche, y se iba al campo de golf a trabajar con su equipo de mantenimiento. Incluso cogía la máquina y se ponía a cortar ‘greens’. Tenía un carácter marcado y muy especial, eso no lo hace cualquiera”, recuerda José María Olazábal, capitán del equipo europeo de la Ryder Cup en 2012.

George W. Bush