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España se divierte en Albania al ritmo que marca la pizarra de Lopetegui
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ganó y convenció con goles de costa y nolito

España se divierte en Albania al ritmo que marca la pizarra de Lopetegui

El técnico apostó por una defensa de tres jugadores que acabó pasando a ser prácticamente de dos y pobló el centro del campo de una calidad que se reflejó en el campo y en el marcador

Foto: Dos celebraciones de un mismo gol. (JuanJo Martín/EFE)
Dos celebraciones de un mismo gol. (JuanJo Martín/EFE)

En estos dos partidos que ha jugado la Selección en octubre ha habido algo que nos ha traído a la mente recuerdos aún frescos de la época gloriosa de este equipo. Es insensato y contraproducente tratar de comparar lo que ha hecho la España de Lopetegui y lo que hicieron las de Aragonés y Del Bosque. No sirve para nada, salvo para recordar cómo fue y aprender a evolucionar. Pero es imposible no sentir un cosquilleo, ver como poco a poco nos levantamos del asiento conforme va pasando la pelota rápida y casi incomprensiblemente entre las piernas de Iniesta, Silva, Koke y Thiago, y sentir que vemos a la España que fue campeona. Esta España, la de ahora, la que jugó en Shkodra y en Turín, sacó cuatro puntos de las dos salidas más complicadas de la fase de clasificación al Mundial de Rusia. Y jugando brillantemente.

Foto: Sergio Ramos cometió un penalti ante Italia que provocó una avalancha de críticas hacia el central sevillano (EFE)

El detalle que bifurca los caminos de este equipo y el de Del Bosque es la variación sobre lo conocido, la apuesta por lo extraño y nunca visto. Probemos, no tiene por qué salir mal, parece que les dijo Lopetegui a sus jugadores cuando les comunicó la alineación en Albania. Hacía décadas que España no salía de inicio con una defensa formada únicamente por tres zagueros puros y con seis centrocampistas. El seleccionador plantó a Ramos, Piqué y Monreal atrás y alzó el volumen de juego del mediocampo hasta límites insospechados con la acumulación de talento puro por el centro. Diego Costa quedaba como única referencia arriba, mientras por detrás de él pululaban deslizándose por el césped los Iniesta, Silva, Thiago...

Esta formación hacía temer dos situaciones potenciales: la primera, que España saliera al campo con una evidente falta de respeto a Albania, es decir, que la tomara por una selección más floja de lo que indican sus capacidades y, por tanto, pudiera sufrir atrás; la segunda, que la suma de elementos en la medular iba a provocar un tapón por el centro que no tenía solución al carecer de jugadores de banda aparentemente. Ni una cosa ni la otra acontecieron en el norte de Albania. Nada más lejos de la realidad. España disfrutó de una posesión abrumadora que limitó a la mínima expresión el ataque albanés y, por otro lado, a través de la posición de los jugadores en el campo, siempre en apoyo al portador del balón, este circulaba con ligereza y se abrían espacios por dentro, además de que Vitolo y Silva, caídos a las bandas, abrían los carriles laterales.

Presión organizada y asfixiante

No eran, pese a la costumbre de la España reciente, posesiones inertes, infértiles. La producción creativa española generaba de manera natural y espontánea jugadas de peligro que, si bien no siempre eran finalizadas con acierto, sí transmitían constantemente la sensación de peligro al conjunto local, que apenas se atrevía a desplegar su contragolpe, algo que tampoco les era posible también por la incansable presión tras pérdida de la Selección. La presión se ha trabajado intensamente en estos días previos, de lo contrario es inexplicable la mejora en este apartado. Como un acordeón, los futbolistas vestidos de blanco (España estrenó una segunda indumentaria sin los detalles triangulares en tonos del rojo al amarillo en el pecho, cosas de la FIFA) se posicionaban estratégicamente en torno a cada uno de los contrarios para que la pelota, si salía, lo hiciese en largo o mordida, lo cual supusiera una rápida recuperación en cada caso.

Y cuanto más arriba se produjese, mayores eran las probabilidades de ocasión de gol. Diego Costa marcó porque España presionó incesantemente hasta que se acabó el partido. Es clave hacerlo siempre para aprovechar los posibles errores forzados del contrario. Falló Berisha en un despeje, la robó España y con la defensa albanesa descompuesta, Vitolo habilitó a Silva que, por supuesto, la pasó y el delantero marcó su tercer gol con Lopetegui como entrenador.

Foto: Sergio Ramos protesta una decisión arbitral durante el Italia-España disputado en Turín. (JuanJo Martín/EFE)

Lopetegui y Sanz han conseguido algo que parecía imposible, que era que Diego Costa comprendiera los fundamentos del juego posicional español. Pese a que aún tiene detalles que tendrá que ir puliendo con el tiempo, el 'blue' ya sabe que una de sus acciones más habituales en este equipo va a ser la caída a las bandas, esto es, apartarse de su zona de influencia para arrastrar centrales y permitir pasillos interiores para los jugadores de segunda línea, lo cual hará que intervenga menos en el juego, pero que cuando lo haga sea para rematar, como así pasó.

Di Biasi colocó a sus hombres, como era de esperar, en dos líneas muy juntas de cuatro y cinco hombres, dejando a Bekim Balaj como única e inasistida referencia arriba. El italiano ha trabajado mucho tácticamente a sus chicos albaneses, pero ante tal avalancha de juego de España, la organización albanesa carecía de sentido. Lopetegui quiere que sus jugadores mantengan la posición sobre el campo contrario, impidiendo al rival salir de su área en la medida de lo posible, pero sí permite que sus jugadores se muevan por todo el frente de ataque. Silva, que partía desde la izquierda, aparecía desde cualquier parte, igual que Iniesta, como Koke y Thiago, los interiores, que se descolgaban hacia la frontal. El rojiblanco tuvo la primera gran ocasión después de una larga y hermosa jugada colectiva. Apareció oportunamente Berisha.

Ramos y Koke, de laterales

Las variaciones tácticas y, por tanto, la influencia del nuevo cuerpo técnico de la Selección no se limitaron hasta lo expuesto, sino que fueron mucho más allá. Lopetegui cambió levemente el dibujo en el segundo tiempo, pasando a algo más reconocible como una defensa de cuatro, con Piqué y Busquets como centrales muy altos y Ramos y Monreal como laterales. Con Ramos ahí hizo un verdadero 'win-win': lo sacó de la zona en la que puede ser peligroso defensivamente por sus últimos errores y le permitió lanzarse más al ataque, con lo que el capitán disfruta. Abrió más el campo así España, pero lo hizo más aún con la entrada de Nolito por Vitolo. Por ahí llegó el gol del gaditano, una fantástica jugada individual que le reivindica ante el canario.

Foto: Vitolo marcó el gol de España en su enfrentamiento con Italia (Reuters)

De Gea se aburrió enormemente en su portería, porque no había manera de que Albania saliese de su campo. Se marchó Lenja, un cuchillo en la izquierda, y Hysaj apenas pudo progresar, por lo que la salida de atrás estaba muy limitada. Con un rival entregado a su enemigo, Lopetegui aprovechó el ratito que quedaba para dar unos minutos a Isco. Le tocó jugar lo más feo, cuando el césped ya estaba demasiado blando, la lluvia no cesaba y el volumen de juego ya no era tan alto. Y también volvió a jugar Íñigo Martínez, lo hizo por un problema en la rodilla de Ramos, que se fue andando por su propio pie. Cuando el camero se marchó, Julen probó a Koke en el lateral. Pruebas y más pruebas. Cambios, evolución. La Selección es pura dialéctica.

Ficha técnica

0 - Albania: Berisha; Hysaj, Djimsiti, Mavraj, Agolli; Xhaka (Hyka, m.75), Lila, Memushaj (Basha, m.68), Roshi, Lenjani (Aliji, m.46) y Balaj.

2 - España: De Gea; Sergio Ramos (Íñigo Martínez, m.80), Piqué, Monreal; Busquets, Koke, Thiago, Iniesta (Isco, m.78); Vitolo (Nolito, m.59), Silva y Diego Costa.

Goles: 0-1, m.55: Diego Costa. 0-2, m.62: Nolito.

Árbitro: Bas Nijhuis (Holanda). Amonestó a Agolli (45), Mavraj (70) por Albania; y a Thiago (25) por España.

Incidencias: encuentro correspondiente a la tercera jornada del Grupo G de clasificación al Mundial 2018, disputado en el Loro Borici Stadium, ante la presencia de 15.300 espectadores.

En estos dos partidos que ha jugado la Selección en octubre ha habido algo que nos ha traído a la mente recuerdos aún frescos de la época gloriosa de este equipo. Es insensato y contraproducente tratar de comparar lo que ha hecho la España de Lopetegui y lo que hicieron las de Aragonés y Del Bosque. No sirve para nada, salvo para recordar cómo fue y aprender a evolucionar. Pero es imposible no sentir un cosquilleo, ver como poco a poco nos levantamos del asiento conforme va pasando la pelota rápida y casi incomprensiblemente entre las piernas de Iniesta, Silva, Koke y Thiago, y sentir que vemos a la España que fue campeona. Esta España, la de ahora, la que jugó en Shkodra y en Turín, sacó cuatro puntos de las dos salidas más complicadas de la fase de clasificación al Mundial de Rusia. Y jugando brillantemente.

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