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La 'bomba Vitolo' fulminó a Del Nido Junior y abre una ola de querellas en el Sevilla
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el club vive momentos convulsos

La 'bomba Vitolo' fulminó a Del Nido Junior y abre una ola de querellas en el Sevilla

La planta noble sevillista es un almacén donde se acumulan rencillas y venganzas con el objetivo de alcanzar el poder absoluto en el solvente club

Foto: Vitolo celebra un gol marcado con el Sevilla. (Reuters)
Vitolo celebra un gol marcado con el Sevilla. (Reuters)

Hace días, la operación que llevó a Vitolo a Las Palmas, vía Atlético de Madrid, previo pago de la cláusula de rescisión (37,5 millones), que lo desligaba del Sevilla de manera unilateral, resultó una bomba que agitó el árbol del verano, cuyas consecuencias siguen acarreando daños colaterales y amenaza un final todavía no escrito. La 'bomba Vitolo' se ha llevado por delante a José María del Nido Junior, el vicepresidente primero, y ha puesto al descubierto una realidad palpable: el Sevilla, pese a su radiante presente económico y deportivo, no es el club idílico que quieren presentar.

Resulta curioso y tan paradójico como el propio fútbol, pero el Sevilla Fútbol Club, que preside José Castro, presentará en la próxima Junta de Accionistas (que previsiblemente se celebrará en diciembre) el mayor superávit de su historia y la abrumadora realidad de uno de los clubes más saneados de LaLiga, que paralelamente cosecha los mejores resultados deportivos y le colocan en el 'top ten' de Europa.

Pero esta brutal realidad sevillista no opaca un desgarrador escenario por alcanzar el poder de la sociedad deportiva nervionense. La tocata y fuga de Vitolo fue, casi sin quererlo, la espoleta que activó una cadena de explosiones y desgarró alianzas muy sensibles. Castro, más llevado por el corazón que por el pragmatismo, destapó un acuerdo verbal Sevilla-Vitolo antes de tiempo, desoyendo consejos de sus aliados en la junta, lo que enfadó al abogado Del Nido Carrasco, Junior, que se encaminó hasta la notaría de José María Manzano, ex directivo, para redactar un escrito de “dimisión irrevocable”.

La sorpresa del padre

Dicha “dimisión irrevocable” sorprendió a todos, incluyendo a su padre, José María del Nido Benavente, que a duras penas pudo convencer a su primogénito para que rehiciese ese “mal paso” y siguiese como punta de lanza de su grupo (que asegura controlar un 26 por ciento de las acciones del club). A la semana siguiente, Del Nido Junior se presentó en la reunión del Consejo pidiendo la revocación de su dimisión y su vuelta al grupo, decisión que no fue aceptada e hizo que, por momentos, el Consejo fuera una caja de grillos, con gritos y acusaciones de gruesa magnitud. Se aplazó para el día siguiente.

En las previas del esperpento, Del Nido Junior se presentó con documentación que ponía en serios aprietos a José Castro, papeles que hablaban de comisiones por las obras de remodelación del estadio (luminotecnia, videomarcadores…) y cuentas del fondo del club pendientes de justificar. Un golpe bajo que Castro encajó y demostró talante de buen fajador, porque lejos de replegarse pasó al contrataque: desestimó la petición de Del Nido y anunció que sería sustituido por Carolina Alés, hija de Roberto Alés, ex presidente y aliado incondicional de Castro. Éste contará también con su cuñado, el empresario Francisco Guijarro, que volverá al club como vicepresidente. Con estos pasos, José Castro se blinda todavía más y deja en frágil minoría al grupo de Del Nido, que solo cuenta con los abogados Ramón Somalo y Enrique de la Cerda Cisneros (nieto del José Ramón Cisneros, histórico presidente del Sevilla). Estos anunciaron en la última reunión del consejo que pedirán informes jurídicos sobre las posibles o presuntas irregularidades cometidas por el presidente sevillista.

Dicen sus conocidos que José María Del Nido Benavente perdona, pero no olvida, y no olvida que las acciones del grupo 'Sevillistas de Nervión', que lidera José Castro, perjudicaron notablemente su ya de por sí penosa situación judicial. No olvida Del Nido que hace poco más de un año tuvo que comparecer, junto con su hijo, en el Juzgado nº 15 de Sevilla como investigado por un supuesto delito de insolvencia punible por intentar ocultar patrimonio en la venta de las acciones del Sevilla FC. Esa venta entre padre e hijo fue puesta en alerta ante la Fiscalía, que obró en consecuencia. Castro compareció en calidad de testigo. El testimonio del actual presidente del Sevilla no favoreció a los Del Nido.

El patriarca culpa a Castro

José María Del Nido Benavente, condenado a siete años de prisión, entró en la cárcel en marzo de 2014 y no ha podido disfrutar del tercer grado hasta final de la pasada primavera. El ex presidente está convencido de que ese movimiento de Pepe Castro endureció al juez de Vigilancia Penitenciaria, que demoró su salida de prisión por diez meses. Según los observadores, esto ha hecho que Del Nido padre vaya a por todas contra Castro.

Por otra parte, la dimisión con “carácter irrevocable” de Del Nido Carrasco abrió una espita que demostró que entre éste y su progenitor también existen diferencias. Junior, como así le llaman tanto sus amigos como en el club, posee un carácter más conciliador que su padre y, según comentan sus allegados, la presión del ex presidente en ocasiones le resulta asfixiante. En estos momentos, las aguas corren turbulentas en la relación de los Del Nido, aunque no tardarán en mostrarse como un solo cuerpo para seguir planteando batalla en esta guerra sin prisioneros por el reinado sevillista.

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El 'caso Vitolo' todavía sigue escribiendo páginas. Mientras que el siempre lenguaraz Miguel Ángel Ramírez, presidente de Las Palmas, amenaza con denunciar al Sevilla si no paga su parte del pastel (12,5) de la plusvalía que genera la salida de Vitolo, en el club de Nervión anuncian de forma oficial que han puesto el asunto en manos de dos bufetes de abogados, ambos especialistas en litigios deportivos, que prepararán cuantiosas demandas judiciales a todos los actores que sacaron a Vitolo del Sevilla. Demandas al jugador, a su padre, a sus representantes, al Atlético de Madrid y a Las Palmas. Que nadie se mueva.

Hace días, la operación que llevó a Vitolo a Las Palmas, vía Atlético de Madrid, previo pago de la cláusula de rescisión (37,5 millones), que lo desligaba del Sevilla de manera unilateral, resultó una bomba que agitó el árbol del verano, cuyas consecuencias siguen acarreando daños colaterales y amenaza un final todavía no escrito. La 'bomba Vitolo' se ha llevado por delante a José María del Nido Junior, el vicepresidente primero, y ha puesto al descubierto una realidad palpable: el Sevilla, pese a su radiante presente económico y deportivo, no es el club idílico que quieren presentar.

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