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Jesús Navas, un doloroso daño colateral de la fuga de Vitolo que lo aleja del Sevilla
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se complica su regreso a casa

Jesús Navas, un doloroso daño colateral de la fuga de Vitolo que lo aleja del Sevilla

El jugador andaluz se entrena en solitario mientras espera que cuanto antes se rompa el muro que le impide regresar 'a su casa', su gran objetivo desde hace tiempo

Foto: Jesús Navas, durante un partido con el Manchester City. (Reuters)
Jesús Navas, durante un partido con el Manchester City. (Reuters)

Jesús Navas (31), la semana pasada, desde la azotea del Nervión Plaza, a escasos 35 metros del Sánchez Pizjuán, le mostraba orgulloso la enorme lona que cubre las obras de embellecimiento de la fachada principal, con rostros míticos de la historia del Sevilla. El niño señalaba la figura de su papá. Esa imagen de Navas con su hijo delante del campo del Sevilla ha sido viral en las últimas horas. Gesto que vale más que un millón de palabras. Pero el jugador, sin pretenderlo, está metido en un túnel. Es un daño colateral de la truculenta salida de Vitolo del Sevilla.

El fútbol, en muchas ocasiones, ofrece situaciones no deseables y Jesús Navas, que ha pasado tres cuartas partes de su vida deportiva en el Sevilla, vio cómo hace una semana sus deseos de regresar al “club de sus amores” saltaron en mil pedazos. Y es que Bahía, la empresa de representación de futbolistas, lleva los asuntos de Vitolo y de Navas. Y ese lunes (lunes negro para el sevillismo), estaba escrito con un guion muy diferente para Jesús, pues había prevista para ese mediodía una cita entre Margarita Garay, factótum de Bahía, y José María del Nido Carrasco, Junior, vicepresidente del Sevilla (dimitido tras el tsunami Vitolo), para acercar posturas que llevarían de nuevo a Navas al club nervionense. Pero llegó la tormenta, la reunión no se produjo, las puertas del Sevilla se cerraron con violencia y el palaciego se quedó fuera con ojos de estupor.

En el Sevilla, el enfado con Vitolo y, por ende, Margarita Garay, alcanza límites monumentales. La semana pasada, nadie del club del Ramón Sánchez Pizjuán quería saber absolutamente nada de Bahía. El director deportivo del club, Óscar Arias, marchó con el equipo a Japón y dejó este asunto en manos del club. Sin Junior, dimitido, el enfado sevillista con Bahía va tomando niveles más pragmáticos. El Sevilla no va a llamar a la puerta de Bahía y por ello tendrá que ser la agencia de representación la que dé el paso. El jugador ha ofrecido un simbólico ramo de olivo de paz con el gesto de fotografiarse con Jesusito en su quinto aniversario. En el club han tomado nota del gesto y esperan la llamada de Navas y sus agentes para reconducir la situación.

Cuadrilla 'citizen'

En el plano deportivo, el Sevilla sigue su hoja de ruta con refuerzos. Lleva cinco: Banega, Muriel, Pizarro, Corchia y Nolito. Este último, también procedente del Manchester City, ya se incorporó a la concentración de Japón. Nolito y Navas compartieron vestuario el pasado curso, y al jugador de Sanlúcar de Barrameda, que ha mantenido frecuentes conversaciones telefónicas con el de Los Palacios, le encantaría repetir experiencia con su amigo: “Ojalá se arregle lo de Jesús y podamos volver a jugar juntos”, ha dicho.

Puede resultar una curiosa coincidencia: Jesús Navas, Nolito y Jovetic (éste último también pendiente de las negociaciones), tres ex 'citizens' en el vestuario sevillista y bajo las órdenes de Berizzo.

El hermano

Jesús Navas, un tipo tranquilo fuera de la cancha, se entrena todos los días (en mañanas y en el atardecer) en compañía de algunos amigos y de un preparador físico personal. Vive pendiente del teléfono, de esa mañana que no termina de llegar. En el entorno del futbolista (Marco, hermano de Jesús, ex futbolista del Sevilla, colabora profesionalmente con Bahía) se dice que los deseos de regresar se encuentran por encima de las exigencias económicas, aunque el club también debería dar ese paso de interés hacia “uno de la casa”, alguien que tanto brillo dio al escudo y salió campeón del mundo en Sudáfrica con pedigrí sevillista.

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Jesús no pierde la sonrisa y, de momento, tampoco la calma. Dicen que está con más ganas que nunca de regresar a Nervión, de llevar a su niño Jesús a los partidos del Sevilla, loco por ver a su padre, y en casa.

Jesús Navas (31), la semana pasada, desde la azotea del Nervión Plaza, a escasos 35 metros del Sánchez Pizjuán, le mostraba orgulloso la enorme lona que cubre las obras de embellecimiento de la fachada principal, con rostros míticos de la historia del Sevilla. El niño señalaba la figura de su papá. Esa imagen de Navas con su hijo delante del campo del Sevilla ha sido viral en las últimas horas. Gesto que vale más que un millón de palabras. Pero el jugador, sin pretenderlo, está metido en un túnel. Es un daño colateral de la truculenta salida de Vitolo del Sevilla.

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