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A un paso del alirón, una vieja rutina que el Real Madrid moderno había olvidado
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solo seis ligas en los últimos 20 años

A un paso del alirón, una vieja rutina que el Real Madrid moderno había olvidado

Hay 32 Ligas en las vitrinas del museo del Bernabéu, pero son las estanterías que menos está rellenando el club de Concha Espina desde que centró sus miras en acumular Copas de Europa

Foto: Sergio Ramos está a punto de ganar su cuarta Liga como madridista. (EFE)
Sergio Ramos está a punto de ganar su cuarta Liga como madridista. (EFE)

Si no hay un cataclismo, el Real Madrid va a ganar la Liga y eso va a ser noticia. El club más laureado de la historia de España es un extraño en los fastos del alirón, una costumbre tan antigua como vieja es la competición en disputa, pues la leyenda cuenta que esos títulos pertenecían por casi obligación divina al que vestía de blanco. La edad, no obstante, ha conducido al madridismo a otros lares más gloriosos y menos reiterativos que los nacionales. Con Karembeu, el Madrid recordó quién era, se metió en una final de la Copa de Europa y a partir de entonces el más grande de todos los trofeos era el objeto que codiciaba el común aficionado merengón.

Balaídos para el Madrid dejó de ser territorio enemigo hace ya más de década y media. Las visitas hasta entonces a tierras gallegas eran tan infructuosas —tanto en Vigo como en A Coruña— que se pensaba que eran inexpugnables, que ni el Camp Nou presentaba tanta resistencia a los encantos capitalinos. De hecho, Guti y Raúl tardaron más, mucho más, en ganar en Riazor que en Can Barça. Ahora el Madrid gana allí con la misma regularidad que en cualquier otro lugar. Es como Múnich: vas, lo ves y ganas. Hacían falta solo cuatro puntos de los seis en juego para que las ligas ya fueran 33 y se decía por ahí que el Celta iba a tener la desfachatez de intentar ganar el partido. Como si fuera un equipo de fútbol que se dedica a eso. Inconcebible. Al final, la verdad es que el Celta intentó ganar, pero que da igual, que este Madrid quiere ser campeón otra vez. Por fin.

Hace ya tanto de lo de la Liga de los 100 puntos que ha quedado para el imaginario blanco como un inusitado accidente en medio de la gloria barcelonista. Que el Madrid ganara 32 partidos de los 38 se ha olvidado prontísimo, como que el artífice de aquello fuera José Mourinho. No se habla de aquello, como si en realidad no hubiera ocurrido nunca. Un hito a la altura de las cinco seguidas de la Quinta por la aplastante superioridad con la que se ganó ese campeonato. Ganada al Barça de Guardiola, al mejor equipo de la historia para muchos, fue la última vez que se cantó el alirón. No la última vez que se celebró algo gordo en el Bernabéu, que ha habido dos Champions de por medio, pero en estos cinco años, el Madrid, el mejor de la historia de España, no ha sido el mejor de España.

En 25 años, el Madrid ha ganado siete ligas. En ese mismo cuarto de siglo, el Barça ha ganado 12. Ese mismo Barça ha sido capaz de instaurar una autocracia en el torneo durante diferentes fases que ninguno de los recurrentes 'fin de ciclo' han conseguido eliminar de cuajo. El Madrid tuvo un momento de lucidez breve, pero intenso. Fue cuando presidía el club Ramón Calderón y se ganaron dos ligas consecutivas. Pero nadie entendió ese momento histórico como un traspaso de poder, sino como la usurpación temporal del trono durante el vacío de poder que supuso la transición de Ronaldinho a Messi. En cuanto el 'enano' recogió el cetro, el rey ocupó su lugar en la corte.

Hay algo muy particular en este equipo de Zidane. Está en posición de escribir una de las páginas más gloriosas de la historia del fútbol y no ha generado en ningún instante la sensación de estar marcando una era. En esos 25 años, nadie ha revalidado una Champions League y pocos son los clubes que han repetido final en dos ediciones consecutivas (la Juventus, el rival, jugó tres seguidas en 1996, 1997 y 1998 y solo ganó la primera). El Madrid ha hecho lo segundo y puede perfectamente ganar el título, y aquí todo el mundo espera el momento en que el Madrid caerá.

Porque se da por hecho que caerá. Tarde o temprano este equipo se descompondrá, pues es el Madrid y tiene que pasarle algo malo. O más bien se piensa que el Barça en algún momento despertará de este letargo que le puede y volverá al ciclo de nunca acabar.

Dicen muchos que Zidane no tiene mucho más que suerte, flor y demás símiles que tratan de escenificar que no tiene ni idea de lo que hace y que todo es casualidad. Que claro, tanta calidad, tanto dinero y tal... pues claro que gana. Tres finales de Champions, una Copa del Rey y casi una Liga en cuatro temporadas es sinónimo de saber con certeza qué se está haciendo. En todas las alegrías recientes del madridismo, Zidane estaba presente. Y Cristiano, Cristiano también estaba. Y si Cristiano va a estar en Cardiff y al máximo de sus prestaciones, es por el francés. Algo sabrá...

Si no hay un cataclismo, el Real Madrid va a ganar la Liga y eso va a ser noticia. El club más laureado de la historia de España es un extraño en los fastos del alirón, una costumbre tan antigua como vieja es la competición en disputa, pues la leyenda cuenta que esos títulos pertenecían por casi obligación divina al que vestía de blanco. La edad, no obstante, ha conducido al madridismo a otros lares más gloriosos y menos reiterativos que los nacionales. Con Karembeu, el Madrid recordó quién era, se metió en una final de la Copa de Europa y a partir de entonces el más grande de todos los trofeos era el objeto que codiciaba el común aficionado merengón.

Zinédine Zidane Florentino Pérez
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