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Siete problemas del Madrid que evidenció el Clásico y un motivo para mitigar las dudas
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Siete problemas del Madrid que evidenció el Clásico y un motivo para mitigar las dudas

El gol de Messi devolvió vida a LaLiga Santander y sembró de dudas toda la temporada blanca: el entrenador, los suplentes, la defensa, la BBC... aunque siguen teniendo la sartén por el mango

Foto: Cristiano Ronaldo se lamenta de una ocasión fallada. (EFE)
Cristiano Ronaldo se lamenta de una ocasión fallada. (EFE)

Cómo cambia la vida en un minuto. El Real Madrid, cuando empezó el descuento del clásico, tenía la sonrisilla dibujada en la cara. Era un empate que sabía a victoria, porque era con diez y remontando. Era un empate sí, pero uno que ponía la Liga Santander en franquía. Era, en definitiva, un empate que cualquier madridista firmaría con sangre si fuese menester. Entonces llegó Messi, el mejor jugador del mundo, pera voltear el marcador y, de paso, la concepción completa de una temporada que sonaba ya a un éxito inevitable. El consuelo es que no hay nada perdido, la realidad que ahora toca hacer un trabajo que podría haberse evitado. El Madrid es un equipo tiene bondades, pero también con defectos evidentes que si se imponen en este último sprint de la temporada terminarán convirtiendo un año plácido en un fracaso sin paliativos.

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La clasificación

Foto: Leo Messi, nada más anotar el tercer gol culé de la noche. (Reuters)

Lo primero y fundamental. Perder contra el Barcelona es darle alma a una competición que podía haber sentenciado y les deja sin balas en la recámara. El Madrid, que sigue dependiendo de sí mismo para ser campeón, tiene seis partidos más de Liga en los que solo la victoria conduce al éxito. Un empate hubiese dado aire, pues tendrían dos pinchazos de margen para seguir logrando el título. No se ha dado, el equipo de Zidane tiene que volver a ganar un campeonato que en momentos de la temporada (y del partido) había dado por amortizada.

El calendario

Relacionado con el punto primero. El Real Madrid tenía preparado un final con opciones de resbalar y dos puertos de alta montaña en forma de ida y vuelta de semifinales de la Champions League. Los partidos contra el Atlético serán ahora un poco diferentes, porque no se han cerrado los frentes que tenía abiertos Zidane y, por lo tanto, no podrá centrarse únicamente en esos dos encuentros, como probablemente hubiese pasado en caso de victoria o empate. Los rojiblancos, cómodos en la tercera posición, sí tendrán más margen para pensar en la eliminatoria que, obviamente, es capital. Y más si la Liga se escapa, pues Europa sería el único remedio a la catástrofe.

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GRA475. MADRID, 23 04 2017.- El técnico francés del Real Madrid, Zinedine Zidane, antes del inicio del encuentro correspondiente a la jornada 33 de primera división que han disputado esta noche frente al FC Barcelona en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE Kiko Huesca.

Zidane y el futuro

Zinedine Zidane dijo hace unas semanas que lo que pase a final de temporada ya se verá, una sentencia enigmática que cobra aún más fuerza después de la derrota. El técnico, aún bisoño, no ha estado del todo acertado en los partidos contra el Atlético y el Barcelona, claves para encontrarse en este momento con un futuro incierto. El francés tiene puntos a su favor, como el hecho de ser una leyenda blanca y ser respetado por el resultado. Cosas importantes, pero no trascendentales, pues en Concha Espina, y más con Florentino Pérez en el sillón presidencial, solo los resultados deciden el futuro de un técnico. Zidane se juega, consecuentemente, su futuro en lo que queda de temporada. En su mano está hacer que esta sea una de las mejores temporadas de la historia del Real Madrid o un fracaso que precipite los acontecimientos. Sus últimas decisiones futbolísticas no han sido siempre acertadas y eso, no cabe duda, es un lastre.

Los suplentes

Es la espada de doble filo con la que lleva jugando el Real Madrid toda la temporada. El club ha conseguido este año una plantilla magnífica, profunda y muy talentosa. Todos los futbolistas de la misma pueden entrar en el campo y cumplir con nota. Algunos piden a gritos la titularidad. Isco, Asensio, James, Morata, Lucas, Kovacic... el problema es que en el fútbol juegan once y un jugador de este nivel, por definición, piensa que todo lo que no sea jugar los minutos trascendentes es un desdoro, porque han nacido acostumbrados a ser el tipo que resuelve la papeleta.

El muro de silencio que rodea al Real Madrid ayuda a que el malestar de algunos jugadores no coja relevancia pública. Que no es necesariamente lo mismo a que no exista. De hecho, en esta temporada se han visto declaraciones ambiguas de James, Morata e Isco. Madridistas, sí, pero con recelos porque se ven como secundarios y ellos creen que podrían dar más.

Hay en la gestión de Zidane algo que puede ser positivo, pero que también genera incertidumbre en los jugadores. Tiene muy claro quienes son sus once titulares, pero con los suplentes va jugando como piezas de mecano. No hay una jerarquía clara, tampoco aparece la meritocracia, si Isco está bien puede jugar... o no. Y así con todos. Eso permite que se repartan más los minutos y que todos estén enchufados en caso de necesidad, pero también hay un componente psicológico difícil. Jugar bien, muy bien incluso, no supone una preferencia para el técnico.

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Football Soccer - Real Madrid v FC Barcelona - Spanish Liga Santander - Santiago Bernabeu, Madrid, Spain - 23 4 17 Real Madrid's James Rodriguez celebrates scoring their second goal Reuters Susana Vera Livepic

El juego

Al final todo es esto. En el Real Madrid, esta temporada, los resultados han estado normalmente por encima de lo visto en el terreno de juego. Ha habido mucha épica, goles en los minutos finales y victorias en partidos que parecían diseñados para terminar en empate. Se le puede poner el adjetivo de competitivo, que lo es, pero eso no enmascara del todo las carencias deportivas que el equipo muestra. El Madrid, con su presupuesto elefantiásico, se encuentra a remolque del rival en un número de ocasiones excesivo para un club que tiene, por definición, que dominar los encuentros en los que juega.

Aquí entra, de nuevo, la figura del entrenador. ¿Es el Real Madrid un equipo realmente trabajado? No sería el primer caso en la historia en el que un club depende completamente de la inspiración de sus jugadores, pero las grandes historias de éxito se basan más en una estructura deportiva que funciona que en los golpes de talento. Que Ramos marque el enésimo gol en el último minuto es motivo de regocijo para el madridismo, los goles de épica alimentan el alma, pero no tienen por qué ser un síntoma de que las cosas se estén haciendo bien.

La defensa

El problema colectivo del juego tiene representaciones concretas, algunas muy evidentes. El Madrid, tantos años después, sigue sin conseguir la clave para ser un equipo que no tenga problemas atrás. Es cierto que el dibujo no ayuda, que jugar con tres boyas arriba desconectadas de la zaga obliga a plantear la defensa con escasos recursos. Si a eso se le suman dos laterales con mentalidad ofensiva la papeleta es aún más complicada. Y, aún así, debería hacerse mejor. Zidane se puede poner partidos de la Juventus, supervivientes como son de la Champions League. No es exactamente un equipo defensivo, pero sí uno que defiende muy bien, sus jugadores tienen conocimientos tácticos suficientes para saber cuál es la reacción precisa cuando se pierde un balón o entienden por dónde van a ir las jugadas de los atacantes y cuales son los resortes que tienen que tocar en cada momento.

Eso se enseña y se aprende, aunque no en dos tardes. El Atlético de Madrid es el ejemplo más claro, pasó de ser un equipo verbenero en sus rudimentos defensivos a una máquina perfectamente engrasada y con los conceptos plenamente asentados. La labor del entrenador en este sentido es capital, él es quien tiene que convencer a los suyos que pueden hacerlo y mostrarles el camino para conseguirlo. Zidane, un entrenador en desarrollo, aún no ha logrado encontrar eso.

placeholder Bale se resiente de una lesión. (Reuters)
Bale se resiente de una lesión. (Reuters)

La BBC y sus altibajos

No hay dudas de la calidad de Benzema, Bale y Cristiano, tres de los mejores jugadores del mundo. Pero un futbolista lesionado, como estaba Bale este fin de semana, no es un futbolista rentable. Tuvo que retirarse pronto, como ya le ha pasado en otra cosa recientemente. En el Madrid se apresuran los tiempos, lo cual es ilógico se tiene en cuenta que el banquillo es muy bueno. Zidane no ha negado en ningún momento de la temporada que en su idea de juego los tres aparecen en el once, algo que, por otra parte, cuenta con la aprobación de la zona noble del Bernabéu.

En ningún momento de esta temporada los tres jugadores han coincidido en un buen estado físico. Cristiano empezó renqueante, aquejado aún de la lesión de la final de la Eurocopa. Benzema tuvo meses bajos y, en todo caso, nunca fue el más regular de los jugadores. Una lesión de Bale, una más, ha hecho que lleve meses sin estar al nivel que se le supone a un jugador que rondó los cien millones de euros de fichaje. El portugués ahora marca goles, pero la lesión le ha quitado el desborde que una vez tuvo y le ha convertido en poco más que un goleador aunque, eso sí, en esa faceta sigue siendo un aventajado a todos los demás.

La paradoja es mayor cuando se sabe que el equipo también tiene otros jugadores que rinden, como Asensio o Isco, que brillan en casi todas sus participaciones. Si borran de la hoja de ruta la obligación de que juegue la BBC el equipo puede ser más versátil, cambiar el dibujo, encontrar soluciones diferentes. Pero, por el momento, no se espera.

Foto: Dani Carvajal, este domingo ante el Barcelona. (Reuters)

Todo puede quedar en una anécdota

El mundo se vino abajo para el Real Madrid en un bocado certero de Leo Messi, pero ese gol puede ser una anécdota en la temporada. El equipo de Zidane, superado el shock del gol postrero, puede darse cuenta de que aún tiene la sartén por el mango. La Liga depende de su acierto, del mismo modo que la Champions será suya si son mejores que sus rivales en los tres últimos partidos de la competición. Y es que la depresión de perder un clásico no debería de alterar los nervios más de lo debido, el Madrid aún está en el camino de una temporada histórica. Un mal final de temporada puede hacer mucho año, es un poco enfermería o puerta grande la disyuntiva. Pero es el Real Madrid, el drama sería no estar a estas alturas con estas opciones.

Cómo cambia la vida en un minuto. El Real Madrid, cuando empezó el descuento del clásico, tenía la sonrisilla dibujada en la cara. Era un empate que sabía a victoria, porque era con diez y remontando. Era un empate sí, pero uno que ponía la Liga Santander en franquía. Era, en definitiva, un empate que cualquier madridista firmaría con sangre si fuese menester. Entonces llegó Messi, el mejor jugador del mundo, pera voltear el marcador y, de paso, la concepción completa de una temporada que sonaba ya a un éxito inevitable. El consuelo es que no hay nada perdido, la realidad que ahora toca hacer un trabajo que podría haberse evitado. El Madrid es un equipo tiene bondades, pero también con defectos evidentes que si se imponen en este último sprint de la temporada terminarán convirtiendo un año plácido en un fracaso sin paliativos.

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