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El regreso al Camp Nou de Rubi, el estratega de élite de Tito Vilanova
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El regreso al Camp Nou de Rubi, el estratega de élite de Tito Vilanova

Fue un fichaje largamente soñado por Tito Vilanova, pero cuando consiguió captarlo para su equipo de trabajo, la fatal enfermedad impidió que trabajaran juntos en el Barça

Foto: Rubi da instrucciones durante un partido del Sporting (EFE)
Rubi da instrucciones durante un partido del Sporting (EFE)

Regresa al estadio que fue su casa, pero donde no pudo desarrollar todo el trabajo para el que fue contratado. Rechazó una primera oferta para quedarse en Segunda, donde estuvo cerca de hacer historia con el Girona; el equipo catalán se quedó cerca del ascenso a la máxima categoría. Cuando su amigo le telefoneó de nuevo, ésta vez Rubi ya no rechazó la oferta del Barcelona. Pero el destino, una maldita enfermedad, echó por tierra toda la planificación. Tito Vilanova se había recuperado y reclutó a Joan Francesç Ferrer para que formara parte de su equipo de trabajo. Y con galones. Pero el implacable cáncer, ya de manera definitiva, obligó al malogrado entrenador a dejar el fútbol. Ahora vuelve el actual técnico del Sporting de Gijón al Camp Nou, el lugar en el que el cruel infortunio no le permitió mostrar con toda su intensidad sus muchos conocimientos.

Tito Vilanova siempre tuvo en gran consideración a Rubi, al que intentó seducir más de una vez para que se uniera al equipo de trabajo del primer equipo. El de Vilasar de Mar era muy reconocido dentro del Barcelona por su manera de entender el fútbol, sobre todo por su incansable esfuerzo diario, por estudiar a fondo cualquier aspecto relacionado con el fútbol. El entrenador mantenía una estrecha relación con su colega desde hacía muchos años, siempre le llamó la atención a Tito su manera de ver el deporte rey. Rubi es 'guardolista' y en el Barça encajaba como un guante. En junio de 2012, cuando Guardiola ya era pasado del Barcelona, Vilanova le llamó al considerarle fundamental para la compleja empresa de sustituir al maestro. Sucedió que su amigo tenía una oferta del Girona que le permitía estrenarse en un banquillo de Segunda. No defraudó, el equipo catalán estuvo cerca de subir a Primera.

Un año después, Tito Vilanova con el permiso de los médicos, se dispone a empezar la pretemporada. Entonces ya tiene a Rubi a su lado. Sin embargo, el plan se viene abajo. El 19 de julio de 2013, Sandro Rosell, entonces presidente del Barcelona, anuncia que el estratega ha sufrido una recaída en su enfermedad, y días después el club hace público el fichaje del Tata Martino para sentarse en el banquillo. El golpe deja tocado a todo el barcelonismo, mucho a Rubi, que entonces disfrutaba de sus primeros días en un club de élite mundial. Tras años de estrecha relación, pero sin que sus caminos se cruzaran, por fin caminaban juntos. Un trayecto que apenas duró unos días. En un abrir y cerrar de ojos, todo lo diseñado se derrumbó de golpe, ahora le tocaba ponerse a las órdenes del técnico argentino.

Auxiliar básico

Tito quería cerca a Rubi por muchas razones, sobre todo por su intensa meticulosidad a la hora de trabajar. Y porque en la estrategia era todo un maestro. En una palabra, el ahora entrenador del Sporting fue reclutado para desempeñar la vital función de la que se encargó Vilanova cuando era el segundo de Guardiola. Iba a tener mucha relevancia, además, en el día a día del primer equipo, no iba a ser un auxiliar más. Vilanova le quería para todo tipo de cuestiones técnicas y tácticas, para trabajar a pie de campo con los futbolistas, también para estar cerca de ellos. Una figura fundamental para cualquier primer entrenador, que siempre pone distancia con el colectivo de jugadores pero necesita estar cerca de ellos a través de una tercera persona. Rubi iba a tener mucho peso en aquel Barça que tenía en la cabeza Tito.

Foto: Guardiola y su pasión independentista. (Enrique Villarino) Opinión

El Tata Martino llega en un momento muy complicado en la historia reciente del Barcelona, con el recuerdo de Guardiola sin borrar y con la enfermedad de Tito creciendo sin freno. El de Rosario aterriza en la Ciudad Condal acompañado de personal propio, pero no prescinde de Rubi. Las referencias que le traslada la dirigencia son positivas y decide contar con el entrenador catalán. Obviamente no tendrá el mismo peso que con Vilanova, pero sí convence al sudamericano con su trabajo diario. Se gana su espacio al conocer perfectamente el fútbol español, lo que desconoce el nuevo jefe. A la hora de preparar los partidos, el análisis del rival de turno que hace Rubi satisface a Martino. Acaba la temporada y Andoni Zubizarreta le ofrece continuar integrado en la dirección deportiva del Barcelona; el entonces director deportivo considera que sería importante para hacer labores de 'scouting', sin olvidar su valía como estratega y ser laborioso en otras facetas.

Hambre de banquillo

Pero Rubi quiere entrenar y a pesar de tener una segunda temporada opcional reflejada en su contrato, no acepta la oferta de Zubizarreta. Acepta retos complicados, como dirigir a Valladolid o Levante, igual que el asumido hace unas semanas. En el Sporting de Gijón ha vuelto a encontrarse, como pasó en el pasado, en un escenario lleno de baches, en este caso con el equipo asturiano en zona de descenso y con débiles constantes vitales. Un ramillete de jornadas, sin embargo, han servido para reactivar al equipo, para que vuelva a creer que la permanencia no es un simple milagro y sí una posibilidad real que tiene una sólida base. "Considero que debemos llevar al Barcelona a situaciones a las que no está acostumbrado", avisa ante la visita al Camp Nou.

"Lo analiza absolutamente todo", dicen los que le conocen bien. Se encierra durante interminables horas en su burbuja laboral, ora en el campo, ora en el despacho, y no se marcha a su casa hasta que considera que todo el trabajo proyectado se ha completado. Rubi lo controla todo, lo analiza todo. Todo lo que hace es por algo, tiene una finalidad. Al jugador le dice qué hizo bien, qué hizo mal, le entrega vídeos colectivos y personalizados... Para cada partido tiene un plan diferente; con un patrón regular, pero siempre con caminos nuevos que transitar. Siempre quiere que su equipo sea protagonista, que tenga atrevimiento. Su teoría es que es mucho más fácil ganar atacando que defendiendo. Igual piensa Guardiola, igual pensaba su amigo Tito...

Regresa al estadio que fue su casa, pero donde no pudo desarrollar todo el trabajo para el que fue contratado. Rechazó una primera oferta para quedarse en Segunda, donde estuvo cerca de hacer historia con el Girona; el equipo catalán se quedó cerca del ascenso a la máxima categoría. Cuando su amigo le telefoneó de nuevo, ésta vez Rubi ya no rechazó la oferta del Barcelona. Pero el destino, una maldita enfermedad, echó por tierra toda la planificación. Tito Vilanova se había recuperado y reclutó a Joan Francesç Ferrer para que formara parte de su equipo de trabajo. Y con galones. Pero el implacable cáncer, ya de manera definitiva, obligó al malogrado entrenador a dejar el fútbol. Ahora vuelve el actual técnico del Sporting de Gijón al Camp Nou, el lugar en el que el cruel infortunio no le permitió mostrar con toda su intensidad sus muchos conocimientos.

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