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Órdago de Prandelli a Peter Lim y estallido social en Valencia
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el italiano quiere medidas... y fichajes

Órdago de Prandelli a Peter Lim y estallido social en Valencia

"Es momento de reflexionar, de hablar con la propiedad y decidir cuál será el futuro", dijo el técnico en Anoeta. Ultras exaltados recibieron con hostilidad al plantel en Paterna

Foto: Cesare Prandelli volvió a sufrir la enésima decepción desde el banquillo del Valencia (Cordon Press)
Cesare Prandelli volvió a sufrir la enésima decepción desde el banquillo del Valencia (Cordon Press)

"¡Fuori, fuori...!". Estalló ante la sorpresa general. "El que no tenga ganas, carácter, actitud y personalidad, que se vaya", sentenció. La dura reprimenda de Cesare Prandelli a sus jugadores, en público, sirvió de poco, la verdad. Otro triste partido del Valencia y una nueva derrota. En San Sebastián, ante la Real Sociedad, otro pobre espectáculo de un equipo en caída libre y un club roto en mil pedazos por dentro. No tienen final los males del equipo con el italiano, que en poco más de dos meses sólo ha sumado un triunfo en LaLiga Santander. Lo peor, que su equipo no parece estar preparado para revertir la situación. Un drama constante, un proyecto que se sigue hundiendo sin remedio. ¿Y Peter Lim? Bien, gracias, en Singapur, desaparecido. Nada se sabe de él en la ciudad desde hace ya muchos meses. El italiano, harto de lo que está viviendo, mandó un claro mensaje al dueño.

El ambiente cada vez está más caldeado y prueba de ello es lo sucedido en la noche del sábado en la Ciudad Deportiva de Paterna. Decenas de aficionados se citaron en las instalaciones del club cuando los jugadores, recién aterrizados en Valencia, se dirigieron a recoger sus coches. Fueron recibidos con una hostilidad extrema, llegando algunos ultras a golpear el autobús, lanzando mensajes de todo tipo. "¡Jugadores, mercenarios!" fue la máxima más empleada por los enfurecidos seguidores. Los futbolistas y resto de la expedición se refugiaron, casi durante dos horas, en las dependencias del complejo, hasta que las fuerzas de seguridad tuvieron controlados a los aficionados.

Está hastiado y en la sala de prensa de Anoeta lanzó un tajante recado al patrono, a Peter Lim. "Es momento de reflexionar, de hablar con la propiedad y decidir cuál será el futuro del Valencia", dijo el entrenador italiano. Quiere tener vía libre para tomar una serie de decisiones, también saber si en este mercado de invierno la escuadra se reforzará con los jugadores que estima son absolutamente necesarios para alejarse de la zona de descenso. Cuando Cesare rubricó su contrato, se le prometió que llegarían nuevos ingredientes para resucitar un cadáver. Si no es así y el millonario de Singapur no se anima a invertir, habrá que ver qué decisión toma el técnico. En el club se tiene claro que hay que fichar, otra cosa es que Peter Lim abra la hucha. De momento, al menos ha convocado a la presidenta Layhoon Chan, al director deportivo, García Pitarch, y al propio Prandelli a una reunión de urgencia en Singapur.

Insistió Prandelli en San Sebastián en hacer "una profunda reflexión" para encarar el futuro con plenas garantías. La realidad es que en su debe está no haber sabido conectar los cables que estaban pelados cuando llegó a Valencia. Además de la poca unión que hay en el vestuario, muchos jugadores piensan más en abandonar cuanto antes el club que en remar para reflotar al equipo. Ante el micrófono de 'beIN Sports', Santi Mina fue contundente al afirmar que "los valencianistas no se merecen esto. Hay que sacar los cojones porque nos vamos a la mierda. Hay que dejarse el alma y la vida".

La tremenda rajada del entrenador italiano cayó como una bomba en el vestuario. Prandelli llevaba tiempo meditando dar un golpe sobre la mesa. Cuando habló de profesionalidad sabía perfectamente la palabra que utilizaba. Ha visto muchas cosas en su corta etapa en el Valencia que no le han agradado nada y que van en esa dirección. Determinados comportamientos de algunos futbolistas no le han gustado lo más mínimo. Hasta ahora se mordió la lengua, pero llegó a la conclusión de que o daba un golpe sobre la mesa o la crisis iría creciendo de tamaño hasta ser ya incontrolable.

No ha conseguido ganarse al grupo el estratega de Orzinuovi, que tras varias semanas intentando sacar a flote al equipo, sólo ha podido comprobar que la empresa es mucho más complicada de lo que pensaba. Antes de aceptar el reto, se informó de cómo estaba la situación en el club, dentro del vestuario, qué se iba a encontrar. Lo que se ha encontrado es más desalentador de lo que jamás pudo pensar. El grupo no es tal, está totalmente fraccionado y no hay nadie que tire de verdad del mohíno colectivo. Más o menos, cada uno va a lo suyo. "Sentido de pertenencia", es la expresión que más de uno ha empleado en el club como pilar fundamental para potenciar el proyecto. La realidad es que dentro del vestuario ese sentimiento apenas tiene protagonismo.

Desde hace mucho el equipo no cuenta con un líder en condiciones, uno de verdad como los que había no hace mucho en el corazón del vestuario. El club se puso en manos de Jorge Mendes a la hora de confeccionar el plantel. El rendimiento que han ofrecido los clientes del agente portugués no está en consonancia con lo pagado, el nivel de la plantilla no ha subido los escalones que se esperaba. Desde hace algo más de un año el Valencia ha pasado a ser un equipo secundario, sin personalidad y, lo que es más grave, sin que transmita detalles que inviten a pensar que el panorama va a cambiar en breve.

Aunque los jugadores son perfectamente conscientes de que están firmando ridículo tras ridículo, que no están dando la talla, ni individual ni colectivamente, también entienden que su entrenador ha patinado más de una vez a la hora de confeccionar un once. En Anoeta, por ejemplo, apostó el entrenador por Martín Montoya −lateral derecho− para ocupar el carril izquierdo, quedando sentados en el banquillo dos laterales zurdos puros, Siqueira y Gayá. Es evidente que el técnico no ha dado con la tecla, que no ha encontrado el camino adecuado para enderezar el caminar del Valencia. Los próximos días serán determinantes para saber qué plan tiene Peter Lim. Si no le gusta a Prandelli, cualquier cosa puede suceder...

Comunicado oficial del Valencia

El Valencia CF quiere manifestar a sus aficionados los siguientes puntos:

1.- La dirección del Club es perfectamente consciente de la delicada situación deportiva. El Club y todos sus integrantes son los primeros perjudicados por la racha de resultados.

2.- Nada justifica el ataque violento que un grupo de Ultras, que se identifican a sí mismos cómo Ultra Yomus, protagonizaron ayer en la Ciudad Deportiva de Paterna. Los insultos y amenazas a jugadores y empleados, los ataques con patadas y puñetazos a los vehículos y, en general, la actitud violenta es injustificable.

3.- El Valencia Club de Fútbol ruega a los medios de comunicación que identifiquen bien a los autores del incidente y no lo atribuyan a "la afición". Este grupo radical, que se identificó por sí mismo como Yomus, no representa a la afición y sus actuaciones no deben ser identificadas con la gran afición valencianista, en su inmensa mayoría ejemplar y cívica.

4.- El Valencia CF va a denunciar ante la Policía Nacional los incidentes y buscará la colaboración de las fuerzas policiales para identificar a los autores.

"¡Fuori, fuori...!". Estalló ante la sorpresa general. "El que no tenga ganas, carácter, actitud y personalidad, que se vaya", sentenció. La dura reprimenda de Cesare Prandelli a sus jugadores, en público, sirvió de poco, la verdad. Otro triste partido del Valencia y una nueva derrota. En San Sebastián, ante la Real Sociedad, otro pobre espectáculo de un equipo en caída libre y un club roto en mil pedazos por dentro. No tienen final los males del equipo con el italiano, que en poco más de dos meses sólo ha sumado un triunfo en LaLiga Santander. Lo peor, que su equipo no parece estar preparado para revertir la situación. Un drama constante, un proyecto que se sigue hundiendo sin remedio. ¿Y Peter Lim? Bien, gracias, en Singapur, desaparecido. Nada se sabe de él en la ciudad desde hace ya muchos meses. El italiano, harto de lo que está viviendo, mandó un claro mensaje al dueño.

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