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A Ramos siempre le sobra tiempo para ganar
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otro gol en el 93' da el triunfo al madrid

A Ramos siempre le sobra tiempo para ganar

El descuento es su territorio, definitivamente. El capitán del Real Madrid volvió a aparecer cuando se acababa el tiempo para remontar un partido que se complicó incomprensiblemente

Foto: Así volvió a ser decisivo Sergio Ramos (JuanJo Martin/EFE).
Así volvió a ser decisivo Sergio Ramos (JuanJo Martin/EFE).

¿Qué escribir de Sergio Ramos que no se haya escrito ya? Cuatro veces. Podemos entender que una vez es casualidad, dos pueden indicar que la vida es caprichosa, pero no niega la fortuna. Cuando se marcan cuatro goles decisivos en los últimos minutos de un partido que son, siempre, decisivos, la suerte desaparece, deja de tener razón de ser. Ramos se encuentra mucho más allá del destino, él escribe su propio futuro y sus goles marcan el camino victorioso del Real Madrid. Sergio Ramos quiere ganar la Liga, como quiso ganar la Copa de Europa, la Supercopa de Europa, y como quiso mantener a flote a su equipo en el Camp Nou. El récord ya estaba superado, el capitán necesitaba más. Su cuarto gol en el descuento mantiene al Barça a seis puntos y, esto sin desearlo, rompió el corazón de un excanterano.

Foto: Sergio Ramos celebra su gol en el Camp Nou. (EFE) Opinión
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Empecemos por esto último. A cualquiera le hace ilusión jugar en el Santiago Bernabéu, pero más a uno que deseaba con todas sus fuerzas cuando apenas era un adolescente tener una oportunidad para disfrutar de ese estadio como local. Joselu debutó en 2011 con un gol al Almería. Era un delantero que marcaba más goles en el Castilla que Morata, pero tenía menos fama. Nunca se quedó en el primer equipo, ha dado vueltas por Alemania, su segunda patria, e Inglaterra, hasta jugar en el enemigo. Celtiña de niño, hizo dos goles en el Bernabéu, motivo suficiente para que apareciera una vez más Sergio Ramos para arreglar un roto.

Foto: Joselu celebra un gol con el Hannover 96 (EFE)

No es que el Madrid se encontrase con un partido fácil, pues el Dépor pareció despertar en Riazor ante la Real, pero sí que, aparentemente, debía ser un rival asequible. Y cierto es que desde el inicio, se sintió cómodo con el dominio de la pelota, moviéndola de un lado a otro para abrir los espacios hacia la portería de Tyton. No hubo un momento en el encuentro en el que se viera superado. Borges remató una falta al palo, pero el ataque deportivista se reducía más a las peleas de Andone con los centrales que a una verdadera búsqueda del gol. Casemiro cortaba los contragolpes con su colocación excelente y James e Isco creaban. Todo estaba atado, más con el 1-0 de Morata.

Por todo ello es incomprensible cómo se complicó tanto la vida el Madrid. Durante tres minutos, del 63' al 65', los blancos se cortocircuitaron y tiraron el partido. Lo que menos cuadra en esta historia es que este destrozo se produjera a través de una de las piezas más seguras del equipo: Casemiro. El pivote estuvo, como decimos, sensacional en la labor de mantener al Madrid volcado sobre el área contraria al frenar cualquier intento de contragolpe del Deportivo. Pero de pronto, de improviso, no quiso ceder una pelota a Keylor, dejó que Andone le mordiese hasta arrancarle el balón y todo acabó con un precioso zurdazo de Joselu a la escuadra de Navas. Acto seguido, otra pérdida originó otro ataque deportivista, y otro gol de Joselu. De buscar la sentencia, el Madrid pasó a dudar de si superaría el récord de imbatibilidad de Beenhakker.

Era un riesgo que asumió Zidane desde el primer momento. En un intento de establecerse siempre en campo contrario, la defensa quedaba poco protegida. En algunas situaciones esporádicas en las que el Deportivo superó a Casemiro, Pepe y Ramos tuvieron que encargarse de frenar los intentos blanquiazules a la carrera. Todo cambió con Joselu en el campo. Alto, fuerte y técnico, el hispano-alemán hizo 20 minutos escandalosos, más allá de los goles.

El Madrid jugó con tres mediapuntas y un delantero centro durante buena parte del partido. Las bajas para este partido de Cristiano, Benzema y Modric y la suplencia de varios titulares hicieron a Zidane juntar tras Morata a Asensio, James e Isco. Puede que se solaparan, pero no funcionó del todo. El único que siempre sabía qué debía hacer era el malagueño, Asensio no apareció en ningún momento y la participación de James fue intermitente. Y Zidane quitó a Isco del campo. Discutible decisión, cuando menos. El Madrid, sin él, fue una producción de centros al área, unos con más sentido que otros. Pero claro, al entrenador le salió bien, porque sus dos cambios, Lucas y Mariano, crearon el empate a dos. Sí, Mariano juega y marca, es lo que mejor sabe hacer. Su remate, en un primer vistazo, parecía de belleza y atinada factura, pero las repeticiones indicaron que lo que desvió la trayectoria del balón de manera decisiva fue el hombro. Vale igual, para eso entró al campo.

Desde ese momento, Ramos se marchó al ataque. Las funciones defensivas quedaban para Pepe y Nacho, pues Zidane sacó a Marcelo al campo para jugar con tres centrales, pero uno de ellos tiene unos números de delantero centro envidiables. Cuando vemos a Ramos en el área contraria en el minuto 85 sentimos que aún no es su momento. En el 87 tampoco, no es lo suficientemente apurado. A veces el 90 se queda corto incluso. El descuento es su territorio. Él decidió que iba a ganar el partido y decidió también el cómo. Le dijo a James exactamente cómo tenía que arrastrar al defensa para que el centro de Kroos desde la esquina le llegase en perfectas condiciones para su remate. Saltó, encogió su cuerpo para darle potencia al remate y entonces contactó con el balón. Ya era gol. El Madrid volvía a ganar gracias a Ramos.

Ficha técnica

3 - Real Madrid: Keylor Navas; Danilo (Marcelo, m.81), Pepe, Sergio Ramos, Nacho; Casemiro, Kroos; Marco Asensio (Lucas Vázquez, m.66), Isco (Mariano, m.72), James; y Morata.

2 - Deportivo: Tyton; Juanfran, Albentosa, Sidnei, Fernando Navarro; Borges, Guilherme, Colak (Joselu, m.58), Carles Gil; Babel (Fajr, m.82) y Andone (Mosquera, m.74).

Goles: 1-0, m.50: Morata. 1-1, m.63: Joselu. 1-2, m.65: Joselu. 2-2, m.84: Mariano. 3-2, m.92: Sergio Ramos.

Árbitro: Jaime Latre (colegio aragonés). Amonestó a Morata (70) por el Real Madrid; y a Borges (25) y Albentosa (59) por el Deportivo.

Incidencias: encuentro correspondiente a la decimoquinta jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 67.174 espectadores.

¿Qué escribir de Sergio Ramos que no se haya escrito ya? Cuatro veces. Podemos entender que una vez es casualidad, dos pueden indicar que la vida es caprichosa, pero no niega la fortuna. Cuando se marcan cuatro goles decisivos en los últimos minutos de un partido que son, siempre, decisivos, la suerte desaparece, deja de tener razón de ser. Ramos se encuentra mucho más allá del destino, él escribe su propio futuro y sus goles marcan el camino victorioso del Real Madrid. Sergio Ramos quiere ganar la Liga, como quiso ganar la Copa de Europa, la Supercopa de Europa, y como quiso mantener a flote a su equipo en el Camp Nou. El récord ya estaba superado, el capitán necesitaba más. Su cuarto gol en el descuento mantiene al Barça a seis puntos y, esto sin desearlo, rompió el corazón de un excanterano.

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