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Sampaoli le quita su silla a Simeone
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primera derrota rojiblanca de la temporada

Sampaoli le quita su silla a Simeone

En el partido de los reencuentros, sacó la cabeza Steven N´Zonzi, el más alto de todos, y apretó el gatillo. El acierto del francés demolió uno

Foto: N'Zonzi celebra el gol del partido (José Manuel Vidal/EFE).
N'Zonzi celebra el gol del partido (José Manuel Vidal/EFE).

En el partido de los reencuentros, sacó la cabeza Steven N´Zonzi, el más alto de todos, y apretó el gatillo. El acierto del francés demolió uno de los edificios más sólidos del fútbol en Europa, el del Atlético. El cuadro colchonero, con el Cholo al frente, embarrancó en Sevilla, tierra de regresos y amigos. Porque el Cholo Simeone lució la blanca nervionense, lo mismo que Gameiro. Lo mismo que Vietto lució la rojiblanca. Y fue Vietto, cedido por el Atlético al club nervionense, el que dibujó una obra de arte: pase a N´Zonzi y las piernas de éste hicieron el resto.

Era la primera vez que se recuerda que el Cholo Simeone dejó su traje negro de Hugo Boss para meterse en el buzo de entrenamiento. Caían chuzos de punta sobre los tejados de Sevilla y no estaba la cosa para lucir en el espejo. El partido lo merecía. Había que pillar cada puntada, impedir que un quiebro ajeno metiese en un problema al equipo. El chándal no fue suficiente para que el Atlético del Cholo tocase pelo en Nervión. El Sevilla, fortísimo en su feudo, alzó el cuello e hizo imposible cualquier intento rojiblanco para demoler un solo ladrillo sevillista.

El gol del Sevilla se pintó para enmarcar. Steven N´Zonzi recibió un balón de Vietto (que lo hizo con escuadra y cartabón, magistralmente) se escapó de todos y vio la luz. El francés, con las piernas larguísimas, se la puso muy lejos del alcance de Oblak y abrió las carnes del Atlético, que no bebía el veneno de la derrota desde hace mucho tiempo. Esta temporada se encontraba indemne el equipo del Cholo. En realidad, Simeone nunca movió el polvo frente a su antiguo equipo. Ocho enfrentamientos hasta la fecha entre rojiblancos y sevillistas con el argentino en el banquillo (cuatro victorias y cuatro empates) y tuvo que ser la novena vez cuando hincó la rodilla.

Y lo hizo el Atlético con honor, en un partido grandioso, lleno de hombría y talento, plantándole cara a un rival que hablaba su idioma, con la misma agresividad que los rojiblancos y al amparo de las voces de Nervión, una riada de corazones que, como definió el brasileño Mariano días antes, es un jugador más, el número 12. El resultado fue mínimo dado los merecimientos de unos y otros. El aficionado veía un fútbol de talento y toque. El Atlético ya no es el equipo con el cuchillo entre dientes. El Atlético no ha perdido un ápice de su agresividad pero le ha añadido cuarterones de calidad a su juego, con un Griezmann imperial que posee el don de encontrarse en muchos sitios. El francés es un líder pero no le hace ascos a agarrar la mochila y hacer kilómetros como un peón más.

Lo mismo que los otros franceses del Sevilla, en especial Samir Nasri, que arengó a los suyos con su fútbol de toque, su cerebro privilegiado, sus pases al hueco, que arrinconó por momentos a los rojiblancos del Manzanares. Esta vez, el estado de gracia en el que se encontraba el belga Yanick Carrasco se perdió calle abajo. El Cholo se percató y sacó a Nico Gaitán, que tampoco pudo taponar la vía de agua que el Sevilla abrió.

El balón no sufría estropicio porque las botas de los protagonistas le daban lustre. El Atlético, con sus automatismos, puso en jaque a la defensa sevillista durante la primera mitad. Pero Gameiro, que volvía a su antigua casa, mordía como los buenos depredadores pero siempre encontró piernas del rival y las manos de Sergio Rico. Oblak tampoco podía bajar los brazos, porque la movilidad de los atacantes sevillistas, en especial Vietto, le obligaba a tener los ojos muy abiertos.

Fue un partido de cruce de sables, de choque de trenes, de látigos estallando en el aire fruto de la inspiración de los contendientes. El Atlético daba arreones pero chocaba contra el muro blanco, que devolvía cada golpe. Fue el reencuentro de dos paisanos en el banquillo, dos ganadores como Simeone y Sampaoli, dos estilos que convergen en fútbol y hablan el mismo idioma. Esta vez se llevó la bandera Sampaoli, capitán de un increíble Sevilla que le ha cogido el gusto a la punta.

Ficha técnica

1 - Sevilla: Sergio Rico; Mercado, Nico Pareja, Rami; Mariano, N'Zonzi, Nasri, Escudero; Vitolo, Franco Vázquez (Iborra, m.89); y Vietto (Correa, m.90).

0 - Atlético de Madrid: Oblak; Juanfran, Godín, Savic, Filipe Luis; Gabi, Koke; Carrasco (Tiago, m.56), Correa (Nico Gaitán, m.46); Griezman y Gameiro (Fernando Torres, m.66).

Gol: 1-0, M.73: N'Zonzi.

Árbitro: Juan Martínez Munuera (Comité Valenciano). Expulsó al atlético Koke por dos tarjetas amarillas (minutos 62 y 77). Además, amonestó a los locales Rami (m.07), N'Zonzi (m.38), Nasri (m.45) y Mariano (m.81) y a los visitantes Correa (m.42) y Gabi (m.44).

Incidencias: Partido de la novena jornada de LaLiga Santander, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 35.000 espectadores. Tarde lluviosa y terreno algo blando por el agua.

En el partido de los reencuentros, sacó la cabeza Steven N´Zonzi, el más alto de todos, y apretó el gatillo. El acierto del francés demolió uno de los edificios más sólidos del fútbol en Europa, el del Atlético. El cuadro colchonero, con el Cholo al frente, embarrancó en Sevilla, tierra de regresos y amigos. Porque el Cholo Simeone lució la blanca nervionense, lo mismo que Gameiro. Lo mismo que Vietto lució la rojiblanca. Y fue Vietto, cedido por el Atlético al club nervionense, el que dibujó una obra de arte: pase a N´Zonzi y las piernas de éste hicieron el resto.

Diego Simeone
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