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El Eibar se une al espíritu de la remontada
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el día más generoso de Cristiano Ronaldo

El Eibar se une al espíritu de la remontada

El equipo armero ejerció de convidado de piedra para la breve reconciliación de los jugadores con su público y para la conjura que se viene en los próximos días, con lo del 'sí se puede'

Foto: Ronaldo asistió a Jesé en el 4-0 (Cordon Press).
Ronaldo asistió a Jesé en el 4-0 (Cordon Press).

El público del Bernabéu, como cualquiera que pague por ver a su equipo, es soberano y su opinión siempre debe mandar sobre el rendimiento de los jugadores que le representan. Pero el respetable blanco tiene una característica, quizá positiva o quizá no, por la que es muy fácil de convencer de que una proeza es asequible. Al madridismo le encantan las remontadas, o mejor dicho, le encantan los días y horas previas a un partido en el que se debe remontar un resultado adverso. Y si le ofreces una goleada tan sencilla y frenética como la realizada sobre el Eibar la esperanza crece como la espuma. Y más si el sábado acaba con una inesperada derrota del Barcelona. En una semana, igual que el Atlético, el Real Madrid ha recuperado la ilusión por ganar la Liga. Cuatro puntos es la diferencia con el líder.

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Por lo visto en esta tarde casi estiva en el feudo madridista, los armeros tenían ganas de colaborar con los ánimos madridistas para que así encaren con más moral el encuentro trascendental contra el Wolfsburgo del próximo martes. Ejerció de convidado de piedra para la breve reconciliación de los jugadores con su público y para la conjura que se viene en los próximos días, con lo del 'sí se puede'. Aunque la pregunta que debería hacerse el común aficionado madridista es la de ¿cómo no va a poderse si se juega contra un equipo al que querían enfrentarse cualquiera de los otros seis equipos que quedan en la Champions? Puede que los últimos precedentes de intentos de remontada les haga necesitar incentivos como los cuatro goles al Eibar para volver a creer.

Al contrario de lo que ofrecieron los de Mendilibar, lo cierto es que era un día ideal para tratar de hacer bien las cosas en casa del Madrid y tratar de pescar algún punto en el río revuelto de Chamartín. El primer mensaje del entrenador no apuntaba precisamente a ello: Borja Bastón, el máximo goleador del equipo, empezó el partido en el banquillo. A pesar de la ausencia del canterano del Atlético, el Eibar salió valiente y con intención de ser protagonista, pero tan animoso se volcó en ataque que se le olvidó que ante el Madrid hay momentos en los que hay que acordarse de defender, o al menos de resguardarse.

Habrá habido pocos partidos en la historia del Real Madrid jugados en su estadio en los que todos los goles hayan procedido de jugadas en velocidad a la contra. El de James fue de falta directa, pero señalada sobre un Jesé que se precipitaba a encararse con Asier Riesgo en un mano a mano. Después, acciones rápidas, vertiginosas, de esas que no se ven tanto en el Bernabéu pero que tanto gusta a su gente.

Con Zidane se han vivido tardes como estas ya en varias ocasiones en casa. Se goleó en un ratito al Deportivo, al Sporting, al Espanyol, al Athletic, al Celta y al Sevilla. Una media goleadora descomunal producida en varias avalanchas con el poder destructor de un alud. Es extraño cómo el Madrid cambia de imagen en casa contra rivales ciertamente inferiores y fuera de casa ha sufrido tanto para sacar resultados positivos. Y esto hace pensar que es más demérito del contrario que mérito del propio equipo merengue, que se ha mostrado tan endeble en tantas situaciones esta temporada, sobre todo en Wolfsburgo.

Para ganar por más de dos goles a los alemanes, Zidane quería contar con la mayoría de sus jugadores en perfectas condiciones físicas y por eso rotó a ocho futbolistas. Sólo repitió a Casemiro, Pepe y Cristiano. Cristiano tiene que jugar siempre, por supuesto. Pero si lo hizo para distanciarse en la pelea por la Bota de Oro, no se notó. Estuvo especiamente generoso en la primera parte (la segunda fue un suplicio infumable para el espectador). Primero dejó a James lanzar un libre directo, lo cual siempre es novedoso y generalmente más positivo que si lo lanza él mismo. Después, asistió primero a Lucas Vázquez y luego a Jesé, aunque prefiera jugar con Bale y Benzema. Y entremedias, marcó su gol, porque ya no podía pasarla. Con esas dos asistencias y su tanto, Cristiano alcanzó las dobles figuras de 30 goles y 10 pases de gol. Y está haciendo una temporada bastante floja...

Ficha técnica:

4.- Real Madrid: Casilla; Carvajal (Danilo, min. 63) Pepe, Nacho, Arbeloa; James Rodríguez, Casemiro (Kovacic, min. 54) Isco; Lucas Vázquez, Cristiano y Jesé (Mayoral, min. 75).

0.- Eibar: Riesgo; Capa, Pantic, Ramis, Luna; Escalante, Dani García; Keko (Hajrovic, min. 71) Adrián (Juncà, min. 46), Jota Peleteiro (Borja, min. 46); y Sergi Enrich.

Goles: 1-0, min. 5: James Rodríguez, de falta; 2-0, min. 18: Lucas Vázquez, tras pase de Cristiano; 3-0, min. 20: Cristiano, tras pase de Jesé; 4-0, min. 40: Jesé, tras pase de Cristiano.

Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró cartulina amarilla a Dani García (min. 3), Escalante (min. 62) y Ramis (min. 68) por parte del Eibar.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo segunda jornada de la Liga BBVA disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante cerca de 50.000 espectadores.

El público del Bernabéu, como cualquiera que pague por ver a su equipo, es soberano y su opinión siempre debe mandar sobre el rendimiento de los jugadores que le representan. Pero el respetable blanco tiene una característica, quizá positiva o quizá no, por la que es muy fácil de convencer de que una proeza es asequible. Al madridismo le encantan las remontadas, o mejor dicho, le encantan los días y horas previas a un partido en el que se debe remontar un resultado adverso. Y si le ofreces una goleada tan sencilla y frenética como la realizada sobre el Eibar la esperanza crece como la espuma. Y más si el sábado acaba con una inesperada derrota del Barcelona. En una semana, igual que el Atlético, el Real Madrid ha recuperado la ilusión por ganar la Liga. Cuatro puntos es la diferencia con el líder.

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