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Ser "premium" deja sin fuerzas al Atlético
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sanabria y castro remontaron en diez minutos

Ser "premium" deja sin fuerzas al Atlético

Después de haber sobrevivido a la ruleta rusa del PSV, el Atleti llegó al Molinón falto de oxígeno y completó el peor partido de la temporada, en el que se dejó remontar por el Sporting

Foto: El Sporting remontó a todo un grande (Cordon Press).
El Sporting remontó a todo un grande (Cordon Press).

Viajamos a una velocidad de crucero tan alta que no es simple pararse a pensar en lo que hemos vivido sólo hace unos días. Además han pasado tantas cosas desde el pasado martes que ya ni nos acordamos que el Atleti jugó 120 minutos contra el PSV Eindhoven, en un partido de una exigencia física descomunal, que la mayoría de sus jugadores acabaron muy mal físicamente, hastiados de tanto correr y con demasiadas emociones también acumuladas en la cabeza. Por tanto, es comprensible, en cierta manera, la relajación que sufrió el Atlético en el Molinón. Lo que cuesta entender es que esa disminución de la intensidad física fuera tan pronunciada y durante tanto tiempo como para dejarse tres puntos cuando los tenía en la buchaca.

Y la Champions fue hace ya cuatro días, tiempo suficiente para descansar en una dinámica de dos partidos a la semana. Pero teniendo en cuenta que la semana que viene es tiempo de selecciones nacionales, era comprensible que el Atlético jugase su partido en domingo, para ganar un día más de reposo, que se agradece de vez en cuando. Pero el Atleti tenía obligación por parte de la Liga de jugar en sábado y a las cuatro de la tarde. Eso es un detalle que se ha ganado, porque ahora el Atleti es uno de los tres clubes más importantes de España y, por tanto, tiene un horario especial reservado para él para que el producto de LaLiga se pueda vender al extranjero.

"Jugamos en horario 'premium', a las cuatro de la tarde para que nos vean en China, me pone contento", dijo con enorme carga irónica Simeone en la rueda de prensa posterior. Los derechos por televisión son la parte fundamental del presupuesto de todo equipo, y el del Atleti es más alto por ello. No podía jugar este domingo porque Villarreal y Sevilla, rivales de Barcelona y Real Madrid, jugaron Europa League y tenían que jugar domingo, por supuesto. Y el horario premium del sábado le tenía que tocar al Atleti, no había más tutía. ¿Es justo? Puede que no, pero así funciona nuestra Liga...

No es el Atlético que fue campeón

Era el típico partido que el Atlético de Madrid que fue campeón de Liga solucionaba con un gol en una acción a balón parado y se dedicaba a mantener la posesión o, sobre todo, dejar hacer al rival encerrándose en campo propio y su único riesgo era la búsqueda de un tanto que sentenciase al contragolpe. Y desde que se inició el juego, los derroteros por los que se movía este encuentro eran extrañamente similares a lo que se podía prever. El Sporting es un equipo que le gusta tener el balón, mandar, atacar de manera organizada, es decir, uno de los estilos contrarios favoritos del Atleti de Simeone. Por tanto, la pelota era de los guajes y el Atleti buscaba correr con Vietto, Griezmann y Correa. Simeone fue consecuente con el plan y puso a sus hombres rápidos... sólo que el que más disfruta jugando así, Torres, no jugaba.

El partido iba tan encaminado a parecerse a casi cualquiera de la temporada 2013-14 del Atleti que hasta se adelantó el conjunto de Simeone a balón parado. Pero la diferencia que empezó a cambiar el curso de la historia es que no fue un córner, o una falta colgada al área que un central rematase a gol. Fue una falta directa, de esas que se ven tan poco entre los colchoneros. En realidad, para ser justos, libres directos como el de Griezmann se ven pocos en todo el planeta. Levantó el balón con elegancia para que superara la barrera y de alguna manera logró que el esférico no descendiera, que se mantuviese plano, alto, cerca de la escuadra, donde jamás iba a alcanzar la mano del Pichu.

Golazo de Griezmann, y nada más

A partir de entonces, de ese tanto del francés, nada fue igual. El viaje en el tiempo alcanzó algún tipo de paradoja temporal que provocó que el Atleti no se pareciese ya nada a lo que fue hace dos años. El Sporting había tenido la pelota, bien, eso se daba por hecho, pero no había hecho absolutamente nada con ella. Era como el típico partido entre dos grupos de chavales que, antes de que se jugase, se ha decidido que no va a haber ganador. Los del Pitu se lo tomaron en serio, porque no quisieron hacer daño al Atleti. Les provocaron tan poco, que la primera falta de los colchoneros, famosos por ser muy 'intensos', se produjo poco antes del descanso.

Abelardo sabe de las limitaciones de su equipo más que nadie. Sabe que para ellos ganar a un grande es un reto casi inalcanzable, que no están en Primera para eso, sino para sobrevivir, al menos hasta que vengan unas épocas económicas más jugosas. Pero también se dio cuenta de que sus chavales habían hecho una buena primera parte, que dominar al Atleti no es tan fácil como parece. Había solo que dar un paso adelante, que los otros estaban cansados y lo iban a estar aún más conforme pasasen los minutos. Intuía que Simeone se iba a echar aún más para atrás, cuando no hay físico es mejor juntarse y esperar a que corra el tiempo, o eso creyó el Cholo.

Sin embargo, por mucho que se distinguiese el Atleti por su capacidad de aguante ante las embestidas contrarias, resulta del todo extraño que ante un equipo en descenso como el Sporting fuera incapaz de salir a la contra por estar defendiendo con los hombres más ofensivos cerca del área propia. Abelardo tomó entonces una decisión determinante. No se ha fiado de Carlos Castro en todo lo que va de temporada, es un jugador secundario para él. Pero cada vez que juega, el canterano está enamorado del gol. Pero lo fundamental no fue tanto su entrada, sino lo que supuso para Sanabria, que abandonó la punta para moverse por donde le diera la gana, mareando a toda la defensa contraria... hasta marcar de falta también.

Para un equipo tan necesitado como el Sporting, ganar un partido o empatarlo es una diferencia sideral. Por eso, cuando Giménez se llevó la mano a la parte posterior del muslo, Sanabria no miró atrás y buscó el gol de la victoria. Se lo regaló a Castro, el chico gol que, solo ante la red, encontró el larguero. Cuando poco después se repitió de nuevo la historia, se calcó la jugada, el rostro de Carlos no reflejaba alegría, sino alivio. Se quitó un enorme peso de encima que estuvo cargando durante sólo unos minutillos. Pero era el peso de todo el sportinguismo, ese que él siente tanto dentro y que tanto necesita que esas oportunidades no se escapen. No fue a la primera, fue a la segunda. Castro obtuvo el perdón.

Ficha técnica:

2 - Sporting: Cuéllar, Lora, Luis Hernández, Jorge Meré, Isma López, Mascarell (Carlos Castro, m.56), Sergio Álvarez, Pablo Pérez (Carmona, m. 69), Nacho Cases, Jony y Sanabria (Rachid, m.90)

1 - Atlético de Madrid: Oblak, Gámez, Giménez, Lucas, Filipe Luis, Correa (Gabinete, m.58), Koke, Kranevitter, Saúl, Vietto (Juanfran, m.79) y Griezmann (Torres, m. 62)

Goles: 0-1, Griezmann (m. 27); 1-1, Sanabria (m. 79), y 2-1, Carlos Castro (m 89).

Árbitro: Gil Manzano. Mostró tarjetas amarillas a Sanabria (m. 37), Gámez (m. 52), Sergio Álvarez (m. 57), Jorge Meré (m. 65), Pablo Pérez (m. 68), Juanfran (m.76), Nacho Cases (m.84)

Incidencias: Se guardó un minuto de silencio en memorial del jugador del Llaranes Hugo Suárez y del ex jugador del Sporting Pin fallecidos esta semana. 24.860 espectadores.

Viajamos a una velocidad de crucero tan alta que no es simple pararse a pensar en lo que hemos vivido sólo hace unos días. Además han pasado tantas cosas desde el pasado martes que ya ni nos acordamos que el Atleti jugó 120 minutos contra el PSV Eindhoven, en un partido de una exigencia física descomunal, que la mayoría de sus jugadores acabaron muy mal físicamente, hastiados de tanto correr y con demasiadas emociones también acumuladas en la cabeza. Por tanto, es comprensible, en cierta manera, la relajación que sufrió el Atlético en el Molinón. Lo que cuesta entender es que esa disminución de la intensidad física fuera tan pronunciada y durante tanto tiempo como para dejarse tres puntos cuando los tenía en la buchaca.

Antoine Griezmann Diego Simeone
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