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Benítez se crece sin Bale y Benzema, pero lo empaña encerrándose contra diez
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jugó un gran primer tiempo y acabó sufriendo

Benítez se crece sin Bale y Benzema, pero lo empaña encerrándose contra diez

La primera parte del Madrid en Balaídos pudo ser la mejor del año, pero la segunda mostró lo peor del estilo de Benítez: sufrió contra un equipo con diez y mandando un mensaje con el cambio de Modric

Foto: Keylor Navas volvió a ser, una vez más, el mejor del Madrid (EFE).
Keylor Navas volvió a ser, una vez más, el mejor del Madrid (EFE).

Cuando Robert Louis Stevenson escribió El curioso caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde en 1886 seguro que no lo hacía para crear una metáfora sobre un partido de fútbol, sino para mostrar el conflicto interno del ser humano entre el bien y el mal que, como dice el Emperador Palpatin, no dejan de ser "puntos de vista". Si Stevenson hubiera cogido un barco y se hubiese acercado a Vigo y entre taberna y taberna se hubiese animado a ver cómo juegan en España a eso que inventaron en su país, es decir, el fútbol, y así asistir al partido de Liga entre el Celta y el Real Madrid, sin duda podía haberse inspirado de nuevo para sacar una secuela de las vicisitudes vividas por el Señor Hyde.

Como si de británicos se tratase, el Madrid llegó muy puntual a la cita con el gol y eso que últimamente se había perdido alguna quedada con su amigo. Pero esta vez antes de los diez minutos ya lo había encontrado. Completó una primera parte soberbia tanto ofensiva como defensivamente, siendo matador arriba y sobrio y eficiente en defensa. Y después, de repente, tras esconderse en los vestuarios, volvió a salir al pasto ofreciendo una imagen andrajosa, débil, aunque cortés y generosa. Ahora bien, habría que pararse a hacer un diagnóstico sobre cuál de las dos versiones es la más simiar a Mr. Hyde. ¿La agresiva del primer tiempo o la delicada y simpática del segundo?

Encaja más la segunda parte en el perfil del Doctor Jekyll. Y tiene narices que sea así. Benítez ha logrado algo que no parecía sencillo: conseguir que el Madrid sin Bale y sin Benzema parezca más peligroso que el Madrid con ellos dos. Quién lo iba a decir. Ver a Cristiano con Jesé y Lucas Vázquez resultaba infinitamente menos amenazador que cuando estaba la 'BBC' al completo. Y sin embargo, han sabido crear muchísimo peligro al campeón de todo de Francia, el Paris, y al que era colíder de la Liga, el Celta. De hecho, Lucas lleva tres asistencias en Liga, no es mal número para un jugador con pocos minutos. Y Jesé cada vez se parece más a Jesé.

¿Por qué funcionó el Madrid en la primera parte? Porque jugó como un bloque compacto tanto en defensa como en ataque. Hasta tal punto fue así, que después de Kroos, básico en la construcción, fueron los dos laterales, Marcelo y Danilo, los dos jugadores que más pases correctos dieron en el partido, según datos de la web WhoScored.com. Es decir, en la creación, todos participan, pero sobre todo los laterales. Con eso se consigue embotellar al contrario, que siente que puede ser atacado por todos los frentes. Los laterales en el Madrid, especialmente Marcelo, son indispensables en la creación de juego.

Dos goles y a defender, como si fuera un equipo pequeño que ha obtenido un valiosísimo botín en casa de un grande. ¿Fue un error? Dirán que no, pues al final lo que cuenta es sumar tres puntos y más en un estadio de donde el Barça salió escaldado. Pero, ¿merece la pena arriesgar dos puntos como hizo contra el Celta? La sensación que daba el partido después del golazo de Nolito es que estaba mucho más cerca el 2-2 que el 1-3 final. Y si no llegó el 1-2 antes fue por Keylor Navas, nuevo enemigo público número uno en Vigo por sus excelentes y repetidas intervenciones. "La diferencia estuvo en la actuación de su portero", dijo a modo de resumen Eduardo Berizzo.

Pero lo que hay que destacar no es el hecho de que el Madrid acabase sufriendo contra el Celta, que tal y como están los de Berizzo no resulta del todo extraño, sino que lo hiciera jugando durante casi 40 minutos contra diez jugadores por la expulsión (un poco a la ligera por parte de Clos Gómez) de Gustavo Cabral. En ese instante en que el Celta se quedaba sin un central, el Madrid no buscó el tercero, sino que prefirió refugiarse en torno a Navas, recogidito, sin tan siquiera tratando de defenderse desde la posesión del balón. Perdía rápidamente la bola, no jugaba con cabeza, sino que aguantaba atrás como pudiese esperando que algún contragolpe acabase con la historia.

La mirada de Benítez a Cristiano cuando falló un mano a mano (por tirar una lamentable vaselina) fue definitoria del miedo que estaba sintiendo el entrenador. "Hemos hecho un grandísimo partido contra el PSG y hemos tenido muchas ocasiones para resolver antes. Al final hemos sufrido pero porque nos faltó hacer ese tercer gol. Tenemos que estar contentos porque hemos sumado otra victoria en un campo tan difícil como este", dijo el madrileño.

Para rematar la faena, con el Celta insistiendo cada vez más gracias a un Nolito al estilo Messi (esto es, echándose el equipo a la espalda y marcando absolutamente todos los tiempos del juego celtiña), Benítez mandó un mensaje en forma de cambio. Sustituyó a Modric, que venía de su lesión, por Nacho Fernández. Un defensa más para crear un doble lateral en la derecha. Reforzó lo que estaba haciendo su equipo con un jugador más indicado para ello. Le salió bien, pero el susto, sin duda, se lo llevó.

Cuando Robert Louis Stevenson escribió El curioso caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde en 1886 seguro que no lo hacía para crear una metáfora sobre un partido de fútbol, sino para mostrar el conflicto interno del ser humano entre el bien y el mal que, como dice el Emperador Palpatin, no dejan de ser "puntos de vista". Si Stevenson hubiera cogido un barco y se hubiese acercado a Vigo y entre taberna y taberna se hubiese animado a ver cómo juegan en España a eso que inventaron en su país, es decir, el fútbol, y así asistir al partido de Liga entre el Celta y el Real Madrid, sin duda podía haberse inspirado de nuevo para sacar una secuela de las vicisitudes vividas por el Señor Hyde.

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