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La impotencia de Simeone: el Atlético volvió a meter el culo en su área
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Simeone volvió a dejar una mala imagen

La impotencia de Simeone: el Atlético volvió a meter el culo en su área

Es una evidencia que al Cholo se le da muy mal el Barcelona. Una victoria de catorce y sumando... y dando mala imagen, que es lo peor contra un equipo sin su estrella y con la defensa de urgencia

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Este Barcelona de Luis Enrique no es el Barça de Guardiola. No nos engañemos. Ni juegan tan bien, ni son tan fiables. En cambio, dan una sensación constante de que la torre de jenga construida por el asturiano está a punto de derrumbarse. El pilar sobre el que se sostiene es Messi y si han ganado cuatro títulos hasta ahora y podrían ganar un quinto antes de 2016 es por él de manera casi exclusiva. Sin Messi es un equipo muy bueno, de los mejores, pero no es el mejor, ni de largo. Su juego se vuelve previsible por no tener trabajadas ideas alternativas a la invención del rosarino. Todo depende de él y gira alrededor de su voluntad. Pero ni siquiera sin él fue capaz Simeone de sacar el culo del Atleti de su área.

Está claro que esa táctica no le ha dado resultado nunca. Ni contra el Barcelona ni contra el Real Madrid. El año pasado, los partidos contra el eterno rival sirven de paradigma para lo que estamos hablando en este artículo. El Atleti salió acongojado en los dos partidos de cuartos de final de la Champions, especialmente en el segundo, en el del Bernabéu, donde no tuvo ni la más mínima intención de atacar y se limitó a defender un 0-0 que en realidad no servía, porque mandaba la eliminatoria a la prórroga. Pero en cambio, en Liga, cuando decidió actuar de manera muy diferente, yendo a buscar al Madrid, intentando jugarle de tú a tú, como dos equipos grandes que son, le goleó. También en Copa superó a los de Ancelotti con suficiencia y gallardía.

Contra el Barça nunca ha “dado con la tecla”, como dice el propio Simeone. Pero también en la Champions ofreció una cara muy distinta a la eliminatoria contra el Madrid. Hablamos de la temporada 2013-14, la de la Liga y la final de Lisboa. En cuartos, el Barça daba miedo, pero el Atleti era uno de los equipos más fuertes de Europa, como después demostró. Aquella eliminatoria se jugó en igualdad de condiciones, con un equipo queriendo el balón y otro defendiéndose pero sin agarrotarse, sin meter el rabo entre las patas. En la vuelta del Calderón, el Cholo ganó su único partido al Barça con una gran defensa, pero también con un buen ataque.

Entonces, si cuando ha metido el culo en su área ha perdido y cuando ha intentado algo diferente ha ganado, ¿por qué se empeña Simeone en esperar que le salga bien lo que sabe de antemano que le sale mal? Con jugadores como Koke, Óliver o Griezmann aspirar sólo a defender es contraproducente. Cierto es que esta vez no se encerró del todo, que durante una fase inicial de cada parte intentó presionar arriba y en ocasiones pudo robar en campo contrario y que luego la falta de coordinación y precisión en los pases evitó que se generaran ocasiones, pero la enorme mayoría del tiempo, se encontraron todas las líneas cerca de Oblak.

Vale que el Barça 14-15 acabó de maravilla y era con merecimiento el campeón de Europa y de todo lo jugable. Pero el rendimiento obtenido entonces no está por ahora al alcance del Barça actual, todavía en proceso de maduración, con Messi de postparto, con una defensa de echarse a temblar y con un banquillo que da más miedo aún. Luis Enrique, de hecho, sólo hizo dos cambios y uno de ellos fue obligado por la lesión de Vermaelen. De no haberse lesionado el belga, sólo habría puesto a jugar a Messi. Y eso habla mucho de cómo está gestionado este Barcelona, que espera como agua de mayo que llegue enero para inscribir a Arda y Aleix.

Una ocasión clara generó el Atlético en todo el partido y acabó en gol. Fue un pase de Tiago que sin duda alguna no tenía la intención de dejar solo a Fernando Torres, sino que un buen despeje se convirtió espontáneamente en una asistencia de gol, más por demérito de la zaga azulgrana que por mérito de su toque. Antes de eso y después de eso, la nada más absoluta. Un tirito de Torres en el primer tiempo y un casi remate de Tiago de cabeza en el segundo. El bagaje ofensivo es de equipo pequeño, la plantilla es de equipo grande. ¿Por qué encogerla en los momentos más importantes?

Este Barcelona de Luis Enrique no es el Barça de Guardiola. No nos engañemos. Ni juegan tan bien, ni son tan fiables. En cambio, dan una sensación constante de que la torre de jenga construida por el asturiano está a punto de derrumbarse. El pilar sobre el que se sostiene es Messi y si han ganado cuatro títulos hasta ahora y podrían ganar un quinto antes de 2016 es por él de manera casi exclusiva. Sin Messi es un equipo muy bueno, de los mejores, pero no es el mejor, ni de largo. Su juego se vuelve previsible por no tener trabajadas ideas alternativas a la invención del rosarino. Todo depende de él y gira alrededor de su voluntad. Pero ni siquiera sin él fue capaz Simeone de sacar el culo del Atleti de su área.

Diego Simeone Antoine Griezmann
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