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En el Granada-Atleti sólo faltó que los jugadores se comieran a besos
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rácano empate que sirve a ambos

En el Granada-Atleti sólo faltó que los jugadores se comieran a besos

Un 0-0 aburrido, sin historia, emoción, ni gracia alguna. Un tristísimo cierre de Liga como espectáculo, aunque la alegría poseyera a ambos, porque el Granada se salvó y el Atleti fue tercero

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Mucho se hablaba de que había un partido que podía ser el más polémico de la última jornada de la Liga de Primera División. Ese Eibar-Córdoba tenía todas las papeletas para que el equipo que no se jugara nada se embolsase algo de dinero por ganar. Pero en realidad, si hubo un encuentro que Javier Tebas y sus secuaces deberían pararse a analizar fue el del Nuevo Los Cármenes. El Granada y el Atleti tenían claro que iban a empatar desde el primer momento, confiando en que lo que pasase en otros sitios les iba a venir bien, y así fue. Un 0-0 aburrido, sin historia, emoción, ni gracia alguna. Un tristísimo cierre de Liga como espectáculo, aunque la alegría poseyera a ambos, porque el Granada se salvó y el Atleti fue tercero.

En ciertos momentos del partido daba la sensación de que se trataba más de un partido amistoso que del más determinante que iban a tener que jugar ambos equipos. Ese es el problema de depender de otros partidos. Problema para el espectador, por supuesto, porque el encuentro no tenía ritmo de juego, movían el balón de un lado para otro, con miedo de perderlo y sin ganas de rifarlo ni de hacer daño. Es que saber que lo que está pasando en otros estadios viene de maravilla a los dos que están jugando en Los Cármenes, les hizo darse la mano de forma metafórica durante todo el partido.

Y digo metafóricamente porque habría estado feo que los veintidós jugadores detuviesen el partido durante un instante y se diesen la mano, un abrazo y un beso. Fue lo único que faltó, porque la amistad entre ambos conjuntos fue para enamorarse entre sí. De hecho, la ocasión que protagonizó el partido ocurrió al principio de la segunda parte. Sí, la ocasión, en singular, porque no hubo absolutamente nada más. Fue un disparo de Koke desde fuera del área a un balón rechazado por la defensa nazarí. Roberto detuvo sin mayor problema.

No pasó absolutamente nada más. Sólo que durante unos minutos, pocos en realidad, del primer tiempo, el Granada estuvo en Segunda. Hubo un silencio en la grada que hacía comprender el nerviosismo momentáneo que generó ese descenso temporal. Lo extraño es que esa inquietud no se trasladó al césped, donde los jugadores que esta vez vistieron de rojiblancos parecían no haberse enterado de lo que pasaba. El ritmo siguió siendo cansino, lento hasta el hartazgo. Y más lo fue cuando los goles del Valencia condenaban al Almería.

El runrún no volvió cuando el Deportivo empató en el Camp Nou un partido que tenía más que perdido. Nadie se daba cuenta de que otro gol coruñés, una victoria blanquiazul, mandaba a Segunda al Granada. No había terminado el partido en Barcelona y la afición nazarí invadió el césped, eufórica, inconsciente. La felicidad no piensa. No hubo sustos de última hora. El Granada seguirá viviendo su sueño de Primera y el Atleti, pues el Atleti cumple su objetivo sin ganar los últimos cuatro partidos. Fue rácano, escaso, pero al final, no estará en la fase previa.

Ficha técnica:

0 - Granada: Roberto; Nyom, Babin, Mainz, Juan Carlos; Iturra, Rubén Pérez; Robert (Candeias, m.78), Piti (Fran Rico, m.36), Rochina; y El Arabi.

0 - Atlético de Madrid: Oblack; Juanfran, Miranda, Godín, Siqueira; Tiago, Gabi, Saúl (Raúl Jiménez, m.83); Raúl García, Koke y Griezmann.

Árbitro: González González (Comité castellanoleonés). Sin amonestaciones.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima octava y última jornada de la Liga BBVA disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes ante 22.500 espectadores. Lleno.

Mucho se hablaba de que había un partido que podía ser el más polémico de la última jornada de la Liga de Primera División. Ese Eibar-Córdoba tenía todas las papeletas para que el equipo que no se jugara nada se embolsase algo de dinero por ganar. Pero en realidad, si hubo un encuentro que Javier Tebas y sus secuaces deberían pararse a analizar fue el del Nuevo Los Cármenes. El Granada y el Atleti tenían claro que iban a empatar desde el primer momento, confiando en que lo que pasase en otros sitios les iba a venir bien, y así fue. Un 0-0 aburrido, sin historia, emoción, ni gracia alguna. Un tristísimo cierre de Liga como espectáculo, aunque la alegría poseyera a ambos, porque el Granada se salvó y el Atleti fue tercero.

Diego Simeone
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