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El Atlético cae en casa 27 partidos después y ve cómo el Real Madrid se le escapa
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están a 7 puntos de los blancos y a 3 del barça

El Atlético cae en casa 27 partidos después y ve cómo el Real Madrid se le escapa

El gran gol de Luciano Vietto dejó petrifecado a un Calderón algo desamparado. Desde el 12 de marzo de 2013 no perdía ante su gente el equipo de Simeone

Foto: Sin chispa. No hubo manera de penetrar la meta de un Asenjo muy motivado.
Sin chispa. No hubo manera de penetrar la meta de un Asenjo muy motivado.

El enrarecido ambiente que se respiraba en la grada no invitaba al optimismo. Sobre el césped, el fútbol desplegado por el Atlético de Madrid, menos. Su derrota por la mínima ante el Villarreal (0-1) puso fin a una racha de 27 partidos ligueros (21 si sumamos todas las competiciones) sin conocer la derrota en un Vicente Calderón. Un coliseo desangelado que el pasado domingo registró la peor entrada de la temporada con apenas 35.000 espectadores en sus gradas. Para encontrar el último tropiezo de los rojiblancos hay que irse al 12 de mayo de 2013, cuando el Barcelona ganó en la ribera del Manzanares 1-2. Imbatibilidad que una soberbia maniobra del argentino Luciano Vietto en minuto 84 de partido rompió en mil pedazos.

Entre una y otra derrota, ninguno de los 23 equipos que habían visitado el Calderón en Liga competición doméstica había se había ido con los tres puntos en el bolsillo. Un largo periodo donde el Atlético sólo había cedido doce de los 81 puntos disputados con un balance de 21 triunfos y seis empates (68 goles a favor y 16 en contra). Así las cosas las mejores rachas del Atlético, en lo que a victorias consecutivas en Liga ante su gente se refiere, siguen estando en 44 (de 1974 a 1976) y 30 (de 1989 a 1991).

La violencia ultra centró todas las miradas y se erigió en una rémora que condicionó de forma alarmante un día propicio para dar caza al Barcelona (35 puntos) en la segunda posición de la tabla y, de paso, mantener intacto el pulso con el Real Madrid. Los blancos saben que acabarán líderes 2014 (39 puntos) y, en medio de un exuberante momento de resultados (20 partidos ganados en serie en todas las competiciones), ponen tierra de por medio respecto a sus inmediatos perseguidores. El Atlético es tercero con 32 puntos, el peor registro en la jornada 15 de las últimas tres temporadas (37 puntos en la 2012/2013 y 40 el curso pasado). Toca remar.

Por un momento los más devotos pensaron en agarrarse a una de las señales de protesta previstas por el Fondo Sur del estadio para voltear lo adverso del resultado. Pero ni por esas. Sobre el césped, el Atlético quedó huérfano del apoyo incondicional de quien se vanagloria de ser una de las mejores aficiones del mundo. Los jugadores fueron los principales damnificados de las reivindicaciones de unos y otros. Por un lado, la rabieta de los miembros de una grada joven en la que se alojaban los miembros fichados del Frente Atlético expulsados por el club tras los graves incidentes de hace dos semanas que se saldaron con la muerte de un radical del Deportivo de la Coruña. En señal de protesta y disconformidad con la decisión de la entidad anunciaron que empezarían a cantar en el minuto 82.

Una extraña forma de rendir tributo al año de fundación (1982) de la facción ultra del equipo rojiblanco. En el otro, el resto de seguidores que abogan por dejarse la piel animando a los suyos lejos de la violencia, la discriminación y el fascismo. Cuando a unos les daba por entonar algún cántico llegaban los otros para abuchear. Un desencuentro palpable que no hace sino elevar el nivel de tensión y malestar en un campo caracterizado por la pasión desenfrenada con la que vive el fútbol.

"Yo hablo del partido. Fue entretenido, con alguna situación de gol para los dos. Estaba visto que quien acertase tendría muchas posibilidades de llevarse el partido, y así fue". En sala de prensa, Simeone lució apagado, sin demasiadas ganas de enredarse con la prensa en el protocolario cuestionario que sigue a los partidos. Más allá de los lugares comunes, tocaba afrontar el factor ambiental y la deprimente estampa que nos dejó el primer partido después de la lamentable batalla campal ocurrida en Madrid Río. El argentino sabía que llegaría. Para afrontarlo, tomó aire y respiró profundamente. "El ambiente me pereció bueno", expresó con languidez.

Una respuesta insulta y, sobre todo, que no se corresponde ni con la realidad ni con su propia opinión. Él, cuyas palabras son tomadas como un dogma de fe por la parroquia colchonera, optó por evitar pisar el charco y mantenerse al margen de una polémica que, inevitablemente, ha hecho mella en sus chicos. Hace dos semanas, antes de que Vietto desnudara las vergüenzas de Godín en las proximidades del área defendida por Miguel Ángel Moyá, el Cholo hubiera recorrido histérico la banda arengando a la afición. Caldeando el ambiente, pidiendo más a fin de poner en práctica el lema inscrito en la cristalera del Estadio Vicente Calderón: Juega cada partido como si fuera el último.

Sí quiso mostrar sus sensaciones sobre lo vivido en el terreno fue Tiago. El centrocampista portugués no se escondió y habló de forma cristalina. “Había algo raro, no era el Calderón de siempre. No podemos hacer nada, no depende de nosotros, pero yo por mí pido estar unidos otra vez, estar todos juntos, porque juntos somos más fuertes. No sé de qué depende. El Atlético necesita de todos juntos, somos más fuertes si estamos todos juntos y pedir a todos que el próximo partido en el Calderón sea distinto”, reconocía en zona mixta. Por su parte, Gabi, el capitán de la nave colchonera, abogó por la unidad como única forma de revertir la situación. “El ambiente ha sido raro, difícil. Me quedo con la gente que ha entrado a ayudarnos y a apoyarnos y ahora, en estos momentos de cierta división, sólo pedimos unión. Es lo único que nos puede sacar. La única forma de posicionarnos nosotros es con esa unión y con esa identificación, que nos ha llevado a ser los mejores y espero que volvamos a serlo", explicó el centrocampista rojiblanco.

El enrarecido ambiente que se respiraba en la grada no invitaba al optimismo. Sobre el césped, el fútbol desplegado por el Atlético de Madrid, menos. Su derrota por la mínima ante el Villarreal (0-1) puso fin a una racha de 27 partidos ligueros (21 si sumamos todas las competiciones) sin conocer la derrota en un Vicente Calderón. Un coliseo desangelado que el pasado domingo registró la peor entrada de la temporada con apenas 35.000 espectadores en sus gradas. Para encontrar el último tropiezo de los rojiblancos hay que irse al 12 de mayo de 2013, cuando el Barcelona ganó en la ribera del Manzanares 1-2. Imbatibilidad que una soberbia maniobra del argentino Luciano Vietto en minuto 84 de partido rompió en mil pedazos.

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