El Atleti se descuelga y el Cholo se consuela con los empates de Sevilla y Valencia

A base de pinchazos la apretada cabeza de la clasificación se va descongestionando. Si hace dos jornadas los cinco primeros puestos quedaban condensados en dos puntos, tras la disputa de la undécima cita de la temporada las distancias ascienden a cuatro. Estos son los puntos que separan al Real Madrid, líder sólido con 27 puntos, del Atlético de Madrid y del Sevilla, cuarto y quinto respectivamente con 23 puntos. Sólo los blancos y el Barcelona solventaron con éxito sus compromisos. El Atlético cayó de forma inadmisible en Anoeta (2-1), mientras que el Valencia concedió un empate en Mestalla ante el Athletic que recobra el pulso tras la debacle en Champions (0-0) y el Sevilla también se estrelló frente a un digno Levante (1-1).

"Me voy contento porque es una fecha buena. Empató el Valencia, empató el Sevilla y no fue tan mala la derrota". Tras la segunda derrota de la temporada en Liga, el Cholo Simeone estaba para pocas declaraciones. Un conformismo que evoca al discurso de esa ‘otra Liga’ de la que su Atlético forma parte activa, siempre a la sombra de la tiránica bicefalia impuesta por Real Madrid y Barcelona. En cualquier caso, palabras las justas en una situación de mosqueo que trató de contener con lacónicas respuestas a las contadas preguntas de los periodistas. Escasos tres interrogantes fueron suficientes para cubrir expediente y huir escopetado por donde había entrado.

En un encuentro de mucho roce y poco cariño por el balón (34 faltas totales, 17 para cada bando), las dos tarjetas amarillas que vio Guilherme Siqueira en apenas tres minutos tras sendas entradas sobre Xabi Prieto y Carlos Vela desnivelaron la balanza. En la debacle de Mestalla del 19 de octubre, fue Alessio Cerci quien entró en descontrol y se vio obligado a irse a la ducha 22 minutos después de ingresar al campo. El domingo, el suicidio fue más abrupto si cabe. Dos disparos en el pie que resumen la impotencia rojiblanca cuando vienen mal dadas. "Es una situación de juego, él va con el afán de llegar al balón y la velocidad del juego produce estas situaciones", opinaba Simeone sobre la segunda de las entradas extemporáneas de su pupilo.

"Ha sido con mucha intensidad y muy cambiante. Empezamos muy bien, después la Real Sociedad reaccionó y encontró el empate. En el arranque del segundo tiempo volvimos a empezar bien, pero con la expulsión la Real aumentó la intensidad en nuestro campo hasta que llegó el gol y se llevó el partido". Un resumen insulso que esconde una jugada que, como la expulsión posterior, pudo cambiar el signo del partido mucho antes. Hablamos de un más que posible penalti de Godín sobre un Vela portentoso, pero Álvarez Izquierdo se sintió engañado por el mediapunta mexicano, al que no dudó en amonestar. Ambos jugadores resolvieron la acción con un amable intercambio dialéctico que no consiguió despejar las dudas.

Turno de los jugadores. Cristian Ansaldi, que volvió a jugar después de cuatro partidos ausente por lesión y por decisión técnica, fue el primer recambio del Cholo después de la roja. El argentino no perdió oportunidad de hacer hincapié en “un factor muy importante para ellos es que nosotros nos quedamos con un jugador menos”. Por su parte, el meta colchonero Miguel Ángel Moyá reconoció la descarada apuesta por la igualada tras la expulsión de Siquiera y se lamentó del cabezazo de Aguirretxe en la recta final del partido. "Ya que a veces no se puede ganar, hemos intentado quedarnos con el empate, pero hemos tenido la desgracia de encajar el gol en los últimos minutos", expresaba el cancerbero en zona mixta.

En cualquier caso, se trata de tímidas puyas que se pronuncian con la boca pequeña. Porque la Real fue mucha Real. Vela, recuperando su posición de mando por detrás del delantero, fue mucho Vela. Y el Atlético se quedó en poquita cosa y asistió de forma irremediable a una resurrección cuando más turbias bajaban las aguas por el río Urumea. Siete amarillas (Koke, Raúl García, Juanfrán, Gabi, Mario Suárez, Arda y Siqueira), dos de ellas por protestar, ilustran la impotencia rojiblanca. Porque se las prometieron muy felices tras el despiste de la zaga a los diez minutos de partido. Pero quien más dudó fue la suya propia, tambaleante como hacía tiempo que no se veía. Y al final llegaron los goles en contra, la desesperación y una derrota que deja al Atlético cuarto, a cuatro puntos del Real Madrid, antes del parón de selecciones. El Málaga (sábado 22, 16.00 horas), asentado en puestos europeos, asoma en el horizonte.