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Varane debe mirarse en el espejo de Isco: mismos minutos, pero sin la vitola de titular
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el francés siempre cumple cuando puede jugar

Varane debe mirarse en el espejo de Isco: mismos minutos, pero sin la vitola de titular

El francés juega de maravilla cada vez que salta al campo para ocupar el lugar de Ramos o Pepe, pero aún no ha conseguido ganarse a Ancelotti

Foto: Varane e Isco celebran el segundo gol del francés al Cornellà (Reuters).
Varane e Isco celebran el segundo gol del francés al Cornellà (Reuters).

La eliminatoria de la Copa del Rey contra el Cornellà iba a servir de poco, realmente, para el Real Madrid. En principio, era un partido sin más que iba a llevar al club blanco a los octavos de final, una vez se solventara ese, a priori, trámite, y la posterior e inservible vuelta en el Bernabéu. Sin embargo, ante la indiferencia que esta histórica competición parece despertar en la Federación por su nefasta organización, Carlo Ancelotti aprovechó la oportunidad para que varios de sus hombres cogiesen confianza en sí mismos para lo que viene por delante, que será largo. Son esos jugadores que hacen a un buen equipo ser la mejor plantilla. Los menos habituales, los que están para remendar con un pespunte cualquier desperfecto. Y entre todos ellos sobresale, por muchos motivos, la cabeza de Raphaël Varane.

No es su papel, ni siquiera se le pide que lo haga, pero en Cornellà-El Prat, el defensa francés sacó a relucir sus rizos oscuros para por dos veces superar a la defensa catalana y así marcar su quinto gol en doce partidos de Copa del Rey. Su rendimiento en esta competición es excelente, rozando casi la perfección. Es en este torneo cuando se empezó a ganar el respeto y la admiración del madridismo cuando no sólo marcó otros dos goles de cabeza al Fútbol Club Barcelona, sino que desesperó a los atacantes azulgranas tanto en el Bernabéu como en el Camp Nou, con una defensa sensacional, tremendamente efectiva y de muchísima autoconfianza.

Vídeo:Varane y Keylor Navas hablan tras la victoria en Cornellà

Siempre ha estado ahí cuando José Mourinho o Carlo Ancelotti lo han necesitado. Incluso el técnico portugués decidió otorgarle la vitola de titular cuando vio un mínimo bajón de forma de Pepe durante la temporada 2012-13. Y Varane cumplió con su papel de una manera soberbia. Se enfrentó a grandes atacantes, como Van Persie, Dzeko e incluso Messi, pero ninguno pudo romper la muralla que había creado el joven jugador de Lille. En esos días de gresca y máxima presión competitiva, Varane dejó bien claro que más que pensar en un jugador más que útil en el futuro, también debería serlo en el Real Madrid actual.

Y ese es el objetivo de Raphaël. Y para ello le va a tocar asumir el mismo papel que ha tenido Isco Alarcón. Durante muchas fases de la temporada pasada, Isco no tuvo todos los minutos que cabía esperar para un jugador de su contrastada calidad. Sin embargo, cuando la campaña arreciaba y las piernas de los indiscutibles se iban cargando, Isco encontró una luz por el camino que le hizo ser el primer relevo en la final de la Copa del Rey para Cristiano Ronaldo. Quizás, si no hubiese estado lesionado, habría sido Jesé Rodríguez el sustituto natural del 7, pero el infortunio favoreció a Isco, y no al canario.

Aun así, Isco siguió siendo una opción secundaria en este inicio de campaña, pero su esfuerzo y entrega sobre el terreno de juego cada vez que ha participado han creado un dilema muy profundo a Ancelotti, que tendrá muy difícil justificar la salida del once titular del malagueño, si es que la vuelta de Gareth Bale así lo obliga. Precisamente, el rendimiento altísimo de Isco ha coincidido no solamente con la lesión de Bale, sino con un inicio de año muy productivo en cuando a datos de goles y asistencias, pero escueto en cuanto a aportación al conjunto del grupo y en cuanto a sensaciones globales.

Lo que frenó, probablemente, la ascensión de Raphaël Varane a la titularidad del Real Madrid fue esa lesión que se produjo precisamente en Cornellà-El Prat en mayo de 2013, justo cuando era indiscutible, y nadie, y menos Mourinho, echaba de menos a Pepe al lado de Sergio Ramos. Ahora, la rodilla derecha ya no se inflama cada vez que termina un partido; puede seguir compitiendo siempre que el club lo necesite. La pareja Pepe-Sergio Ramos lleva muchos años ya consolidada en la zaga merengue, pero por detrás hay un francés que no va a renunciar a ser uno de los mejores centrales del planeta. Ya convenció a Didier Deschamps, que le ha garantizado un lugar en la defensa de Francia. Ahora le toca hacerlo con Carlo Ancelotti.

Y el Real Madrid ya sabe que Varane no va a aceptar ser una simple segunda opción durante mucho más tiempo. Ya el pasado verano amenazó con marcharse si no le garantizaban que jugaría con una mayor regularidad de lo que pudo hacer el año pasado. Muchos equipos de Europa estarían dispuestos a hacer un gran desembolso económico por un jugador que les asegura un líder defensivo durante una década.

La eliminatoria de la Copa del Rey contra el Cornellà iba a servir de poco, realmente, para el Real Madrid. En principio, era un partido sin más que iba a llevar al club blanco a los octavos de final, una vez se solventara ese, a priori, trámite, y la posterior e inservible vuelta en el Bernabéu. Sin embargo, ante la indiferencia que esta histórica competición parece despertar en la Federación por su nefasta organización, Carlo Ancelotti aprovechó la oportunidad para que varios de sus hombres cogiesen confianza en sí mismos para lo que viene por delante, que será largo. Son esos jugadores que hacen a un buen equipo ser la mejor plantilla. Los menos habituales, los que están para remendar con un pespunte cualquier desperfecto. Y entre todos ellos sobresale, por muchos motivos, la cabeza de Raphaël Varane.

Raphael Varane Isco
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