La imbatibilidad histórica de Bravo frente a la mejor racha de Casillas desde 2009

Hay partidos que atraen todos los focos del mundo del fútbol y el Clásico es uno de ellos. Se trata de un evento con semejante magnitud y relevancia que los puntos de interés se multiplican: quién marcará el primer tanto, cómo será el particular duelo entre Cristiano y Messi, batirá éste el récord de Zarra, la actuación del colegiado… Tantos como protagonistas pasen por la alfombra verde del Santiago Bernabéu. Y allí, en los extremos, se situarán Iker Casillas y Claudio Bravo. Las porterías serán uno de los puntos calientes del partido de este sábado: el primero de ellos se somete a un nuevo juicio en el que su situación actual puede mejorar o empeorar… mientras roza con la punta de los guantes su mejor racha desde hace cinco años. El segundo llega con el objetivo de proteger su récord de imbatibilidad en un estadio que es una pesadilla para él.

A sus 33 años y después de 16 temporadas defendiendo el escudo del Real Madrid, Iker Casillas llega como si de un debutante se tratase. Podría resultar exagerado, pero los números avalan semejante comparación. Siempre moviéndonos en el contexto de la Liga, para encontrar el último Clásico que disputó el portero blanco hay que remontarse a octubre de 2012 cuando Barcelona y Real Madrid empataron a dos en el Camp Nou. Más lejano es el último encuentro que Casillas jugó contra el conjunto azulgrana en el Bernabéu: fue en diciembre de 2011 y los blancos perdieron (1-3). Han pasado un total de 800 días en los que Iker sí se ha cruzado con el Barcelona, pero no en el campeonato doméstico.

Un escenario perfecto

El cancerbero madridista llega a Concha Espina con su pasado olvidado por sus detractores y los partidos convertidos en un constante juicio sobre cada uno de sus movimientos. Ni recuperar la titularidad al cien por cien le ha dado paz y sosiego. El Clásico se antoja como el escenario perfecto para revalidarse y silenciar los murmullos, pero también puede ser un arma de doble filo: un fallo puede terminar por condenarle de manera definitiva. Sea como sea, detractores y defensores tendrán a qué agarrarse. En un partido de extremos como el de este sábado, Claudio Bravo representa la otra cara de la moneda. Sin rastro de las comparaciones con Víctor Valdés, el chileno ha asumido las riendas en Liga frente a Ter Stegen y se ha adaptado al Barcelona y a su entorno sin problemas.

Tanto que en ocho jornadas ya puede presumir de ser el portero que más minutos lleva sin encajar un gol: 720. Hasta su llegada, el récord estaba en manos de uno de los anteriores inquilinos de la portería azulgrana, Valdés (686). El chileno tiene ante sí el reto defender semejante marca en el Santiago Bernabéu, un estadio que se ha convertido en una pesadilla para Bravo. Haciendo uso de los datos recogidos por OPTA, a esto hay que añadir que el Real Madrid es el equipo que más veces le ha ganado (9) y el que más tantos le ha marcado (30). Con un paso más sigiloso que el de su homólogo en el Real Madrid, Bravo se ha convertido en un seguro bajo palos que no hace temer a Luis Enrique por la labor defensiva de sus hombres. Es más, éste frente está siendo uno de los más férreos del actual Barcelona.

Una de las mejores defensas de Europa

Claudio Bravo cuenta con la ayuda de unos zagueros que sólo han permitido el paso de 13 disparos y ha concedido 52 remates. Números que les convierten en una de las mejores defensas de Europa pues sólo Juventus y Bayern de Múnich registran números inferiores en dichos parámetros: 13 y 48, respectivamente. Además, el Barcelona sólo ha permitido que se finalicen 11 jugadas de las 57 que le han hecho mientras que el Real Madrid registra un promedio peor: 21 jugadas de 90. Es ahí cuando surge la pericia del portero y con los números sobre la mesa, Casillas detiene más que Bravo: 16-13 para el madridista. Es más, ha solventado el 100% de disparos que llegan desde fuera del área ya que todos los goles han nacido dentro de sus inmediaciones. El azulgrana, por su parte, ha parado tres veces desde fuera del área y diez desde el interior.

La balanza entre uno y otro se desequilibra cuando se trata de ocasiones claras de gol: Bravo detiene 1 de cada 4 balones que llegan a bocajarro mientras que el promedio de Casillas señala un 2 de 10. Las diferencias se reducen cuando estudiamos otras facetas de su juego como los penaltis ya que ninguno destaca de manera especial cuando se enfrentan a las penas máximas. El español ha detenido 5 de los últimos 25 por los 2 de 17 del chileno. Sea como sea, ambos han suspendido cuando en frente ha estado Messi o Cristiano. Y aunque parezca extraño, tanto uno como otro flojean en el juego aéreo: Casillas encaja el 17% de los goles de esa manera y Bravo, el 14%. El problema llega cuando los datos se reducen exclusivamente a la presente temporada: de los ocho goles que ha encajado el Real Madrid, tres llegaron tras un córner.

A pesar de los números, lo que es innegable es que Iker Casillas llega al Clásico después de haber acumulado tres partidos consecutivos sin encajar ni un solo gol, algo que si se repite este sábado dará forma a su mejor racha desde hace cinco años. Claudio Bravo, por su parte, saltará al campo con un récord histórico que debe proteger y defender con uñas y dientes ante el equipo que más veces ha perforado su portería. Bajos sus propios focos, ambos serán juzgados y el Clásico marcará un antes y un después. Algo que sólo los mejores partidos son capaces de hacer.