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Messi está listo para recibir el homenaje del Bernabéu… o la mayor bronca de su vida
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está a dos goles de superar a zarra

Messi está listo para recibir el homenaje del Bernabéu… o la mayor bronca de su vida

El argentino marcó ante el Eibar y se queda a dos de superar al mítico Zarra como pichichi histórico de la Liga. El Bernabéu tiene claro que no adulará al astro argentino

Foto: Messi en una de las oportunidades de gol que dispuso ante el Eibar.
Messi en una de las oportunidades de gol que dispuso ante el Eibar.

Para muchos, el 18 de octubre de 2014 pasará a la historia como el día que el Eibar pisó con dignidad el Camp Nou por primera vez en sus 73 años de vida. Para otros, sin embargo, este día será recordado como el del lamento de Messi, ansioso por rebasar al mítico Telmo Zarra como máximo goleador en la historia de la Liga. Pese a mostrarse activo, voluntarioso y dinámico en el triunfo ante el cuadro guipuzcoano (3-0), el argentino sólo fue capaz de abrochar el marcador con una cabalgada que poco a poco se acerca a su mejor versión (8 goles y 7 asistencias en Liga). Con 250 goles se queda a uno de los 251 del que fue definido como la mejor cabeza de Europa después de Churchill. El morboso destino aguarda a que tan exclusiva conmemoración sea en la casa del máximo rival.

¿Habrá homenaje? Un debate de índole nacional, a la altura del pequeño Nicolás, las tarjetas opacas de Bankia o incluso la sonrojante gestión del Ébola, que se reaviva a seis días de una nueva edición del clásico y que ha alcanzado a las altas esferas de la competición. Los responsables de que pudiera darse (o no) el reconocimiento de la discordia. "Yo he visto en ese mismo campo a la gente aplaudir de pie a Maradona y Ronaldinho. Creo que el fútbol español sabría valorar lo importante que es este jugador para nuestra Liga. Los aficionados del Real Madrid entienden de fútbol y siempre han sido un público muy caballeroso. Si han aplaudido a estas dos grandes estrellas, por qué no van a aplaudir a Messi", comentaba Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional hace unos días.

Pese a la concesión, a los pocos segundos reculaba y reconocía la dificultad que entrañaba tal empresa. "Creo que los homenajes tendrían que ser en cualquier lugar, pero parece que puede crear ciertas suspicacias. Si se crean suspicacias, prefiero que no sea así", sentenciaba, tratando de deshacer un entuerto que, pase lo que pase, traerá cola. Porque se está pidiendo un imposible. Dado el hipotético doblete, el feudo blanco será incapaz de domar su orgullo y reconocer el mérito de su némesis. Leo Messi está preparado para la batalla y para una más que probable bronca. No le preocupa. El argentino tiene en el Real Madrid a su víctima predilecta.

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El pasado jueves, con motivo del décimo aniversario de su debut con el primer equipo, recordábamos las exuberantes cifras que La Pulga ostenta ante los merengues: 21 goles en 28 partidos (13 victorias, 8 derrotas y 7 empates). 17 de ellos han llegado con Casillas, el portero titular para la esperada cita, bajo palos y 12 en Concha Espina, donde el crack azulgrana se desenvuelve como pez en el agua. Por si fuera poco, de las cinco ocasiones en las que ha endosado dos o tres goles a los blancos, tres han sido en territorio enemigo: en el 2-6 de la 2008/2009 (dos goles), en la ida de las semifinales de Champions de la 2010/2011 (dos goles) y en la vuelta de la Liga 2013/2014 (tres goles).

Del suspiro a la media sonrisa

“Ha sido el día que más nos ha costado jugar por el acierto del rival. No hemos estado precisos en los últimos metros, nos ha costado, pero no ha peligrado el resultado, no hemos sufrido demasiado”. En la sala de prensa de La Rosaleda, Luis Enrique se empleaba en estos términos tras el primer tropiezo liguero del curso. El Barcelona empató a nada ante un Málaga bien pertrechado, más pendiente de contener la furia ofensiva del rival que de desarrollar la suya propia. La receta funcionó a los de Javi Gracia. Y el cuadro armero trató de hacerlo, pero el motor gripó a la hora de juego. Llegaron a la Ciudad Condal con cara de primos, desplegando un arsenal tecnológico con el que inmortalizar el esperado momento. Un día marcado en rojo en el calendario para un equipo que da sus primeros pasos en la máxima categoría con 18 millones de presupuesto (sólo Messi cobra 20), la cifra más baja de la competición, y que apenas ha invertido 75.000 euros en fichajes (el salario mínimo en Primera es de 129.000 euros). En frente, los 539 ‘kilos’ que han aprobado los culés para el presente curso.

El partido llevaba pegado en la frente la etiqueta de ‘pan comido’. Tanto, que en la planta noble del Camp Nou, el presidente, Josep María Bartomeu, se perdió las infructuosas acometidas de los suyos durante los primeros compases de partido. En un derroche de autoestima y amor propio, con la reelección de 2016 capitalizando sus pensamientos, su aparición en el palco coincidió con dos sustos de un rival a quien el tembleque en sus piernas impidió coronar la cima antes del descanso, el momento cumbre en la tibia apuesta de Gaizka Garitano y sus ocho apellidos vascos. Primero Ander Capa lo hizo todo bien pero, cuando el Camp Nou se echaba las manos a la cabeza y empezaba a dar forma a la primera pitada de la velada, el punto de mira del atacante eibarrés se torció por apenas un palmo. Un fallo clamoroso, carne de memes infectados de sorna, del que se arrepentirá toda su vida. Al borde del entretiempo, Saúl Berjón se plantó solo ante Bravo, pero el meta chileno sacó otro gol cantado.

Dos oportunidades de oro para hacer saltar la banca y desnudar las vergüenzas defensivas del Barça. En la primera Piqué se la traga. En la segunda fue Alves quien echó a su compañero a los leones. No lo vio así Luis Enrique, para quien las ocasiones se debieron en exclusiva al acierto del oponente. Ya saben, lo de las cosas y el prisma con el que se miren. Antes, un autobús delante de la portería, con diez hombres replegados y un punta tratando de rascar algo en la soledad del medio campo, echaba el cerrojo a duras penas mientras Messi percutía con ahínco en busca del premio. Una tónica (75% de posesión, 81% en el primer acto) que se mantuvo hasta el minuto 60, cuando Xavi Hernández se zambulló en el área desde segunda línea para recoger el regalo de su ‘10’. “Creo que el equipo ha hecho un buen partido a pesar de que nos ha costado abrir la lata”, condensaba el capitán en la flash interview con las cámaras de Canal + como testigos. Algunas de las nueve paradas de Xabier Irureta tuvieron la culpa.

El cancerbero de Ondarroa, uno de los tres candidatos a mejor portero de la Liga Adelante por su buen hacer en el año del ascenso, fue uno de los más destacados de los vascos. Sin sus intervenciones la tentación culé y la pesadilla blanca no hubieran tenido lugar. Leo se hubiera marcado un póker como el de su amigo Agüero en el Etihad Stadium y asunto resuelto. Tras el gol, los suspiros, los lamentos, los pitos y los agobios amainaron. El Eibar había claudicado. Luego llegó el centro desde la derecha de Alves y el remate de Neymar en semivolea desde el corazón del área para hacer su octavo gol del presente curso y celebrar su partido 50 con el Barcelona. Un tanto que como ocurriera en Vallecas, supuso el principio del fin. A los dos minutos, Messi encontró el camino tras una patentada galopada para, tras asociarse con Neymar, perforar el arco de Irureta con disparo cruzado.

Pero en un equipo donde la excelencia es la única fórmula válida, surgieron algunas dudas. Las rotaciones pusieron una línea de tres en la medular compuesta por Xavi, Mascherano y Sergi Roberto. Del centro del campo titular, sólo Iniesta apareció tras el fuerte encontronazo de Sergi Roberto con Lillo. Lucho optó por dar a Rakitic y Busquets un merecido asueto. Descanso que el Barcelona notó a la hora de circular. Los más críticos no entienden cómo no se puede disponer de las mejores piezas en todos los partidos, mientras rezar porque Messi no coja un inoportuno constipado. Con todo, el Barcelona se mantiene imbatido en Liga –Bravo suma 720 minutos sin encajar, superando el récord de imbatibilidad de Víctor Valdés de la temporada 2008/2009 con 686-. Además los catalanes suman 22 goles a favor, con siete victorias y un empate en el expediente de una competición doméstica que lideran sin altibajos. Con sendos compromisos europeos (el Madrid ante el Liverpool y el Barça ante el Ajax) mediante, los dos grandes de nuestro fútbol miran de reojo al clásico del sábado 25 en el Santiago Bernabéu (18.00). Messi está listo.

Para muchos, el 18 de octubre de 2014 pasará a la historia como el día que el Eibar pisó con dignidad el Camp Nou por primera vez en sus 73 años de vida. Para otros, sin embargo, este día será recordado como el del lamento de Messi, ansioso por rebasar al mítico Telmo Zarra como máximo goleador en la historia de la Liga. Pese a mostrarse activo, voluntarioso y dinámico en el triunfo ante el cuadro guipuzcoano (3-0), el argentino sólo fue capaz de abrochar el marcador con una cabalgada que poco a poco se acerca a su mejor versión (8 goles y 7 asistencias en Liga). Con 250 goles se queda a uno de los 251 del que fue definido como la mejor cabeza de Europa después de Churchill. El morboso destino aguarda a que tan exclusiva conmemoración sea en la casa del máximo rival.

Leo Messi
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