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El 'suplente' Moyá encarna el nuevo proyecto campeón que edifica Simeone
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los rojiblancos volverán a pelear por todo

El 'suplente' Moyá encarna el nuevo proyecto campeón que edifica Simeone

Llegó para ser el suplente del portero más caro de la historia de la Liga, pero sus grandes actuaciones le han garantizado un puesto fijo bajo palos. Simeone no duda

Foto: El atletico se lleva el derbi madrileño (1-2)
El atletico se lleva el derbi madrileño (1-2)

Miguel Ángel Moya (Binisalem, 1984) es el paradigma de la meritocracia por la que apuesta Simeone en el año del “volver a empezar”. En estos primeros compases de la temporada, el mallorquín se ha convertido, por méritos propios, en el primer portero del Atlético de Madrid, ganándole el puesto al esloveno Jan Oblak, el hombre en el que se pensó en un primer momentos para tratar de minimizar las secuelas que dejó la alargada sombra de Thibaut Courtois. Sin embargo, la enigmática lesión del esloveno le sirvió en bandeja la oportunidad de exhibir sus excelentes facultades. Primero en pretemporada, luego en la Supercopa de España y ahora en Liga. "Mi obsesión está basada en el crecimiento de encontrar al equipo. Tengo querearmar el grupo, para que vuelva a pensar con la misma filosofía.Quedó un núcleo que nos va a empujar a seguir construyendo lo que tenemos", destacó el técnico argentino en una entrevista con el diario Clarín. Un modo de entender el fútbol que pasa por edificar un ejército de aguerridos pretorianos que se dejen la piel cada vez que saltan al campo. Guerreros cuya esencia emana del banco. Desde allí se transmite a los palos antes de contagiar al resto de líneas del frente.

El pasado sábado, el Atlético se llevó el triunfo del Bernabéu, rasgando las vestiduras a más de uno en la zona noble de Chamartín. Uno de los principales artífices de la conquista fue Moyá, el hombre que ha zanjado el debate en el arco colchonero a base de tesón y buenos modos. No lo tuvo fácil un Atlético que supo tragar saliva ante el eterno rival. Minutos de zarandeos constantes que el meta supo encajar con entereza y una buena dosis de reflejos. Primero fue una falta de Bale que se envenenó tras impactar en la barrera. Luego una contra planeada por Cristiano Ronaldo que Benzema no fue capaz de controlar cuando se encontraba solo ante el cancerbero. Para acabar con el recital, de nuevo el delantero francés cabeceó con intención dentro del área un envío templado de Cristiano por la derecha. Su disparo fue repelido con maestría por el principal culpable de que el primer acto concluyera con tablas en el marcador.

Tras el choque, trató de desprenderse de la etiqueta de salvador con un discurso humilde. “Han sido dos paradas diferentes. Una ha sido unafalta en la frontal del área, donde había mucha barrera, mucha gente y hasta el último momento no he podido ver la trayectoria del balón, y la segunda ha sido aBenzema, con un remate con bote delantey una buena respuesta abajo, nada más”. Pese a su afán por restarse importancia, gracias a sus acertadas intervenciones los rojiblancos pudieron metabolizar con empaque los 20 minutos de asedio del Real Madrid que siguieron al penalti transformado por Cristiano Ronaldo. Fue entonces cuando emergió la fe colchonera. Luego llegó la pizarra del Cholo. Sus tres cambios (Arda, Griezmann y Mario Suárez) evidenciaron el excelente fondo de armario que poseen los rojiblancos y pusieron paras arriba el Santiago Bernabéu por segunda vez consecutiva en Liga. Por si fuera necesario, Cerci y Saúl, dos hombres a tener en cuenta de cara a una temporada que se puede hacer larga, estaban listos para despojarse del peto de suplente y salir a aportar su granito de arena.

“Me gustaría tomar ejemplo de jugadores y amigos como Gabi y Mario Suárez, que llegaron sin hacer mucho ruido y a día de hoy son los mejores mediocentros”, confesaba un hombre que vive cada día con la ilusión de mejorar. Con el primero coincidió en el Getafe, con el segundo en el Mallorca. Ahora, más curtidos y resabiados, los tres vuelven a encontrarse ser parte activa de un proyecto que no se pone límites. Mientras el Cholo trata de quitarse presión aludiendo a las abismales diferencias de presupuesto con Madrid y Barcelona (“Nuestros rivales son Sevilla, Valencia y Athletic”, suele repetir), la plantilla se conjura para ganar la Champions, el sueño húmedo de todos los rojiblancos. "Nos falta laChampions y vamos a luchar por ello. Fue un sueño roto. Nunca se va a olvidary más de la manera en que ocurrió”. Gabi aprovechaba una íntima entrevista con el programa de Canal Plus ‘Espacio Reservado’ para abrirse y confesar sus deseos para este curso. Se ganó la Liga después de 18 años, se ganó la Copa del Rey después de 17… llega el momento de la Orejona. El martes (20.45), en el Georgios Karaiskakis de Atenas aguarda el Olympiacos de Míchel, primera piedra en el soñado camino a Berlín.

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Estar en el sitio adecuado en el momento justo

El fruto había madurado y estaba listo para ser recogido. El pasado verano, Thibaut Courtois regresó al Chelsea, el primer grande de Europa que le echó la caña cuando sólo era una promesa en la débil liga belga, tras tres años de exitoso préstamo en el Atlético de Madrid. Su marcha dejaba al club del Manzanares desposeído de un hombre vital dentro del esquema de Simeone. Más que la huida de Diego Costa o Filipe Luis, la de Courtois sembró el miedo y la preocupación en un Cholo que bebía los vientos por él. En el caso de Aranzubia, el segundo en discordia, el club y el meta logroñés alcanzaron un acuerdo para dar por finiquitada su efímera etapa en el Atlético. Las cuentas eran claras: había que fichar a dos porteros. Primero fue Moyá. Luego llegaría el esloveno Oblak, su recambio en este inicio de curso donde el mallorquín ha logrado voltear la jerarquía impuesta por los millones.

Los plazos del mercado, siempre a merced de lo fructíferas que sean las negociaciones, dibujaron un escenario cuanto menos peculiar. Durante el tiempo que transcurrió desde la marcha de Courtois y Aranzubia y el tortuoso aterrizaje de Oblak (estuvo escondido en un hotel de la capital esperando el momento de rubricar el compromiso con el Atlético), Moyá fue el único inquilino de la portería rojiblanca. “No vengo a ser el sustituto de nadie. Vengo a reforzar esta portería. [..] Vengo para competir, llevo mucho en Primera, y tengo ganas”, comentaba en su presentación oficial. Al final, el esloveno terminó llegando a cambio de unos nada desdeñables 16 millones de euros, el precio más alto pagado nunca por un portero en la liga española.

Nada más llegar, al jugador se le detectó una microrrotura fibrilar en el psoas-iliaco a la altura de la cadera que le dejaba fuera de combate a las primeras de cambio. Pese a estar con la mosca detrás de la oreja, en el seno del club nunca quisieron confirmar, al menos de puertas para fuera, si la lesión venía de fábrica o si, por el contrario, se produjo en un entrenamiento con los rojiblancos. El cabreo de Simeone fue notorio en aquellos días de incertidumbre. "De Oblak tendrá que ser Villalón (jefe de los servicios médicos del club) el que informe", soltó con retintín. Las molestias terminaron desapareciendo y Oblak es uno más dentro del grupo. Pero parece que es demasiado tarde. El Cholo ha tomado la decisión: Moyá es el elegido. De ‘suplente’ a hacerse con las llaves de la portería rojiblanca.

Miguel Ángel Moya (Binisalem, 1984) es el paradigma de la meritocracia por la que apuesta Simeone en el año del “volver a empezar”. En estos primeros compases de la temporada, el mallorquín se ha convertido, por méritos propios, en el primer portero del Atlético de Madrid, ganándole el puesto al esloveno Jan Oblak, el hombre en el que se pensó en un primer momentos para tratar de minimizar las secuelas que dejó la alargada sombra de Thibaut Courtois. Sin embargo, la enigmática lesión del esloveno le sirvió en bandeja la oportunidad de exhibir sus excelentes facultades. Primero en pretemporada, luego en la Supercopa de España y ahora en Liga. "Mi obsesión está basada en el crecimiento de encontrar al equipo. Tengo querearmar el grupo, para que vuelva a pensar con la misma filosofía.Quedó un núcleo que nos va a empujar a seguir construyendo lo que tenemos", destacó el técnico argentino en una entrevista con el diario Clarín. Un modo de entender el fútbol que pasa por edificar un ejército de aguerridos pretorianos que se dejen la piel cada vez que saltan al campo. Guerreros cuya esencia emana del banco. Desde allí se transmite a los palos antes de contagiar al resto de líneas del frente.

Diego Simeone
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