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Con lágrimas en los ojos el Barça remontó en Villarreal para homenajear a Tito
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los culés ganaron 2-3 al Villarreal

Con lágrimas en los ojos el Barça remontó en Villarreal para homenajear a Tito

El equipo azulgrana, tras un sobrecogedor minuto de silencio, pudo darle la vuelta a los goles de Cani y Trigueros con dos goles en propia y el tanto de Messi

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Es complicado pensar en una temporada más dura en lo extradeportivo para un club de fútbol. De fútbol o de cualquier disciplina de la vida, sea deportiva, económica o lo que sea. El trabajo del Barcelona se valorará dentro de unos años como irregular, flojo. Incluso algunos hablarán de mala temporada por no ganar ningún título (más allá de la Supercopa de España). Pero hay que apreciar la labor de un grupo al que han golpeado por todos los costados desde hace años. El Barcelona va a acabar tercero en la Liga, finalista de la Copa del Rey y habiendo llegado a los cuartos de final.

Todo ello después de que en verano su entrenador se marchase para tratarse de una enfermedad a la que no pudo vencer; después de que el fichaje estrella provocase la caída de un presidente y la inestabilidad sin fin de todo el club; después de que su mejor jugador estuviese lesionado durante varias semanas y haya disminuido su ingente bagaje goleador de años anteriores. Es decir, que ha estado muy cerca de las tres competiciones a pesar de lo que le ha circundado extradeportivamente.

El sufrimiento del Barcelona, del dolor de todo el equipo y de la gran mayoría de aficionados al fútbol se reflejaron en las lágrimas de Sergio Busquets que mojaron la hierba de El Madrigal en el impactante minuto de silencio que se guardó en el estadio del Villarreal. Para los jugadores, Tito Vilanova era muchísimo más que un entrenador que pasa un año por el Barça. Para muchos, como para un Cesc que no podía ni abrir los ojos, era como un padre futbolístico con el que han crecido como personas y como jugadores. Si nos centramos únicamente en lo deportivo, porque centrarse en la mente llena de dolor de Busquets sería hasta cruel, Tito fue, junto a Guardiola, el que confió en el hijo del portero que obligó al club a vender a Touré Yaya porque un niño le había quitado el puesto.

Las fuerzas de los futbolistas, quedasen las que quedasen, tenían que concentrarse en obtener una victoria para marcharse a Barcelona con una leve sonrisa en el rostro por haber podido al menos dedicar el triunfo a la memoria del amigo perdido. Pero como decía el desaparecido este mismo domingo Vujadin Boskov, “fútbol es fútbol” y el deporte no entiende de sentimientos ni de lágrimas y había que correr sobre el pasto y luchar. Luchar contra la cabeza de cada uno y contra el Villarreal. Y los amarillos están en puestos europeos entre otras cosas por no haber cedido, hasta esta jornada 35, ningún punto con los de arriba en casa.

El hombre que llegó de Rosario para cubrir la baja de Tito, Gerardo Martino, saltó a jugarse sus últimas cartas para seguir en la estela del Atlético con todo lo que le queda. Sólo podía preguntarse el barcelonismo por la suplencia de Cesc y la entrada de Alexis, pero el resto de la alineación ‘blaugrana’ era lo ‘más titular’ que podía implementar el Tata. Sin Fàbregas, volvieron los extremos. Pedro en una banda y Alexis en la otra o, lo que es lo mismo, el esquema de los partidos ‘menos importantes’. Pero a diferencia de otros días en los que el Barcelona parecía apagado, falto de ideas y de la chispa de antaño, cuando quizás por las circunstancias se podía entender un bajón físico y moral, los azulgranas jugaron un partido muy serio, incluso contando con los dos goles de desventaja que tuvo en contra.

El fútbol asociativo del Barça reside hoy en día en la voluntad creativa de Andrés Iniesta y Leo Messi. Es indisoluble la relación entre el buen juego y la participación de ambos. No con ello se asume como un ‘gran partido’ el realizado en Vila-Real, pero sí se debe considerar como un encuentro más que correcto, sobre todo en la faceta atacante, porque la zaga prolongó su relación de amistad con los delanteros adversarios. El conjunto de Marcelino tenía poco respeto por el Barça. Sabía que en la situación actual culé había que salir a presionar arriba la salida del balón, dejar poco espacio al trío de centrocampistas azulgranas y tratar de buscar los huecos que se abrirían sí o sí entre los centrales.

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El despliegue del ‘Submarino’ en esos términos fue excepcional. Sufrió los ataques del Barça porque por muy mal que estén los culés, es casi inevitable que creen ocasiones de gol. Pero el Villarreal sabe tocar y muy bien y ni las inoportunas lesiones de Perbet y Pina cambiaron el aire castellonense. De hecho, se podría decir que incluso mejoraron al equipo las entradas de Aquino y Pereira. Los dos crearon las acciones de los tantos amarillos. Jonathan puso el pase en profundidad para que Cani abriese el marcador y el argentino culminó un contragolpe con el centro que remató de maravilla Manu Trigueros.

Era el momento ideal para que el Barcelona bajase los brazos y diese por perdida cualquier opción no sólo de ganar este encuentro, sino de ganar la Liga. Lo habían intentado todos hasta los dos goles del Villarreal: Messi, Iniesta, Alexis y Pedro probaron a un gran Sergio Asenjo. La ‘Pulga’ estuvo cerca del gol en tres golpes francos que sacó el arquero. Entonces el Barça se acordó de las enseñanzas de Tito Vilanova, de no rendirse jamás y de aspirar siempre a ganar y acorralaron al equipo de Marcelino y los nervios sobrecogieron a los centrales amarillos.

Curiosamente, el único arma que utilizó el Barça en la final de Copa, los centros de Alves, fueron lo más útil para empatar. Un tiro del brasileño rebotó en Gabriel y entró; y un balón colgado lo remató Musacchio, sin querer, evidentemente. Con la tranquilidad que daba el empate, el juego culé mejoró sensiblemente. El destino quiso que tres de los jugadores más unidos a Tito, Busquets, Fàbregas y Messi, crearon el gol que dio la victoria al Barça. Globo de Sergio sobre la defensa rival, asistencia de Cesc con la cabeza y Leo remata a la red con la diestra. Una victoria para dedicársela al que se fue y que estará siempre muy presente en los corazones de los jugadores, los que querrán luchar por la Liga hasta el final.

Es complicado pensar en una temporada más dura en lo extradeportivo para un club de fútbol. De fútbol o de cualquier disciplina de la vida, sea deportiva, económica o lo que sea. El trabajo del Barcelona se valorará dentro de unos años como irregular, flojo. Incluso algunos hablarán de mala temporada por no ganar ningún título (más allá de la Supercopa de España). Pero hay que apreciar la labor de un grupo al que han golpeado por todos los costados desde hace años. El Barcelona va a acabar tercero en la Liga, finalista de la Copa del Rey y habiendo llegado a los cuartos de final.

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