Leo Messi relaja el gesto y asume por fin que ya no es un futbolista intocable

Hace meses hubiera sido imposible verle en un banquillo con una sonrisa en la boca. Sucedió en Madrid el pasado sábado, cuando se pudo ver a Leo Messi bromeando con Neymar en el frío banquillo del Vicente Calderón. La ruidosa y mediática lesión sufrida a principios de noviembre ha dado a luz a un nuevo jugador, que por fin asume que para alcanzar el máximo nivel sin sufrir sobresaltos en forma de lesiones deberá descansar cuando toque.

Su deslumbrante reaparición ante el Getafe, con un cuerpo más fino y un estado físico superior, no tuvo reflejo en el Vicente Calderón. Sus dos goles a modo de presentación tras su ausencia de los campos, no hizo que el pulso del Tata Martino temblara. El técnico ya manifestó que el astro no está para disputar noventa minutos del tirón y éste tiene interiorizado que así debe ser.

Messi es un tipo que quiere jugarlo todo. En el pasado no se planteaba cualquier duda al respecto. Todos en el vestuario, empezando por el entrenador que fuera, sabían que Leo torcería el gesto en el momento que no viera su nombre entre los once elegidos. Ahora, parece, el jugador asume que si quiere dar lo máximo en estos cinco meses de competición y llegar al Mundial en las mejores condiciones posibles, deberá descansar más de una vez.

Martino ha logrado que Leo comprenda que este tipo de decisiones sólobuscan su bien y el jugador asume ese rolcon naturalidad. Sabe que con sus precedentes en cuanto a lesiones musculares se refiere, cualquier exceso puede costarle muy caro.Le lesión sufrida en el Benito Villamaríndio paso a una rehabilitación total en todos los apartados. Físico, pero también mental.

En pasadas temporadas,Messi agachaba la cabeza y mostraba con algún gestoque estar fuera del campo no le agradaba lo más mínimo. Esta misma campaña, puso cara de pocos amigos cuando un día el Tata le retiró del campo antes de que finalizara el partido. En el Vicente Calderón estaba en juego un trozo importante de la Liga, peroMessi apareció relajado en el banquillo.Ni el más mínimo gesto que denotara enfado o algo parecido.

De alguna manera, Messi le ha visto las orejas al lobo. La rotura que sufrió en el bíceps femoral de su pierna izquierda supuso un antes y un después.La lesión fue importante,pero su resultado ha sido ver un nuevo Messi. En el Vicente Calderón salió tras el descanso por la lesión de Iniesta -todo se ha quedado en un simple golpe en la rodilla izquierda- , pues Martino tenía intención de contar con él más tarde.

Durante el mes que pasó en Argentina no sólo lo dedicó a restablecerse de la lesión, sino para preparar su físico para los siguientes siete meses. Siete porque sabe que se encuentra en el momento adecuado para asaltar el Mundial. Por lo visto ante el Getafe el trabajo realizado por Messi en su país ha dado el resultado apetecido para liderar al Barcelona en el segundo tramo de temporada, pero también para llegar al Mundial de Brasil en un estado óptimo.

Mientras estuvo en Argentina, Messi se encerró en su mundo, lo que tuvo un inmejorable efecto terapéutico. Se rodeóde la gente más cercana a él, sin aparecer a diario en los medios de comunicación. Fue en esa etapa cuando el futbolista del Barcelona se relajó para entender que sin cuestionar su liderazgo, habrá momentos -como en el Calderón- en los que ceda el protagonismo a los demás.