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Gareth Bale, 91 millones de euros para "un tipo de lo más normal"
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HUYE DEL ESTRELLATO EN SU ADAPTACIÓN A MADRID

Gareth Bale, 91 millones de euros para "un tipo de lo más normal"

Gareth Bale no ha necesitado de tratamientos especiales. Ni físicos, ni psicológicos para su acomodo en el equipo de Chamartín y en la capital española

Foto: Cristiano Ronaldo y Gareth Bale están entendiéndose en el terreno de juego.
Cristiano Ronaldo y Gareth Bale están entendiéndose en el terreno de juego.

Gareth Bale no ha necesitado de tratamientos especiales. Ni físicos ni psicológicos. Cuando el pasado 26 de octubre, tras su equivocada aparición como nueve en el Camp Nou, se ponía en duda su calidad y capacidad, siguió a lo suyo, aplicando la máxima que le ha llevado a lo más alto, que no es otra cosa que el trabajo, acompañado de importantes dosis de humildad. Esa es la fórmula que ha aplicado para ganarse primero a sus compañeros, esos mismos que siempre miran de reojo al recién llegado, a la afición después y a los críticos que le estaban esperando por aquello de los 91 millones de euros.

La normalidad, acompañada de una espartana profesionalidad, es el denominador común de su vida. Apenas tardó dos semanas en encontrar acomodo en Madrid. Dejó el hotel para instalarse en La Finca y empezar a adaptarse a la ciudad de la manera que lo hacen los futbolistas, es decir, rodeado de lujos.

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El galés ha aplicado una táctica muy sencilla para superar y olvidar todo lo que se ha hablado de él antes, durante y después de su llegada. El ex del Tottenham ha soportado chantajes emocionales y deportivos de su anterior presidente, Daniel Levy; económicos por lo mucho que se ha pagado por su fichaje y físicos por culpa de lo dicho respecto al estado de su espalda. No ha necesitado terapia individual alguna para superar lo mucho que ha tenido en contra desde que apareció por Madrid allá por el 31 de agosto.

Bale recibió todo tipo de presiones durante el pasado verano. Levy apretó al máximo con amenazas, contestadas por el jugador con la firme promesa de no volver a ponerse la camiseta del Tottenham. Durante esos dos meses de negociaciones, el Real Madrid, antes de cerrar un acuerdo con el jugador, buscó a su alrededor y, además de esa foto que todo el mundo pudo ver de un niño vestido de madridista, se encontró a toda una familia admiradora del Real Madrid. De ahí la insistencia de Bale en fichar por el equipo blanco. Madridista convencido.

"No ha llegado una estrella, ha llegado un tío normal"

Ya en Madrid, el galés se encontró con un clima que consideró extraño. Su principal preocupación fue la plantilla. Tenía que demostrar que venía a sumar y lo hizo abriéndose a Cristiano Ronaldo y al resto, pero primero al portugués. Se puso a su servicio y CR7 abrió la puerta del vestuario. Bale da, y eso los compañeros lo han agradecido desde el primer momento. "No ha llegado una estrella, ha llegado un tío normal", afirman sus compañeros. Y es que el galés no ha dejado gesto alguno de grandeza. Su táctica para dejar atrás los 91 millones de euros que costó, y los ocho de sueldo, ha sido la normalidad.

El apartado más duro ha sido el de la lesión muscular, que lo obligó a parar tras dos meses de continua ansiedad. Lo entendió, y ese fue el momento en el que decidió aislarse de todo lo que se decía de él, algo que se multiplicó con lo de las ya famosas protrusiones (por cierto, en la plantilla de Ancelotti hay un jugador que sufre tres). Su desconocimiento del castellano le sirvió del mejor antídoto posible. Dicen que se reía de la famosa hernia y de su posible paso por el quirófano. Admitía bromas al respecto. Encaja bien. Decidió ignorar todo y centrarse en encontrar el punto de forma que le valió ser reconocido en las dos últimas temporadas como el mejor jugador de la Premier.

Atrás quedan las amenazas de Levy, la tensión de su largo y tortuoso fichaje y los problemas físicos. Tres semanas le han bastado para ganarse el respeto de los rivales, el de la afición y la admiración de sus compañeros. Y en el club siguen pensando que su fichaje ha sido una gran inversión pese a los 91 millones puestos en juego; asegurados, como todos los jugadores, por cierto.

Gareth Bale no ha necesitado de tratamientos especiales. Ni físicos ni psicológicos. Cuando el pasado 26 de octubre, tras su equivocada aparición como nueve en el Camp Nou, se ponía en duda su calidad y capacidad, siguió a lo suyo, aplicando la máxima que le ha llevado a lo más alto, que no es otra cosa que el trabajo, acompañado de importantes dosis de humildad. Esa es la fórmula que ha aplicado para ganarse primero a sus compañeros, esos mismos que siempre miran de reojo al recién llegado, a la afición después y a los críticos que le estaban esperando por aquello de los 91 millones de euros.

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