Tito Vilanova ejemplifica la fortaleza que mueve a este Barça

Diecisiete días. Eso es lo que ha necesitado Tito Vilanova para ponerse de nuevo al frente del FC Barcelona. Tras la ingrata noticia de la recaída de su enfermedad y la intervención quirúrgica en ese tumor de la glándula parótida (20 de diciembre), el técnico azulgrana volverá a sentarse hoy en el banquillo del Camp Nou para dirigir a su equipo ni más ni menos que en el derbi catalán ante el Espanyol, partido de connotaciones muy especiales en la Ciudad Condal. Si bien es cierto que el pasado miércoles ya dirigió una de las sesiones de entrenamiento, la vuelta oficial a la competición y ante los focos mediáticos se producirá esta tarde.

En un ejemplo más de superación y fortaleza, el entrenador catalán ha vuelto a superar un nuevo obstáculo, de esos que la vida pone alguna vez. Obviamente, Tito se encuentra inmerso en un proceso de recuperación que requerirá de numerosos análisis y controles, pero el primer paso ya está dado. La vuelta a la normalidad es un hecho, y eso es un motivo de satisfacción para el Barcelona en particular y el fútbol en general. “Tito ha sorprendido a todo el mundo incorporándose tan pronto”, manifestaba su segundo, Jordi Roura.

Y es que, aunque los últimos tiempos han estado plagados de éxitos deportivos para la entidad blaugrana, no es menos cierto que se han producido contratiempos humanos muy delicados para el grupo. Primero fue Eric Abidal, quien aún continúa recuperándose de un tumor en el hígado. El francés, desde hace un par de semanas, ya se entrena con el resto de sus compañeros. Posteriormente fue Tito, que al igual que el defensa, ha tenido que salir al paso de dos momentos muy delicados dentro del proceso de la enfermedad.

Estos contratiempos han sido una prueba de fuego para la estabilidad del grupo. El espíritu de superación de Abidal y Tito ejemplifica lo que es el Barça actual. Lejos de desestabilizar el vestuario o dejarlo muy tocado anímicamente, las enfermedades de estos compañeros han provocado que el equipo arrime aún más el hombro y certifique una de las grandes máximas del fútbol (y quizá de la vida en general), ratificada por el seleccionador Vicente del Bosque tras el éxito de la Eurocopa de Ucrania y Polonia: “no hay éxito sin complicidad”. Y parece ser que el actual Barcelona tiene toneladas de ello.