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José Mourinho, el codicioso ganador que no admite discusiones
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ASÍ ES EL TÉCNICO DEL REAL MADRID

José Mourinho, el codicioso ganador que no admite discusiones

José Mourinho (49 años, Setúbal) es un ganador nato. Los 20 títulos logrados en 12 años como técnico lo certifican, algo que irrita a más de

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José Mourinho, el codicioso ganador que no admite discusiones

José Mourinho (49 años, Setúbal) es un ganador nato. Los 20 títulos logrados en 12 años como técnico lo certifican, algo que irrita a más de uno y que, en el caso del portugués, le valió para llegar al banquillo del Santiago Bernabéu, el mismo estadio que el domingo ante la Real Sociedad y el miércoles ante el Celta, examinará y juzgará al detalle sus últimas decisiones (suplencia de Casillas) y derrotas (siete en lo que va de campaña). La afición del Real Madrid no lleva bien eso de estar a 16 puntos del Barcelona y con peligro de caer eliminados en Copa. Mourinho lo sabe y la respeta. Quizás tanto que sea a lo único que hoy en día tenga miedo el técnico portugués.

El hombre que se define a sí mismo como especial y diferente - Jorge Mendes habla de él como 'ser de otro mundo'- consiguió convencer a Florentino Pérez a golpe de triunfo. El espectáculo lo ponía él; las victorias, sus equipos. Todo en uno. En apenas dos meses pasó de ser "un entrenador que nunca será el responsable del Real Madrid" a ser el elegido "por demostrar ser capaz de derrotar al Barcelona". Así convenció el presidente de la entidad madridista a los detractores que tenía dentro del club, empezando por Jorge Valdano, que defendió la continuidad de Pellegrini hasta que el portugués casi pisaba ya Valdebebas. De no entender el fútbol de sus equipos a ser la solución elegida para romper la hegemonía del rival.

El técnico llegó de la mano de José Ángel Sánchez, y el director general blanco sigue siendo su principal aliado dentro del club. Fue el primero en hablar con él, en saber de su carácter, en pensar en él como el candidato idóneo para terminar con algo que ansiaba el madridismo y que no era otra cosa que terminar con el dominio azulgrana con Guardiola como cabeza visible. Meses antes, el que llamó a Mourinho fue Marc Ingla en nombre de Joan Laporta, pero el feeling que encontró con el ejecutivo blaugrana no apareció por ningún lado en esas conversaciones, por lo que se inclinó por la oferta del Inter, club en el que tenía todo por ganar. Hoy persiguen al de Setúbal por Barcelona, pero la historia sería otra muy distinta en caso de haber respondido afirmativamente a la propuesta de Laporta.

Mourinho es ambicioso, tremendamente ambicioso, como demuestra el hecho de buscar horizontes nuevos en la victoria, nunca en la derrota. Lo hizo en el Oporto cuando en plena celebración del la Champions se subió a un avión para cerrar el contrato con el Chelsea y en el coche de Florentino Pérez nada más conquistar la Copa de Europa con el Inter. Su filosofía de vida no entiende de despedidas precipitadas, ni de fracasos. No lo admite, de ahí que por la zona noble blanca no hayan puesto en duda su continuidad hasta el final de temporada en ningún momento. Ni en el Benfica, ni en el Chelsea tiró la toalla. Lo hicieron por él. La afición es la única que puede obligarle a tomar la puerta de salida y, por el momento, confiesa sentirse respaldado por los seguidores blancos, y en especial por el presidente. Busca récords, fama y reconocimiento. Pretende ser recordado por sus logros y ese es el objetivo que le mueve en el mundo del fútbol y que pretende culminar dirigiendo a Portugal

La disciplina y la autoridad son básicas en su libreto de entrenador. Es el jefe y no admite disputas, tal y como ya saben Ronaldo, Sergio Ramos y Casillas, a los que ha sentado en el banquillo sin miramiento alguno. Suele controlar los grupos, algo que también sucedía en este Real Madrid hasta el inicio de esta campaña. A Florentino Pérez le ha confesado ser capaz de dar la vuelta a la situación. Le gusta hacer los equipos, los fichajes, tal y como demuestra su cargo de mánager del primer equipo. En el Chelsea ejercía, en el Inter lo intentó, pero no lo logró con todos los refuerzos que pretendió y en el Real Madrid algunas de sus decisiones le están pasando factura, como los casos de Coentrao y Modric principalmente.

Codicia la victoria y para él la palabra derrota es sinónimo de fracaso. De ahí sus reacciones cuando su equipo conoce de cerca el sabor de la derrota. No soporta perder. Sabe que forma parte del deporte, pero le supera, lo que le lleva a sumergirse en situaciones de difícil comprensión. El dedo en el ojo de Vilanova y la espera en el parking del Camp Nou a Texeira Vitienes forman parte destacada de esa galería de los horrores a la que le conduce la derrota. En la victoria se muestra comprensible y cercano, pero como dicen los niños, no sabe perder. 

Tras demostrar que en el fútbol lo suyo no era jugar, se preparó como técnico, trabajando al lado de Robson, etapa en el Barcelona incluida. Benfica, Uniao de Leiría, Oporto, Chelsea, Inter y Real Madrid han sido sus equipos en los doce años en los que lleva como jefe del banquillo. Salvo en el primero, en el resto de equipos ha triunfado. Aunque en el de Roman Abramovich no logró el gran objetivo de la Champions, sí que sumó seis títulos. De esa etapa en Inglaterra, Mourinho añora la independencia que tenía. Era uno más, tanto él como su familia y cree que hasta la prensa le respetaba, algo que no le sucede en España. Le duele mucho no poder sentirse como un padre más cuando va a ver jugar a su hijo. Londres es la ciudad por la que se identifica al ciento por ciento, tal y como demuestra la casa que adquirió hace justo un año, y en la que ha podido vivir de manera casi anónima. Pide respeto, algo que parece no encontrar del todo en España. 

José Mourinho (49 años, Setúbal) es un ganador nato. Los 20 títulos logrados en 12 años como técnico lo certifican, algo que irrita a más de uno y que, en el caso del portugués, le valió para llegar al banquillo del Santiago Bernabéu, el mismo estadio que el domingo ante la Real Sociedad y el miércoles ante el Celta, examinará y juzgará al detalle sus últimas decisiones (suplencia de Casillas) y derrotas (siete en lo que va de campaña). La afición del Real Madrid no lleva bien eso de estar a 16 puntos del Barcelona y con peligro de caer eliminados en Copa. Mourinho lo sabe y la respeta. Quizás tanto que sea a lo único que hoy en día tenga miedo el técnico portugués.

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