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Llorente se aferra al sillón por 360.000 euros pese a las dudas políticas y el rechazo popular
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EL PRESIDENTE DEL VALENCIA, CUESTIONADO EN LO DEPORTIVO Y EN LO ECONÓMICO

Llorente se aferra al sillón por 360.000 euros pese a las dudas políticas y el rechazo popular

Manuel Llorente regresó al Valencia de 2009. Esta vez lo hizo con el cargo de presidente remunerado con 360.000 euros. Colocado como el hombre de consenso

Foto: Llorente se aferra al sillón por 360.000 euros pese a las dudas políticas y el rechazo popular
Llorente se aferra al sillón por 360.000 euros pese a las dudas políticas y el rechazo popular

Manuel Llorente regresó al Valencia de 2009. Esta vez lo hizo con el cargo de presidente remunerado con 360.000 euros. Colocado como el hombre de consenso de la Generalitat y por los dirigentes de la antigua Bancaja. Tres años y medio después, la confianza que depositaron en él ya no es la misma, pero el que fuera director general del club valenciano se aferra al poder, tal y como ha demostrado cesando a Pellegrino en cuanto sintió que los gritos de los aficionados señalaban al palco. 

Su puesto es una silla caliente por la que antes pasaron Francisco Roig, Pedro Cortés, Jaime Ortí, Juan Bautista Soler, Agustín Morera, Vicente Soriano y Javier Gómez en los últimos quince años. Todos han sido cuestionados, pero desde la institución valenciana y la entidad bancaria vendieron a Llorente como el salvador de una crítica situación que no ha sabido rectificar en ningún momento. Ahora, las decisiones del club están en manos de la Fundación, que cuenta con la mayoría de las acciones pero cuyo dinero pertenece a Bankia avalado por la Generalitat, es decir, por Alberto Fabra, que quiere todo menos ruido con el Valencia.

El hoy presidente regresó a Mestalla, pasó por Mercadona y por el Valencia Basket, con el fin de reducir los 550 millones de euros de mantenía la entidad valenciana y, en especial, vender las parcelas del antiguo Mestalla y que impiden que el nuevo estadio pueda ser terminado. En venta de jugadores, desde que está en el cargo, el Valencia ha recaudado 150 millones de euros (Villa, Silva, Mata, Isco y Jordi Alba principalmente)  a los que hay que añadir los 92 millones de euros de la ampliación de capital de 2009. 

A día de hoy, tal cual reconoció en la pasada Asamblea, mantiene una deuda de 377 millones de euros, cifras que no cuadran y que demuestran, junto con la rémora del nuevo estadio, que el tiempo ha pasado sin solución. Y más aun cuando en los últimos meses ha rechazado propuestas para la colocación de las citadas parcelas. Sigue buscando, pero esa solución financiera de la que habló tras la fallida operación Newcoval, no aparece por ningún lado. El problema llegará cuando las entidades financieras, verdaderas dueñas del club, aprieten y ya sin vínculo emocional de por medio con el club, aprieten la tecla que puede ser definitiva. 

La apuesta por Ernesto Valverde 

Pese a lo delicada de la situación económica, al aficionado le preocupa aún más el deterioro deportivo y social de un equipo que hasta hace bien poco peleaba por la Liga y ahora se conforma con quedar como el mejor de los mortales. La pérdida de 11.000 socios en los últimos cuatro años es un dato que señala que algo está fallando en un Valencia. El comentado "sos un cagón" que le dijo Pellegrino al presidente en el momento del cese resume a la perfección la situación deportiva de un equipo que ahora está en manos de Valverde, un buen entrenador que ha triunfado en el Olympiakos. Su primera misión será recuperar a un vestuario roto, formado por diferentes grupos con importantes cargas de ego repartidas por ahí dentro y con jugadores muy comprometidos con su presidente. 

La decisión de echar a Pellegrino le va a pasar factura a Llorente. Un castigo que va más allá de los casi tres millones de euros que va a costar la mudanza del banquillo. El desgaste llega por la respuesta popular en contra de la gestión de su presidente, que apostó en verano por el argentino, en contra de la opinión de todo el mundo, cuando tanteaba a Benítez. Ahora, a la carrera, se acuerda de Valverde, al que ofrece siete meses de contrato, hasta el 30 de junio, día de caducidad del proyecto valencianista de Manuel Llorente. Sucesores esperan movimientos, pero la palabra será del presidente de la Generalitat.

Manuel Llorente regresó al Valencia de 2009. Esta vez lo hizo con el cargo de presidente remunerado con 360.000 euros. Colocado como el hombre de consenso de la Generalitat y por los dirigentes de la antigua Bancaja. Tres años y medio después, la confianza que depositaron en él ya no es la misma, pero el que fuera director general del club valenciano se aferra al poder, tal y como ha demostrado cesando a Pellegrino en cuanto sintió que los gritos de los aficionados señalaban al palco. 

Manuel Llorente