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Con el espíritu de Mestalla: el Zaragoza gana al Atlético con un penalti en el descuento
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LOS DE SIMEONE PAGAN CARA SU FALTA DE AMBICIÓN Y LA ROMAREDA EMPUJA HACIA LA SALVACIÓN

Con el espíritu de Mestalla: el Zaragoza gana al Atlético con un penalti en el descuento

La hora del partido invitaba a llenar La Romareda. Por parte de las dos aficiones, porque los zaragocistas tenían en frente a una de las mejores

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Con el espíritu de Mestalla: el Zaragoza gana al Atlético con un penalti en el descuento

La hora del partido invitaba a llenar La Romareda. Por parte de las dos aficiones, porque los zaragocistas tenían en frente a una de las mejores aficiones de España que no dudó en viajar a la capital aragonesa para que los suyos se sintieran arropados. El ambiente era mejor que hace una semana cuando los maños se vieron las caras con Osasuna, eterno rival. Y no era para menos. Los locales se juegan la salvación y por la cabeza del 'Cholo' Simeone sólo pasa Europa y, más concretamente, la Champions. El argentino saltó con un once refrescado dando descanso a Miranda y Mario Suárez y dejando a Diego Ribas en el banquillo, mientras que el Real Zaragoza lo hizo sin su jugador enseña, Lafita.

Con el estadio entregado e impregnado de la moral adquirida en la remontada de Mestalla, los dos equipos presentaron sus credenciales en los primeros compases del encuentro. Los de Simeone y Jiménez tocaban y tanteaban a su rival buscando el punto débil donde golpear y hacer daño. Pero si algo diferenciaba a los rivales es la calidad técnica, ausente en los locales, presente en los visitantes. Sin prisa pero sin pausa, el Atlético empezó a imponerse sobre el césped de La Romareda y surgieron las primeras ocasiones que Roberto salvó sin problemas: zanjó un largo ataque rojiblanco y detuvo sin problemas un tiro de Adrián que hizo todo bien menos el disparo, flojo y sin potencia. Bastó esa ración de avisos para que el Real Zaragoza espabilase y comenzase a cerrar espacios llevando peligro a la portería de Courtois. Poco y a balón parado pero algo es algo, no olvidemos que es colista por algo, independientemente de la nefasta gestión de Agapito Iglesias, que ya sólo aparece en La Romareda en el minuto 32 de cada parte cuando la afición se une en la ya tradicional ‘agapitada’.

Sin embargo, el equipo maño sigue siendo un quiero y no puedo porque si Roberto siempre se cuela en el ránking de los mejores jugadores zaragocistas de cada partido, es que algo no funciona. El cancerbero evitó con el pie que los rojiblancos se adelantasen en el marcador por medio de un remate envenenado de Falcao tras un centro de Koke. El Real Zaragoza respondió con un tiro de Obradovic que murió estrellado en un lateral de la red. Las ocasiones llegaban a cuentagotas consecuencia de la enorme presión que ejercían ambos equipos y que hacían del encuentro una batalla poco animada pese a lo que había en juego.

El equipo maño es un conjunto de impresiones. Cuando parecía que tenía el partido donde quería y se veía capaz de manejar al Atlético, equipo superior a los zaragocistas a priori, los rojiblancos se plantaron ante Roberto con un par de ocasiones que salvaron los postes. No todo el trabajo va a ser siempre para el portero. Arda le puso el balón a Adrián, el jugador colchonero con las ideas más claras, pero estrelló su remate en el larguero. Falcao recogió el rechace que también fue a parar a la madera, el palo derecho desvió la segunda ocasión del Atlético en un minuto de locura. Sin tiempo para que los locales se repusieran del susto, Undiano Mallenco señaló un dudoso fuera de juego de Filipe Luis que acabó con el principio de una gran ocasión. Koke lo intentó centrando para Domínguez que no llegó y lo mismo pasó con Salvio y Adrián, al delantero rojiblanco se le escapó el balón por muy poco. 

Con semejante avalancha, el dominio colchonero se hizo más que evidente y mientras tanto, el Zaragoza luchaba por recomponerse ante la inmensa calidad de la delantera del Atlético. No tardaron mucho los maños, que tuvieron la última palabra antes de que el árbitro señalara el final de la primera parte con permiso del remate que Arda Turán estrelló en Mateos en el 45. Antes, Dujmovic cabeceó cruzado un pase de Abraham pero el balón se perdió por la línea de fondo. El Real Zaragoza hiló una jugada de ataque tras otra cada vez más consciente de que no era un partido más sino otra final. El problema es que en frente estaban los chicos de Simeone, que se defendían sin problemas ante los destellos zaragocistas y que el empeño no es suficiente, sin calidad sólo queda apelar a la suerte y de eso mucho no hay en La Romareda.

Regreso sin recompensa de Diego Ribas

Ambos equipos regresaron al campo siendo conscientes de que la llegada del gol urgía. Sin cambios en las alineaciones titulares, el Atlético volvió a ser el primero en avisar por mediación de Adrián que buscó a Falcao pero se encontró con un soberbio Abraham que cortó el ataque. Tras la acción rojiblanca, turno para el Real Zaragoza. Dujmovic disparó potente pero lejos. Fue la última acción del croata, ya que Jiménez le sentó en el banquillo a cambio de Micael con el objetivo de buscar más acierto de cara a la portería de Courtois, sin mucha faena en La Romareda ante la carencia ofensiva de los maños: Postiga no llegó a rematar un centro de Obradovic posterior a la falta que ejecutó Luis García. Lo mismo sucedió tres minutos más tarde cuando Pinter remató a las nubes. Suma y sigue.

Simeone exigió a los suyos imprimir ritmo y velocidad al partido a través de las contras. Ahí estaba el punto débil de los zaragocistas que lo pasaban mal para interceptar las acometidas rojiblancas en las que Arda siempre sobresalía como el mejor de su equipo. Los minutos pasaban en el luminoso de La Romareda y a pesar de las ocasiones, los goles no llegaban a ninguna de las porterías. El ‘Cholo’ puso en el césped a Mario Suárez y a Fran Mérida para dar aliento a los suyos que a pesar de resolver sin problemas las ocasiones del Zaragoza, no lograban definir ante Roberto al que La Romareda aclama cuando tiene ocasión. Y como marcar era el objetivo final, el técnico argentino no dudó: Diego Ribas saltó al césped de La Romareda por Salvio. El brasileño regresaba tras un mes de baja por lesión y en él estaban puestas las esperanzas para abrir la lata.

Agonía hasta el descuento

El Real Zaragoza llegaba pero no definía y no porque no quisiera sino porque no podía. Los de Manolo Jiménez no tienen claridad en el ataque y ante el Atlético se comprobó lo que le cuesta crear ocasiones y lo limitado que es el equipo. Por mucho que luchen sus jugadores, como es el ejemplo del incansable Postiga, si no acompaña el resto del equipo no hay nada que hacer. El espíritu de Mestalla empezó a verse como flor de un día mientras el Atlético seguía a lo suyo: defendiendo las pobres ocasiones locales y buscando el gol como si en el marcador llevase ventaja. La intensidad del encuentro decayó pero no mucho porque las ocasiones siguieron llegando aunque sin premio final y eso dejó un partido pobre y feo. Las tablas no le valían ni al Zaragoza para seguir luchando por salir del descenso ni al Atlético para seguir aspirando a Europa. Aún así, los maños, empujados por una Romareda incansable, echaron el resto en el tramo final del partido y por primera vez en los noventa minutos Courtois y su defensa tuvieron trabajo al despejar un tiro de Juan Carlos, un centro de Obradovic, una jugada magistral entre Diego y Adrián o el cabezazo de Postiga desde la frontal del área que puso en pie a los aficionados maños, muy críticos con la actuación de Undiano Mallenco.

Tras la tormenta zaragocista, llegó la calma y el Atlético retomó las riendas del encuentro cuando éste daba sus últimos coletazos. Fue un mero espejismo porque en el descuento Godín derribó a Postiga en el área. Penalti claro porque el defensa colchonero no tocó el esférico en ningún momento. La Romareda desbordada gritaba gol y Apoño no falló a su afición. Victoria de un equipo que agoniza pero que todavía no está muerto. Los rojiblancos pagaron cara su falta de ambición y el Real Zaragoza, que abandona el farolillo rojo a expensas de lo que ocurra esta tarde, sigue soñando con una salvación que es más posible que nunca.

Ficha técnica

1- Zaragoza: Roberto, Lanzaro (Edu Oriol, min.66), Paredes, Mateos (Juan Carlos, min.80), Obradovic, Dujmovic (Rubén Micael, min.50), Pinter, Apoño, Abraham, Luis García y Helder Postiga.

0- Atlético de Madrid: Courtois, Perea, Godín, Domínguez, Filipe, Assunçao (Mario Suárez, min.62), Koke (Fran Mérida, min.64), Salvio (Diego, min.60), Arda, Adrián y Falcao.

Árbitro: Undiano Mallenco (C.Navarro). Amonestó a Paredes (min.59) por el Zaragoza y a Salvio (min.20), Koke (min.61), Diego (min.82) y Mario Suárez (min.90) por parte del Atlético de Madrid.  

Estadio: La Romareda.

La hora del partido invitaba a llenar La Romareda. Por parte de las dos aficiones, porque los zaragocistas tenían en frente a una de las mejores aficiones de España que no dudó en viajar a la capital aragonesa para que los suyos se sintieran arropados. El ambiente era mejor que hace una semana cuando los maños se vieron las caras con Osasuna, eterno rival. Y no era para menos. Los locales se juegan la salvación y por la cabeza del 'Cholo' Simeone sólo pasa Europa y, más concretamente, la Champions. El argentino saltó con un once refrescado dando descanso a Miranda y Mario Suárez y dejando a Diego Ribas en el banquillo, mientras que el Real Zaragoza lo hizo sin su jugador enseña, Lafita.

Con el estadio entregado e impregnado de la moral adquirida en la remontada de Mestalla, los dos equipos presentaron sus credenciales en los primeros compases del encuentro. Los de Simeone y Jiménez tocaban y tanteaban a su rival buscando el punto débil donde golpear y hacer daño. Pero si algo diferenciaba a los rivales es la calidad técnica, ausente en los locales, presente en los visitantes. Sin prisa pero sin pausa, el Atlético empezó a imponerse sobre el césped de La Romareda y surgieron las primeras ocasiones que Roberto salvó sin problemas: zanjó un largo ataque rojiblanco y detuvo sin problemas un tiro de Adrián que hizo todo bien menos el disparo, flojo y sin potencia. Bastó esa ración de avisos para que el Real Zaragoza espabilase y comenzase a cerrar espacios llevando peligro a la portería de Courtois. Poco y a balón parado pero algo es algo, no olvidemos que es colista por algo, independientemente de la nefasta gestión de Agapito Iglesias, que ya sólo aparece en La Romareda en el minuto 32 de cada parte cuando la afición se une en la ya tradicional ‘agapitada’.

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