Es noticia
Caparrós y Jiménez: 'enemigos íntimos'
  1. Deportes
  2. Fútbol
DOS SEVILLISTAS EN 'LA CATEDRAL'

Caparrós y Jiménez: 'enemigos íntimos'

Un Athletic-Sevilla es uno de los clásicos del fútbol hispánico. El calendario ha querido hacer un guiño caprichoso a estos equipos y enfrentarlos dos veces en

Un Athletic-Sevilla es uno de los clásicos del fútbol hispánico. El calendario ha querido hacer un guiño caprichoso a estos equipos y enfrentarlos dos veces en pocos días. El último lance, vuelta de semifinal de la Copa del Rey, huele a histórico. En el banquillo de rojiblancos, Joaquín Caparrós, ‘Jokin’ para contentar a los puristas del “Botxo”; dirigiendo a los blanquirrojos, un amigo suyo, Manuel Jiménez. Dos amigos, fuera del campo; dentro, íntimos enemigos.

Caparrós y Jiménez tienen un montón de cosas en común. Son sevillanos: uno de Utrera, el otro de Arahal. Y sevillistas hasta las cachas. Las malas lenguas dicen que más el primero que el segundo, pero nadie se va a pelear a estas alturas por un gramo más o menos de sevillismo. Caparrós sigue siendo abonado al club nervionense. Jiménez, por supuesto. Juan Maraver, agente FIFA y ex jugador del Sevilla, Recreativo y Celta, lleva desde hace muchos años los contratos del entrenador del Athletic y fue el hombre que unió sus destinos. Cuando Caparrós, que acababa de dejar el Recreativo en lugares altos de Segunda, recibió la propuesta del Villarreal para timonear un equipo de ascenso, se acordó de Manuel Jiménez para que fuera su ayudante de campo. Pero en el ‘submarino amarillo’ no tuvieron mucha paciencia y la aventura del dúo Caparrós-Jiménez se extinguió en dos meses. Al siguiente año, con el Sevilla en la división de plata y telarañas en sus arcas, Roberto Alés, presidente del equipo, exigió a Monchi, director deportivo del club blanco, un entrenador barato “para ir tirando”. Y Monchi llamó a Caparrós, al que le dio un vuelco al corazón. Caparrós le respondió al director deportivo: “Por entrenar al Sevilla, si estuviera en el otro lado del mundo, me iría gratis y además, andando”. Para dirigir al filial, Sevilla Atlético, el ex portero llamó a otro amigo: Jiménez.

El binomio Caparrós-Jiménez comenzó a dar sus frutos muy temprano. El Sevilla se encaramó en el liderato en las primeras jornadas y no lo soltó hasta que se consumó el ascenso a Primera. El Sevilla Atlético, con Jiménez, fue una apisonadora en Tercera y ascendió de calle. El Sevilla apabulló con un equipo de retales. En el filial destacaron dos futbolistas, José Antonio Reyes y Antoñito. Este hizo casi medio centenar de goles. Durante la sociedad Caparrós-Jiménez, subieron al primer equipo: Paco Gallardo, José Antonio Reyes, Antoñito, Jesús Navas y su hermano Marco, Pablo Ruiz, Sergio Ramos, Diego Capel, Arteaga, Antonio Puerta y David Prieto.  Un equipo de lujo, cuyos jugadores tomaron la alternativa en la máxima categoría de la mano de Caparrós, pero con el impulso de Jiménez.

El resultadismo es su máxima. A ambos se les eriza el pelo cuando escuchan la frase “jugamos como nunca, perdimos como siempre”. Mejor: “Ganar, aunque sea a tiros”. Ambos conocieron al “Narigón” Bilardo y piensan que el argentino, más que loco, es un gurú de la pelota. Un maestro que sabe que el equipo que gana es el que se recuerda y del perdedor sólo quedan las cenizas.

Caparrós ama las reuniones de amigos en torno a un guiso de arroz, con el sol dando la espalda y el aire humeando a amistad. Jiménez ama la Semana Santa y los amigos del pueblo. “Dame un costal y con Ella al cielo”, dicen los costaleros. Un grupo, el equipo, el objetivo, la victoria… sentimientos de compañerismo y amistad. La que une a Caparrós y Jiménez. Esta noche, enemigos íntimos; el miércoles, con una Copa en el centro, que salga el sol por Antequera.

Un Athletic-Sevilla es uno de los clásicos del fútbol hispánico. El calendario ha querido hacer un guiño caprichoso a estos equipos y enfrentarlos dos veces en pocos días. El último lance, vuelta de semifinal de la Copa del Rey, huele a histórico. En el banquillo de rojiblancos, Joaquín Caparrós, ‘Jokin’ para contentar a los puristas del “Botxo”; dirigiendo a los blanquirrojos, un amigo suyo, Manuel Jiménez. Dos amigos, fuera del campo; dentro, íntimos enemigos.