Es noticia
El drama de China: invierte en fútbol como nunca y su selección fracasa como siempre
  1. Deportes
  2. Fútbol
Con pie y medio fuera de Rusia 2018

El drama de China: invierte en fútbol como nunca y su selección fracasa como siempre

La doble debacle en la última semana ha puesto de manifiesto la paradoja que vive el fútbol chino. Bora Milutinovic, el único técnico que los llevó a un Mundial, analiza las causas

Foto: La selección de China suma fracasos sin parar en los últimos años (Reuters)
La selección de China suma fracasos sin parar en los últimos años (Reuters)

La revolución del fútbol chino, dirigida desde la sombra por el presidente de la República Popular, el todopoderoso Xi Jinping, implementada sobre el verde con las chequeras de los grandes empresarios del milenario país y manejada desde los despachos por un dirigente procedente del tenis de mesa, sufrió esta última semana un durísimo revés justo donde más les duele: con su selección. El gran descalabro ante Siria en Xian (0-1) y la derrota el pasado martes en Tashkent ante Uzbekistán (2-0) no sólo costaron el cargo al técnico Gao Hongbo —ya suena Gregorio Manzano como sustituto—, sino que han puesto por vez primera en pie de guerra a una afición cada día más ‘entendida’ y que lleva cada vez peor los fracasos continuados de una escuadra nacional que tiene de nuevo casi imposible acudir a una cita mundialista.

Colista del grupo A (con un solo punto) en la tercera y última ronda de la zona asiática camino de Rusia 2018, sólo un milagro podría reconducir el atropellado arranque del combinado rojo en esta fase decisiva y remontar la amplia diferencia que Irán (10 puntos), Uzbekistán (9) y Corea del Sur (7) le han metido en apenas cuatro encuentros. Cierto es que aún restan seis jornadas por disputarse, pero no es menos cierto que, con la calculadora en la mano, China necesitaría sumar un mínimo de 15 puntos para colarse en ese trío de cabeza y, cuando menos, jugar el play-off con el tercer clasificado del grupo B y optar así a la repesca con el cuarto de la CONCACAF. Si de algo saben en el país del dragón es precisamente de números, motivo por el cual un nutrido grupo de seguidores se manifestaron airadamente a la salida del Zhuque Stadium de la antigua capital imperial por la que consideraron una derrota humillante ante la endeble selección de un país que lleva cinco años en guerra civil y anda de aquí para allá buscando una sede donde preparar dignamente sus partidos.

Otro Mundial en Asia

El presidente de la Federación, Cai Zhenhua, quien llegó al cargo dos años atrás rebotado del mundo del ping-pong, fue el principal blanco de sus feroces críticas. La afición le acusa de despilfarrar las riadas de yuanes que el Estado, a través del llamado 'Fondo Everbright’, ha puesto a disposición del balompié patrio en los dos últimos años para poner los cimientos del gran sueño del forofo presidente Jinping: organizar la próxima Copa del Mundo que tenga lugar en Asia después de Qatar 2022 y ver algún día no muy lejano a China levantar el mismo trofeo que Casillas recogió en Johannesburgo hace seis años.

Empero, el paupérrimo desempeño del equipo nacional ha vuelto a poner de manifiesto cuán distante se encuentra el fútbol patrio de esa flamante Superliga que han convertido, a partir de una inversión de capital privado próxima a los 700 millones de euros, en la competición más poderosa de su continente con la llegada de estrellas del calibre de Ezequiel Lavezzi, Hulk, Jackson Martínez, Alex Teixeira, Gervinho, Demba Ba, Freddy Guarín, Graziano Pellè, Ramires, Tim Cahill… El Gobierno Central también se sitúa a la espalda de las grandes multinacionales chinas que se han lanzado a una compra casi compulsiva de clubes de fútbol en la vieja Europa. El resultado, hasta la fecha, se traduce en unos 2.000 millones de euros invertidos y catorce entidades en sus manos en calidad de accionistas mayoritarios o directamente como propietarios, amén de otro ramillete de escuadras a las que patrocinan con el fin de obtener un retorno millonario a través de las ventas online.

Solo un ‘extranjero’

La realidad es que China, mal que le pese al atribulado Jinping y sus acólitos, sigue siendo una nación de escasas luces y muchas sombras en materia balompédica. De un lado han fomentado la creación de más de un millar de academias a lo largo de su vasto territorio, o han impuesto el llamado deporte rey como asignatura obligatoria en los colegios como puntales estelares de un plan de desarrollo que pretende descubrir un buen puñado de grandes talentos a medio plazo, pero por el otro descuidan de forma grosera la formación de sus jugadores más prometedores, que apenas tienen hoy día posibilidades de competir y crecer, ya sea en la competición doméstica por la masiva contratación de estrellas foráneas, como a nivel internacional por sus reiteradas ausencias de las grandes citas. Valga como muestra un botón: de los futbolistas que habitualmente acuden a las convocatorias del equipo nacional, sólo uno milita fuera del país: Yuning Zhang, en el Vitesse holandés.

No es casualidad, por tanto, que en el gigante asiático lleven 14 años sin asomar la cabeza en un Mundial, por más técnicos de prestigio que hayan desfilado (hasta 10, entre ellos Camacho) por su banquillo desde que Bora Milutinovic obrara lo que muchos en la tierra de Mao siguen considerando un milagro, a tenor de la regresión que ha sufrido el balompié en China desde que el afamado preparador balcánico lograra el mayor hito en la historia de su fútbol. “¿Milagro? No lo creo. Lo que pasa es que yo soy de Bajna Basta, un pequeño pueblito serbio donde confluyen los tres elementos de la naturaleza: el agua, el aire y el fuego. Ese equilibrio fue fundamental para mí: todo lo que hicimos durante esos dos años y medio salió casi perfecto. Tuvimos un espíritu de equipo extraordinario, hubo una actitud buenísima de los jugadores, disfrutamos juntos de la vida, soñamos con el pueblo y, como consecuencia de todo ello, logramos el objetivo que nos marcamos. Fue algo realmente inolvidable para la afición de ese maravilloso país”, relata a El Confidencial con cierto deje de nostalgia el propio Milutinovic.

Falta pasión

Nadie mejor que ‘Míster Mundial’ para tratar de encontrar una explicación plausible al porqué de los reiterados fracasos de China cada vez que enfila la ruta mundialista. “Me pone muy triste lo que está pasando en la selección nacional. Es difícil juzgar porque son épocas diferentes y yo hace tiempo que no estoy allí. Ahora bien, cuando se habla de futuro en el fútbol de un país uno debe fijarse en sus jugadores jóvenes, en la experiencia internacional que tienen. Por desgracia, China lleva demasiado tiempo sin estar presente en un Mundial sub 17, en el sub 20 o en unos Juegos Olímpicos. Creo que si uno quiere acercarse al mundo, debe trabajar de una manera que dé posibilidades a los jóvenes a acudir a estos eventos. Le pongo un ejemplo: en mi equipo de 2002 había tres jugadores de 19 años que habían estado el año anterior en el Mundial sub-20, en el que ganamos al equipo de Donovan (EEUU) y nos clasificamos para la segunda fase, donde perdimos con Argentina, que saldría campeón. Para progresar se debe realizar un trabajo adecuado con los jóvenes, que pasa por el fogueo internacional en torneos oficiales, algo que China desgraciadamente no tiene”, argumenta Bora.

El actual consejero de Aspire (Qatar) considera que la clave para lograr el despegue futbolístico del gigante milenario tiene poco que ver con la cantidad y más con el sentimiento. “China, al igual que la India, tienen más gente que nadie, pero nunca han destacado. ¿Por qué? Porque falta pasión. Mire Uruguay, Paraguay o Costa Rica. Existe una gran pasión por el juego y tenerla es algo fundamental para lograr que tus jóvenes tengan el deseo de triunfar”. Ahora bien, sí ve una solución a corto plazo para acabar con la sequía mundialista. “Que llamen otra vez a Milu (ríe). Lo hicimos una vez y estoy seguro de que lo haríamos de nuevo”, concluye.

PATROCINADORES: Tottenham (AIA); Watford (138.com); Bayern Munich (Yingli Solar); Ajax (Le Sports); Heerenveen (Beijing Successful Investment Management); y Real Sociedad (qbao.com).

* Se ha firmado el acuerdo preliminar para la venta. Se cerrará en noviembre.

La revolución del fútbol chino, dirigida desde la sombra por el presidente de la República Popular, el todopoderoso Xi Jinping, implementada sobre el verde con las chequeras de los grandes empresarios del milenario país y manejada desde los despachos por un dirigente procedente del tenis de mesa, sufrió esta última semana un durísimo revés justo donde más les duele: con su selección. El gran descalabro ante Siria en Xian (0-1) y la derrota el pasado martes en Tashkent ante Uzbekistán (2-0) no sólo costaron el cargo al técnico Gao Hongbo —ya suena Gregorio Manzano como sustituto—, sino que han puesto por vez primera en pie de guerra a una afición cada día más ‘entendida’ y que lleva cada vez peor los fracasos continuados de una escuadra nacional que tiene de nuevo casi imposible acudir a una cita mundialista.