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Éder no marca desde la final de la Euro y es silbado en todos los campos de Francia
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el portugués del lille, de héroe a villano

Éder no marca desde la final de la Euro y es silbado en todos los campos de Francia

El portugués suma ya diez partidos sin mojar y su equipo, el Lille, es colista de la Ligue 1. Además, las hinchadas rivales no le perdonan aquel gol que privó a su selección del tercer título continental

Foto: En la imagen, Éder nada más marcar el gol que le dio a Portugal la Eurocopa de Francia (EFE)
En la imagen, Éder nada más marcar el gol que le dio a Portugal la Eurocopa de Francia (EFE)

A Éderzito António Macedo Lopes le abandonó la diosa Fortuna en el mismo instante en que la encontró. Criticado hasta la saciedad en Portugal por su larga inoperancia de cara al gol con la camiseta del equipo ‘das Quinas’, el larguirucho ariete lusitano hizo un paréntesis en su interminable sequía en partidos oficiales para dar al país vecino la mayor alegría de su historia en materia de balompié con aquel zurriagazo de derecha en la prórroga de la final de la pasada Eurocopa que silenció el Stade de France como nunca. Elevado a la categoría de héroe nacional en su patria adoptiva (en realidad nació en Guinea-Bissau), a la altura de los descubridores Vasco da Gama o Bartolomé Dias, Éder se fue de vacaciones con la autoestima al nivel del Kilimanjaro, convencido de poder retomar ese hilo goleador en las filas del Lille, club al que llegó cedido en el último enero y que, de manera premonitoria, se animó a pagar los 4’5 millones de euros que demandaba el Swansea por su transfer definitivo antes de que la pelota echara a rodar en el Europeo galo.

Foto: La victoria más inesperada de la Eurocopa (Carl Recine/Reuters).

Poco menos de tres meses han pasado desde su noche de mayor gloria en un terreno de juego y ese deseo suyo de guiar a los ‘Dogos’ hasta la zona noble de la Ligue 1 se ha transformado en una pesadilla: Éder ha sido incapaz de meter un balón entre los tres palos luego de 673 minutos disputados con su club, a los que hay que unir 90 más con el combinado luso en su doble compromiso de inicios de septiembre: frente a Gibraltar y Suiza. En total, diez partidos, ocho de los cuales con un Lille hundido en lo más profundo de la tabla clasificatoria después de siete jornadas de competición liguera y que, además, se vio sorprendido en la tercera ronda previa de la Europa League por el Qabala azerí, que lo sacó de la pista mucho antes de lo esperado, justo el día que el flamante héroe de los portugueses regresaba a escena para ayudar al conjunto que dirige Frederic Antonetti a resolver el inesperado e inquietante 1-1 del duelo de ida.

Enemigo público número uno

Precisamente, tan precipitado retorno a la actividad, menos de tres semanas después de convertirse en enemigo público número uno del país donde se gana la vida, es el principal motivo que esgrime su técnico a la hora de buscar explicación al nulo tino en el remate de su gran referencia ofensiva. “Definitivamente, hemos gestionado mal el tema con Éder. Nunca debí aceptar que volviera a entrenarse 15 días después de acabar la Euro para ayudarnos con la Europa League. Debí obligarle a tomarse dos semanas más de descanso”, reconocía amargamente el preparador corso después de caer por la mínima ante el Lorient, encuentro en el que el atacante de origen africano tuvo una actuación ciertamente lamentable. Tanto, que Antonetti optó por mandarle al banquillo en la siguiente cita, en casa frente al Toulouse, saldada con un nuevo traspiés que encendió definitivamente las alarmas en el Pierre-Mauroy.

Sea como fuere, el internacional lusitano no es, ni por asomo, el único integrante del plantel del cuadro nordista que está rindiendo a un nivel inferior al deseado por técnico e hinchada. Jugadores del peso y calibre de Rio Mavuba (ex Villarreal), Amalfitano, Benzia, Corchia, los centrales Basa y Civelli o el meta nigeriano Enyeama parecen una sombra de quienes, sin ir más lejos, fueron durante el anterior ejercicio, en el que el Lille concluyó en quinto lugar. Éder fue incluso de lo mejor de su escuadra en su última comparecencia, el pasado fin de semana ante el Saint-Etienne, en la que supuso su cuarta derrota consecutiva (3-1). El ex ariete del Sporting de Braga y Academica de Coimbra llegó a rozar el gol en un cabezazo picado con mucho veneno que de no haber sido por el paradón del meta local Ruffier, habría acabado en el fondo de las mallas enemigas y, de paso, con su particular gafe.

Semanas para olvidar

Aunque la suerte suprema se le resiste desde hace ya 82 días, en donde sí está dejando su sello Éder es el el capítulo de las asistencias. De los siete goles que ha firmado hasta la fecha el Lille, tres han nacido de las botas del de Bissau. Curiosamente, es el único futbolista de su equipo que encabeza un apartado estadístico a nivel de todo el campeonato galo, compartiendo eso sí, el distintivo de mejor pasador de la Ligue 1 con el ex azulgrana Maxwell (PSG) y el 'niçois' Seri.

Foto: Mario Balotelli ha iniciado con buen pie su andadura en el Niza de la Ligue 1 de Francia (Reuters)

Por si no tuviera bastante con sus desdichas deportivas, Éder se ha topado en su retorno a los estadios franceses con la animadversión de una parte de los aficionados de los equipos que se están enfrentando al Lille a cuenta de lo sucedido en la final de la Euro. Aunque el pánzer guineano lamentó en público haber tenido que dejar precisamente a ‘Les Bleus’ sin su tercer entorchado continental en su propia casa, dicho gesto no le ha evitado tener que escuchar en algunas ocasiones silbidos cada vez que ha tocado el balón. En tal sentido, el peor día fue el del Lorient. El Stade du Moustoir abucheó prácticamente cada acción en la que intervino, circunstancia que acabó por desconcentrarle y sacarle del partido.

El hecho de que Fernando Santos, su técnico en la selección portuguesa, siga confiando en sus cualidades, como demostró este jueves llamándole a filas para los encuentros frente a Andorra e Islas Feroe, valederos para el Mundial 2018, puede servir de estímulo a Éder con vistas a poner el punto y final a su más que preocupante sequía en el duelo de este sábado ante el Nancy, último antes de que las selecciones acaparen todo el interés del balompié mundial durante las dos próximas semanas.

A Éderzito António Macedo Lopes le abandonó la diosa Fortuna en el mismo instante en que la encontró. Criticado hasta la saciedad en Portugal por su larga inoperancia de cara al gol con la camiseta del equipo ‘das Quinas’, el larguirucho ariete lusitano hizo un paréntesis en su interminable sequía en partidos oficiales para dar al país vecino la mayor alegría de su historia en materia de balompié con aquel zurriagazo de derecha en la prórroga de la final de la pasada Eurocopa que silenció el Stade de France como nunca. Elevado a la categoría de héroe nacional en su patria adoptiva (en realidad nació en Guinea-Bissau), a la altura de los descubridores Vasco da Gama o Bartolomé Dias, Éder se fue de vacaciones con la autoestima al nivel del Kilimanjaro, convencido de poder retomar ese hilo goleador en las filas del Lille, club al que llegó cedido en el último enero y que, de manera premonitoria, se animó a pagar los 4’5 millones de euros que demandaba el Swansea por su transfer definitivo antes de que la pelota echara a rodar en el Europeo galo.

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