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El PSG apunta al hijo de George Weah como sucesor de Ibrahimovic
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Timothy Weah firma como profesional

El PSG apunta al hijo de George Weah como sucesor de Ibrahimovic

Timothy Weah, hijo del inolvidable ariete liberiano que dejara su impronta durante tres campañas en el Parque de los Príncipes, ha firmado su primer contrato profesional

Foto: Zlatan Ibrahimovic deja el París Saint Germain para iniciar una nueva aventura en otra parte (EFE)
Zlatan Ibrahimovic deja el París Saint Germain para iniciar una nueva aventura en otra parte (EFE)

El PSG lleva ya un par de meses paseando su billetera por las sedes de los principales clubes europeos tratando de convencer a los CR7, Neymar, Messi, Lewandowski y demás astros de la redonda de que se muden a la Ciudad de la Luz para ocupar el ocupar el vacío que va a dejar Ibrahimovic. El genial atacante sueco avisó en febrero al presidente de la entidad gala, Nasser Al-Khelaifi, de su decisión de no renovar su contrato y el dirigente qatarí activó todos los mecanismos para encontrar en el mercado esa estrella rutilante que sea capaz de hacer olvidar al máximo artillero en la historia del club parisino al precio que sea. Nunca mejor dicho.

Mientras ese anhelado futbolista franquicia se deja seducir por los petrodólares asiáticos, el indiscutible soberano del balompié francés prepara el futuro a largo plazo con una interesante batería de jóvenes talentos de entre los que sobresale un chaval con apellido ilustre. Timothy Weah (Nueva York, 2000), hijo del inolvidable ariete liberiano que dejara su impronta durante tres campañas en el Parque de los Príncipes antes de mudarse al Milan, con cuya elástica se convirtió en el primer Balón de Oro africano, es quizás la joya más preciada en la academia de un PSG que acaba de premiar al jovencísimo punta estadounidense con su primer contrato profesional.

El Chelsea en el horizonte

Nacido hace 16 años en la ciudad de los rascacielos, Timothy cumple su segunda temporada con la escuadra sub 17 de los parisinos, a donde llegó procedente de las categorías inferiores del NY Red Bull de su ciudad natal. Su fichaje, en septiembre de 2014, fue consecuencia del deseo conjunto del propio chaval y de su madre Clar, seguidora confesa del PSG. George prefería que recalase en el Chelsea, pero Timothy no superó la prueba a la que se sometió el verano anterior con los de Stamford Bridge. No tenía nivel suficiente, le dijeron.

El camino hasta rubricar la pasada semana este primer compromiso contractual por dos años no ha sido en absoluto sencillo para el internacional sub 17 yanqui. No en vano, y pese a vivir en Francia desde hace año y medio, no fue hasta febrero de este cuando comenzó a disputar partidos oficiales a causa de la reglamentación de la FIFA en materia de menores. “No podía jugar en liga hasta cumplir los 16, pero al menos he podido competir en los torneos para chicos de menos de 15 años. Jugar esos partidos me ayudaron bastante porque me permitieron integrarme al grupo. Además, marqué muchos goles”, explicaba a 'Le Figaro' nada más estrenarse con un ‘hat-trick’ en el campeonato liguero ante el Boulogne-sur-Mer.

El talento no es suficiente

Aunque su físico dista mucho de aquel imponente que lucía el gran George, su exquisito olfato goleador y rapidez de movimientos dentro del área recuerdan al legendario Balón de Oro de 1995. Su nombre, de hecho, saltó por primera vez a la palestra a principios de este mismo año después de clavarle cinco goles a los chinos del Shanghai Shenhua en el Torneo Internacional Al-Kass, jugado en Doha y en el que participaron algunas de las mejores academias del planeta. “Para mí es un orgullo verle vestir esta camiseta. Timothy tiene grandes cualidades, y no lo digo porque sea mi hijo, pero es rápido, tiene gol, es disciplinado y siempre respeta las consignas del entrenador. No creo que le pese el apellido. Siempre le digo que el talento no es suficiente. Hay que trabajar duro para llegar alto, y él lo está haciendo”, manifestó el ex internacional liberiano y actual candidato a la presidencia del gobierno de su país minutos después de que Timothy estampara su firma por el PSG.

Criado y educado bajo los parámetros de la cultura americana, el precoz cazagoles de origen africano ya ha integrado los equipos sub 15 y sub 17 de los Estados Unidos, su país de nacimiento. Sin embargo, el hecho de que pueda ser seleccionable por Francia y Liberia le abre un abanico de posibilidades con vistas al futuro. Sea como fuere, por el momento sólo tiene ojos para la elástica yanqui, con la que ya ha disfrutado de alguna que otra alegría, como la victoria sobre el conjunto sub 17 galo a domicilio en marzo pasado, con gol suyo incluido. “Nací en Nueva York y me siento americano. Pero Francia me gusta también. Por ahora juego con la selección de Estados Unidos. Estamos preparando la próxima Copa del Mundo, que se jugará en la India el año que viene. Respecto al futuro, aún no he decidido con qué país jugaré. Es algo que de momento no me preocupa”.

Enamorado de Zlatan

Su ambición por seguir creciendo como futbolista estuvo cerca de truncarse al chocar de bruces con la normativa de la FIFA, que le impidió vestirse de corto en los primeros meses de su aterrizaje en París. Tal circunstancia obligaría a sus padres a mudarse durante unos meses a la capital francesa para hacer posible que Timothy pudiera al menos jugar partidos amistosos a la espera de alcanzar los 16 años. “Ha sido agradable tener a mis padres aquí por un tiempo. Sé lo que ha significado mi padre para este club. Él fue uno de los mejores jugadores del mundo en su época. Me da muchísimos consejos y me anima todo el tiempo. Para mí es un honor estar aquí, aunque eso suponga un poco de presión, pero quiero seguir sus pasos”, admite.

Los desafíos, desde luego, no parecen asustar en demasía a este espigado centro delantero que sueña con ocupar algún día el lugar que va a dejar vacante en breve su gran ídolo. “Ver jugar a Zlatan es maravilloso. En general me encanta cómo juega el PSG. Espero poder jugar algún día yo también en el primer equipo. Sé que el camino aún es muy largo, pero estoy dispuesto a hacer todos los sacrificios que sean necesarios para lograrlo”. Con esa mentalidad y su apellido...

El PSG lleva ya un par de meses paseando su billetera por las sedes de los principales clubes europeos tratando de convencer a los CR7, Neymar, Messi, Lewandowski y demás astros de la redonda de que se muden a la Ciudad de la Luz para ocupar el ocupar el vacío que va a dejar Ibrahimovic. El genial atacante sueco avisó en febrero al presidente de la entidad gala, Nasser Al-Khelaifi, de su decisión de no renovar su contrato y el dirigente qatarí activó todos los mecanismos para encontrar en el mercado esa estrella rutilante que sea capaz de hacer olvidar al máximo artillero en la historia del club parisino al precio que sea. Nunca mejor dicho.

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