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La gesta del Leicester le permite al 'otro' Schmeichel sacarse la espina de ser 'hijo de'
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La gesta del Leicester le permite al 'otro' Schmeichel sacarse la espina de ser 'hijo de'

Kasper ha estado tratando de arrancarse el estigma de ser el hijo de Peter toda la vida. En el Leicester City lo ha logrado al ganar la Premier tras el empate del Tottenham en casa del Chelsea

Foto: Kasper Schmeichel, uno de los artífices de la histórica temporada del Leicester City (Reuters)
Kasper Schmeichel, uno de los artífices de la histórica temporada del Leicester City (Reuters)

En la Torre de Babel (15 nacionalidades) que constituye el irreductible Leicester de Claudio Ranieri, flamante, justo y no por ello el más sorprendente rey de la Premier League en los anales del mejor campeonato del planeta en téminos globales, hay un integrante para quien firmar la mayor hazaña de los ‘Foxes’ en sus 132 primaveras de existencia ha tenido un significado muy especial.

Kasper Schmeichel (Copenhague, 1986) se ha pasado toda su carrera deportiva tratando de sacarse de encima el estigma de ser el hijo del mejor guardameta danés de todos los tiempos y uno de los más completos que ha dado el balompié europeo. La alargada sombra de Peter Schmeichel le ha perseguido desde el mismo día que ingresó en el Manchester City, el eterno enemigo del club en el que su padre lo ganó todo y es considerado una leyenda. Precisamente, el fichaje de su hijo fue la condición ‘sine qua non’ que puso el ‘Gran Danés’ para aceptar la oferta que le hicieron en 2002 los ‘Sky Blues’ para regresar a la ciudad de Manchester.

Cedido hasta el aburrimiento por los ‘Citizens’ (Darlington, Bury, Falkirk, Cardiff City y Coventry), que nunca creyeron en su talento y capacidad para ser el guardián del Etihad, el único futbolista del Leicester, junto con el central Wes Morgan, que lo ha jugado todo esta temporada con los ‘Zorros’ ha sido uno de los grandes culpables del milagroso título liguero logrado por el once de Claudio Ranieri gracias al tropiezo del Tottenham en Stamford Bridge ante el Chelsea. A sus incontables paradas de mérito, que han salvado en más de un choque al cuadro de las East Midlands, hay que sumarle los 15 encuentros sin recibir un gol que, de momento, le tienen empatado con Joe Hart y Petr Cech en la pelea por ganar el ‘Clean Sheet’ (Guante de Oro), que premia en Inglaterra al meta que mantiene en más ocasiones su puerta a cero.

Admirador de De Gea

Su notable actuación del domingo en Old Trafford, donde rivalizó con su admirado De Gea (suele aplaudir sus intervenciones con emoticonos en las redes sociales) por el MVP del partido, puso de nuevo en valor a un portero que ha tenido que luchar contra viento y marea, casi siempre en los escalones inferiores del balompié sajón, para ganarse un respeto que se le negaba sistemáticamente a causa del ilustre apellido que lleva. Nadie como su propio padre para saber lo mucho que ha padecido Jasper desde que soltó las amarras del City en busca de ese reconocimiento que al fin ha conseguido con los ‘Foxes’.

Notts County y Leeds United, las dos estaciones que precedieron a su llegada a Leicester, le dejaron tocado en lo anímico. Pero su perseverancia y el apoyo incondicional de Peter le ayudaron a superar sus dudas toda vez que aterrizó hace cinco años en el King Power Stadium, donde lo ha vivido prácticamente todo: desde quedarse a las puertas del ascenso por un gol, pasando por la ansiada vuelta a la máxima categoría en 2014, hasta llegar a este inesperado título de la Premier.

“Kasper es un guardameta fantástico, con su propia personalidad. Creo que ha llegado el momento de no hablar más de su padre”, apuntó Claudio Ranieri

Una decisión personal

“Kasper es un portero fantástico, con su propia personalidad. Creo que ha llegado el momento de no hablar más de su padre”, apuntaba Ranieri en los prolegómenos del choque de Old Trafford. Kasper es tan bueno como Peter. Quizá no tenga su liderazgo, pero a mí me ha impresionado”, sostiene Erik Thorstvedt. El exmeta noruego del Tottenham es uno de tantos que se han rendido al temporadón que se ha marcado el ‘hijo de’ Schmeichel, un apelativo contra el que siempre ha tratado de luchar el gigante danés, a la sazón una de las personas que más viene disfrutando estos últimos meses con la revolución orquestada por los de Ranieri en los estadios ingleses. “Siendo objetivos, está parando realmente bien. Me siento orgulloso de lo que ha conseguido después de todo lo que ha sufrido estos años por ser mi hijo. Ser portero fue decisión suya y, cuando un hijo toma una determinación, lo único que puedes hacer es desear que tenga éxito, por eso estoy tan contento de lo que ha conseguido con el Leicester”, reconocía el portero de la selección danesa campeona de Europa en 1992.

El propio Kasper nunca ha rehuido hablar de ese trato despectivo que ha padecido en no pocas ocasiones por parte de los medios, analistas e incluso de la afición a cuenta de su progenitor. Incluso a lo largo de esta campaña, la de su consagración como uno de los mejores cancerberos de la Premier, lo ha seguido sufriendo. “Cuando fuimos a Gales para jugar contra el Swansea, se me acercó un señor y me pidió un autógrafo. Después que se lo di, me dijo que era bueno pero que nunca llegaría a ser como mi padre. No fue algo agradable”, confesó hace escasas fechas al ‘Mirror’.

Muy protegido

De hecho, esas comparaciones han acabado resultando odiosas a oídos del número 1 del Leicester. “¿Por qué piensa la gente que está bien decirme que nunca seré tan bueno como mi padre? Ser su hijo no me ha ayudado, al revés. Pienso que, de no ser así, habría jugado más años en la Premier. En cualquier caso, es un asunto que me aburre y mi padre también detesta”, reconoce.

Admirador confeso de su progenitor, el segundo portero menos goleado de la actual Premier (sólo Lloris mejora sus registros) quiso agradecerle públicamente el inmenso apoyo que le ha brindado durante ese largo período en el que ha tratado de escribir su propia historia, al margen del egregio apellido que lleva. “Mi padre siempre ha sido cuidadoso con esas cosas, ha tratado de protegerme tanto a mí como a mi hermana, aunque ha sido imposible”.

Levantar al fin un trofeo que su padre ganó en cinco ocasiones le permitirá disfrutar, con 30 años recién cumplidos, de la melodía de la Champions League, la competición predilecta del gran Peter, ganador de la edición de 1999 con aquellos dos goles de Sheringham y Solskjaer al Bayern en los 101 segundos más locos de la historia de la Copa de Europa. Nunca es tarde si la dicha es buena.

En la Torre de Babel (15 nacionalidades) que constituye el irreductible Leicester de Claudio Ranieri, flamante, justo y no por ello el más sorprendente rey de la Premier League en los anales del mejor campeonato del planeta en téminos globales, hay un integrante para quien firmar la mayor hazaña de los ‘Foxes’ en sus 132 primaveras de existencia ha tenido un significado muy especial.

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