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"Antes, en Londres si eras vasco eras de ETA; ahora les pasa a los musulmanes"
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EN WEMBLEY, LO DE MENOS FUE EL FÚTBOL

"Antes, en Londres si eras vasco eras de ETA; ahora les pasa a los musulmanes"

'La Marsellesa' retumbó en Wembley consiguiendo enmudecer a los helicópteros que sobrevolaban el estadio; 50 minutos después de que en Hannover se suspendiera el partido Alemania-Holanda

Un joven se acerca a otro con un recorte de prensa entre sus manos. Son dos auténticos desconocidos. Incluso rivales,atendiendo al color de sus respectivas camisetas. No consiguen entenderse por la barrera del idioma. Es entonces cuando otro amigo se acerca y, mediante gestos, capta el mensaje: el inglés quiere aprender a cantar 'La Marsellesa'.

El himno nacional francés salió este martes publicado en todos los rotativos. Incluso algunos periodistas realizaron la trascripción fonética para que los ingleses pudieran cantarlo. Y lo hicieron. 'La Marsellesa'retumbó en Wembley consiguiendo enmudecer a los helicópteros que sobrevolaban sin descanso el estadio;50 minutos después de que en Hannover se suspendiera el partido entre Alemania y Holanda tras encontrarse un paquete sospechoso, en Londres daba comienzo el primer encuentro tras los atentados de París.

Cargados de banderas tricolores y portando cientos de pancartas con los lemas 'Je Suis Paris'(Yo soy París) y 'Together we are stronger'(Juntos somos más fuertes), los hinchas británicos no dejaron de aplaudir, abrazarse, cantar y, sobre todo, beber junto a sus colegas franceses. Además de las decenas de miles de aficionados, muchas personalidades y celebridades no quisieron perderse el encuentro. Las muestras de solidaridad se prolongaron hasta minutos antes de que se iniciara el encuentro, cuando todo el estadio, en pie y a viva voz, cantó al unísono 'La Marsellesa', himno nacional francés. Los hinchas británicos, ayudados por los videomarcadores que proyectaban la letra y por el coro francés de Les Fauristes, se unieron a sus colegas galos en un gesto único e irrepetible.

Tras el himno, y cuando los dos equipos estaban posando para los fotógrafos, el estadio, que seguía de pie, dedicó durante un par de minutos a la selección francesa un sentido y ruidoso aplauso. Instantes antes del comienzo del choque, los 44 futbolistas -23 de Francia y 21 de Inglaterra- y los cuerpos técnicos guardaron un respetuoso minuto de silencio en el círculo central del terreno de juego que concluyó con un aplauso general. Previamente, el príncipe Guillermo, acompañado deRoy Hodgson y Didier Deschamps, seleccionador inglés y francés, respectivamente, depositó una ofrenda floral en la banda en memoria de las 129 víctimas y más de 300 heridos del atentado del pasado viernes en París.

“Emotivo”. Era la palabra que más repetían los asistentes para describir el ambiente. Con un fuerte despliegue policial en el que sus miembros iban todos armados con metralletas -algo inusual en Reino Unido, donde suelen ir desarmados-, Wembley se tiñó de azul, blanco y rojo, y en los grandes letreros se podía leer: 'Liberté, égalité, fraternité'. Durante todo el día, la emoción se podía palpar. “Es extremadamente importante que estemos aquí, franceses, ingleses… todos. Si nos quedamos en casa, ellos (yihadistas) habrán ganado. Es lo que quieren”, explicaba Laurent, quien no tenía intención de venir al partido pero se sacó las entradas el mismo sábado. Nada más llegar al estadio, sacó una enorme bandera francesa con el siguiente mensaje: “Gracias, mundo”. Comenzó a cantar 'La Marsellesa'y otro grupo, que portaba una bandera británica a la que habían pintado encima la torre Eiffel, se unió a los acordes tarareándola con la mejor intención.

Joseph contemplaba la estampa con su hijo Sam, de 10 años, ataviado con toda la equipación inglesa. ¿Cómo le explicas a un niño de 10 años lo que ha ocurrido en París?“Lamentablemente, está creciendo en un mundo en el que el terrorismo ya forma parte del día a día. No le puedes ocultar nada. Intentas explicárselo como puedes…”. Sam interrumpe con una madurez que impacta: “Lo que ha pasado está muy mal, pero ya es pasado. Ahora es presente y tienes que disfrutar de la vida”. “¿Y cómo ves lo que ha pasado?”, le pregunto. “En el cole guardamos un minuto de silencio. Lo que hay que pensar es por qué ellos (los yihadistas) pensaron que podían hacerlo”. Joseph no sabe si su hijo llega a entender qué es el extremismo o quiénes son los yihadistas, pero tenía muy claro que Sam no se iba a quedar sin la ilusión de ver a su equipo: “Lo que no quiero es que viva con miedo”.

Nadie quiere vivir con miedo, pero de alguna manera, sí se percibía. Douglas lo reconocía mientras hacía la cola para pasar el arco de seguridad. Trabaja en Wembley vendiendo bebidas: “No es un día cualquiera, para qué voy a engañarte. A mi madre sobre todo no le ha hecho mucha gracia que tenga que estar aquí. Pero¿qué iba a hacer?”. Su compañera le contesta: “Ten en cuenta que ahora no hay un sitio más seguro que este. El príncipe Guillermo está aquí”. Él lareplica: “Bueno, en París estaba Hollande y mira lo que pasó”.

El miedo es entendible, pero y ¿el odio? Reino Unido cuenta con la tercera comunidad musulmana más grande de Europa. El domingo, en Escocia, un musulmán tuvo que ser atendido en el hospital tras ser atacado en su restaurante por una banda de 15 jóvenes. La ONG Islamic Human Rights publicó este martes un informe donde denunciaba que el 40% de los musulmanes había sido discriminado en su trabajo (comparado con el 10% en 2010) y el 60% había sido víctima de ataques islamófobos (comparado con el 40% de 2010).

“Eso sí que jode, la discriminación”, explicaba ayer Fran, trabajador de uno de los puestos de 'merchandising' en las inmediaciones del estadio de Wembley. “Tengo 47 años. He nacido en Reino Unido y he vivido aquí toda mi vida. Mis padres son de Bilbao y cuando llegaron aquí tenían que explicar a todo el mundo que no eran de ETA. Antes muchas personas pensaban que si eras del País Vasco, pertenecías a ETA, y si venías de Belfast, eras miembro del IRA. Y ahora pasa igual con los musulmanes. Tienen que pagar por lo que hace un grupo de descerebrados. Cuando los yihadistas son también víctimas porque son chiquillos a los que les meten historias en la cabeza. Les utilizan prometiéndoles que van a ir al cielo con vírgenes”, matiza. “Lo que ha pasado en Francia puede pasar ya en cualquier sitio en cualquier momento”, añade.

Didier, de 24 años, se acerca a su puesto y le pide una bufanda que se ha hecho ex profeso para el encuentro. Se muestran los escudos de ambos equipos y la fecha. “Yo estaba el viernes en el estadio de Francia. No nos dijeron nada hasta que terminó el partido y creo que hicieron lo correcto porque de otra manera habría cundido el pánico. Podría haber muerto más gente por aplastamiento en las salidas. Fue una pesadilla, pero hoy había que estar aquí”, explica.

Al puesto también se acerca Dan, acompañado por su padre, quien le compró la entradas por su 24 cumpleaños. Dan es de Londres, pero quiso comprar una bandera francesa. “Es lo menos que puedo hacer. Quiero mostrar mi respeto de alguna manera a las víctimas”. Didier apenas habla inglés, pero el gesto le llega y no puede evitar las lágrimas. Anoche, jugaron Francia e Inglaterra. Pero lo de menos era el fútbol.

Un joven se acerca a otro con un recorte de prensa entre sus manos. Son dos auténticos desconocidos. Incluso rivales,atendiendo al color de sus respectivas camisetas. No consiguen entenderse por la barrera del idioma. Es entonces cuando otro amigo se acerca y, mediante gestos, capta el mensaje: el inglés quiere aprender a cantar 'La Marsellesa'.

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