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Raúl cuelga las botas con un nuevo título y pasa a ser leyenda del fútbol mundial
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EL COSMOS SE PROCLAMÓ CAMPEÓN DE LA NASL

Raúl cuelga las botas con un nuevo título y pasa a ser leyenda del fútbol mundial

Raúl no volverá a vestirse de corto. El 'siete' cuelga las botas después de atravesar la puerta grande con el título de campeón de la NASL bajo el brazo. Nunca supo hacer las cosas de otra forma

Foto: Raúl manteado por sus compañeros de equipo (Efe).
Raúl manteado por sus compañeros de equipo (Efe).

Ha sido una decisión meditada y medida. Sucedió hace dos meses y este lunes ya es una realidad: Raúl se ha retirado; no volverá a vestirse de corto. Quizás, ni el propio protagonista imaginó cuál sería el escenario: una final. Poco importa que el título de campeones de la NASL apenas tenga brillo al lado de algunos de los trofeos que figuran en su excelso palmarés, Raúl es un jugador de calle, de barrio, de los que ha mamado el fútbol de verdad y para este tipo de futbolistas cualquier partido tiene el máximo nivel que se pueda imaginar. El fútbol no se podía despedir de Raúl de otra manera: con un título, el de campeón de la NASL. El Cosmos acabó pidiendo la hora ante el Fury FC (3-2), pero el hat-trick de Cellerino -con asistencia del exmadridista en el tercer tanto- sirvió para que el 'siete' colgase las botas después de atravesar la puerta grande con el título de campeón de la NASL bajo el brazo. Nunca supo hacer las cosas de otra forma.

En los días previos confesaba Raúl que lo ideal sería "terminar ganando"y, tras el encuentro confesaba que lo que estaba viviendo era "como un sueño; me siento muy feliz aunque también un poco triste". El mundo del fútbol sabe que cuando algo se le mete entre ceja y ceja poco se puede hacer. Si en su mente el final perfecto estaba dibujado llevándose la victoria y levantando un nuevo título, la realidad no iba a ser muy diferente. El suyo iba a ser un adiós de campeón. Lo cierto es que este domingo, con permiso del Fury FC de Ottawa y del Shuart Stadium, el rival y el campo eran lo de menos. Acompañó el ambiente con unas gradas casi llenas a pesar de que en Estados Unidos el 'soccer' no es un deporte que goce de la importancia de otras disciplinas. El Cosmos NY ganó sufriendo (3-2) a un Fury FC que acabó con un jugador menos en un partido donde Cellerino tuvo su parte de protagonismo: suyos fueron los tres tantos neoyorquinos y de Raúl la asistencia en el tercero.

Coincidencias del caprichoso destino, el delantero disputó su último partido vestido de blanco y con el mismo marcador que el día de su debut aunque con suerte opuesta. Eso sí, para el madrileño la importancia de la contienda era la misma: celebró cada uno de los tantos como si se tratase de un partido del más alto nivel. La actuación de Raúl no fue la más brillante desde que viste la camiseta del Cosmos, pero los asistentes fueron testigos de algunos detalles de su calidad con y sin el balón: Senna y él fueron los últimos en tocar el esférico antes de que el árbitro señalase el final del partido y cuando este momento llegó, Raúl saludó a sus rivales antes de celebrar que era campeón de la NASL. Manteado por sus compañeros, éstos le cedieron el trofeo. Se trataba de un triunfo coral, pero también era la gran noche del 'siete'.

El inconformismo de Raúl seguirá latente igual que sus ansias por ser mejor en cada paso que daba o por ganar en cualquier contienda en la que él pelease: se veía en los entrenamientos, se hacía más evidente cuando saltaba a cualquier terreno de juego que sus arqueadas piernas hayan pisado. En el ADN de Raúl está inscrita la palabra ganador, un gen que muchos tienen y pocos han sabido explotar de la manera en la que lo ha hecho el delantero madrileño. Lo ha llevado hasta sus últimas consecuencias. Su exigencia cada vez que saltaba al campo le ha llevado hasta el Olimpo donde moran los nombres más ilustres del balompié sin haber sido el mejor en cualquiera de los aspectos relacionados con el balón: rapidez, desmarque, físico, disparo... Y es que como dijo Johan Cruyff: “No es un diez en nada, pero es un ocho en todo”.

Decía estos días Giovanni Savarese, su último entrenador, que no se marcha una leyenda sino que se va una gran persona. Lo cortés no quita lo valiente, pero Raúl se ha ganado a pulso ambos calificativos. El primero queda en evidencia con los halagos que estos días llegan desde cualquier rincón del planeta en el que se hable de fútbol. El Raúl jugador y el Raúl persona ha sabido ganarse el respeto y el reconocimiento de la gran mayoría de futbolistas que han compartido vestuario con él. La misma escena se repite con los entrenadores que le han tenido bajo sus órdenes. Y lo más significativo: con sus rivales. No en vano, de algunos es amigo y uno de ellos, Pep Guardiola, le ha definido como “el jugador más importante de la historia del fútbol español”.

Raúl ha tenido la habilidad de coincidir con los mejores y convertirse en una figura única. No sólo eso: ha sido capaz de ser una especie en peligro de extinción que ha destacado dentro del fútbol moderno que impera hoy en día en los estadios de todo el planeta. Con su retirada, se marcha uno de los últimos bastiones de la versión más romántica del balompié. Lo hace añadiendo un nuevo título a su palmarés, una lista en la que ya figuran 22 trofeos a lo largo de los 1.016 partidos que ha disputado. El de ayer fue su último día de corto, pero no será su último recuerdo ligado al mundo del fútbol. Todavía hay mucho Raúl por descubrir mientras cumpla su promesa: "Seguir disfrutando de esta pasión".

Ha sido una decisión meditada y medida. Sucedió hace dos meses y este lunes ya es una realidad: Raúl se ha retirado; no volverá a vestirse de corto. Quizás, ni el propio protagonista imaginó cuál sería el escenario: una final. Poco importa que el título de campeones de la NASL apenas tenga brillo al lado de algunos de los trofeos que figuran en su excelso palmarés, Raúl es un jugador de calle, de barrio, de los que ha mamado el fútbol de verdad y para este tipo de futbolistas cualquier partido tiene el máximo nivel que se pueda imaginar. El fútbol no se podía despedir de Raúl de otra manera: con un título, el de campeón de la NASL. El Cosmos acabó pidiendo la hora ante el Fury FC (3-2), pero el hat-trick de Cellerino -con asistencia del exmadridista en el tercer tanto- sirvió para que el 'siete' colgase las botas después de atravesar la puerta grande con el título de campeón de la NASL bajo el brazo. Nunca supo hacer las cosas de otra forma.

Raúl González Blanco
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