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Raúl escribe su punto final: no se va una leyenda, se va "una gran persona"
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JUEGA LA FINAL DE LA NASL CONTRA EL FURY FC

Raúl escribe su punto final: no se va una leyenda, se va "una gran persona"

El último partido de Raúl como futbolista será una final, la que jugará el Cosmos contra el Fury; sólo podía ser en un escenario así. En EEUU afirman que no se va una leyenda, lo hace una gran persona

Foto: Raúl celebra un gol con el Cosmos (NY Cosmos).
Raúl celebra un gol con el Cosmos (NY Cosmos).

Con 38 años y disputando una final. Raúl González Blanco no se podía despedir de otra manera, no habría sido justo. En esta ocasión, el delantero no pronunciará un “hasta luego” como sucedió cuando hizo las maletas para cambiar España por Alemania, cuando se mudó a Qatar o cuando cruzó el Atlántico rumbo a la ciudad que nunca duerme. Esta vez, Raúl dirá “adiós”, se quitará las botas y las guardará con mimo porque no se las volverá a poner. Al menos como futbolista profesional. El actual jugador del Cosmos tiene ante sí la oportunidad de poner el broche perfecto a su carrera levantando el título de campeones de la NASL. Sólo podía ser así puesto que Raúl no sabe hacer las cosas de otra manera; tanto que en EEUU comparten un mismo sentir: no se marcha una leyenda, lo hace una gran persona.

La mística y el secretismo que protege el vestuario, ese sagrado lugar testigo de alegrías, penas, fracasos, triunfos, títulos, victorias, empates, derrotas dolorosas o caídas que llegan peleando hasta el último aliento. El sonido de las botas impactando en el balón durante el calentamiento. El olor del césped. El griterío de una grada capaz de ahogar un grito o de enmudecer. El silencio de un estadio vacío después de la última batalla. La esencia del fútbol, al fin y al cabo. Sin ella tendrá que aprender a vivir Raúl… después de 21 años como jugador profesional. Esta lección comenzará cuando el árbitro señale el final del partido que el Cosmos disputará contra el Fury FC de Ottawa en el Shuart Stadium (23:00 | Movistar TV). El de esta noche no es un choque cualquiera ya que el título de campeones de la North American Soccer League (NASL) está en juego. Una semifinal se quedaba pequeña para decir adiós a Raúl.

Curiosamente, el Cosmos diputará la final gracias a un gol del delantero madrileño. Antes de que arrancase la temporada, el conjunto neoyorquino se marcó el partido de este domingo como el gran objetivo en su hoja de ruta. De levantar el título de campeones de Liga, sería el segundo que colocarían en sus vitrinas en los últimos tres años. Lo cierto es que sería el mejor regalo tanto para Raúl como para Senna, que también colgará las botas después de la final. Desde que aterrizó en Nueva York, el que fuera capitán del Real Madrid no tardó en convertirse en el nuevo referente del Cosmos y, sobre todo, en ser el líder de su línea ofensiva. Con sus números (29 partidos, 9 goles y tres asistencias), Raúl ha demostrado que le da igual disputar la Champions o la NASL mientras haya un balón de por medio. Un título, el número 23 en su palmarés personal, le daría la oportunidad de salir por la puerta grande dando rienda suelta al espíritu torero que alberga en su interior.

Raúl se marcha convertido en capitán, icono, leyenda y, sobre todo, “gran persona” como destacaba su actual entrenador, Giovanni Savarese, en una entrevista concedida al 'Diario AS'. Deja el mundo del balompié después de haber saboreado tanto el fútbol de barrio, de campos de tierra y rodillas destrozadas como el de los focos, la fama y el reconocimiento mundial. Con el primer empezó todo: el jugador del Cosmos no tardó en destacar en su barrio, San Cristóbal de los Ángeles, de donde salió rumbo al Atlético de Madrid. De poco sirvieron los 55 goles que celebró con el 10 en la espalda y once primaveras; el club decidió disolver las categorías inferiores para sanear las cuentas rojiblancas y Raulito se convirtió en la “bestia negra” de Jesús Gil. El Real Madrid sacó tajada de la situación y se hizo con los servicios de un jugador de 16 años llamado a hacer historia.

Con 17 debutó en La Romareda (3-2), falló varias ocasiones claras y, a pesar de ello, dejó destellos de su calidad dando la razón a la decisión que había tomado Jorge Valdano. Era el primero de los 741 encuentros que iba a jugar con la camiseta blanca, cifra que le convierte en el jugador que más partidos ha disputado en la historia del Real Madrid. Una semana después de haber acaparado titulares en su debut, se estrenó como goleador en la victoria frente al Atlético (4-2): provocó el penalti que supuso el primer gol, asistió a Zamorano en el segundo y fue el autor del tercero. Todavía quedaban 323 dianas por celebrar con la camiseta blanca. El resto de su historia en el Bernabéu hasta su discreta salida del club blanco en 2010 es de sobra conocido: títulos, récords y números históricos mientras compartía vestuario con algunos de los mejores jugadores de la historia que engrandecieron, aún más, su figura.

Cambió España por Alemania y, durante dos temporadas, formó parte de las filas del Schalke 04. Como jugador de la Bundesliga conquistó la Copa y la Supercopa de Alemania además de firmar un total de 28 dianas. Su paso por Gelsenkirchen supuso un antes y un después en el Schalke que le despidió con un gran homenaje y bajo el título de Señor Raúl. Terminado su periplo en Alemania, puso rumbo a Qatar. Allí, además de participar activamente en la Academia Aspire entrenando a niños, fichó por el Al-Sadd. En un campeonato de menor exigencia, Raúl fue campeón de la Liga y de la Copa del Emir. Cumplidas las dos campañas en Qatar, Raúl hizo de nuevo las maletas y se marchó hasta Nueva York para vestir la camiseta del Cosmos; firmó en diciembre de 2014 y acabará su carrera como futbolista este domingo.

Con el Balón de Oro y la falta de éxito con la Selección en su debe y 1.015 partidos más 427 goles en su haber, el mundo del fútbol ya espera su regreso. Intuitivo, influyente y listo como pocos, ha enarbolado la bandera de la deportividad: jamás ha sido expulsado y ha sabido dejar la máxima rivalidad a un lado para, por ejemplo, tener a Guardiola en su nómina de amigos. Raúl necesita al balón y el balón le necesita a él, pero de momento no parece tener prisa. El madridismo sueña con verle sentado en el banquillo del Santiago Bernabéu y aunque no descarta esa opción, no aparece en sus planes a corto o medio plazo. El mundo del fútbol da por hecho que seguirá ligado a él, pero, de momento, sigue siendo jugador y esta noche juega su última final. Una despedida por la puerta grande; sólo queda por ver si la atravesará con un nuevo título bajo el brazo.

Con 38 años y disputando una final. Raúl González Blanco no se podía despedir de otra manera, no habría sido justo. En esta ocasión, el delantero no pronunciará un “hasta luego” como sucedió cuando hizo las maletas para cambiar España por Alemania, cuando se mudó a Qatar o cuando cruzó el Atlántico rumbo a la ciudad que nunca duerme. Esta vez, Raúl dirá “adiós”, se quitará las botas y las guardará con mimo porque no se las volverá a poner. Al menos como futbolista profesional. El actual jugador del Cosmos tiene ante sí la oportunidad de poner el broche perfecto a su carrera levantando el título de campeones de la NASL. Sólo podía ser así puesto que Raúl no sabe hacer las cosas de otra manera; tanto que en EEUU comparten un mismo sentir: no se marcha una leyenda, lo hace una gran persona.

Raúl González Blanco
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