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La forzada y "mortal" despedida de Cassano, el talento que nació durante una borrachera
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rescindió con el parma y sigue sin equipo

La forzada y "mortal" despedida de Cassano, el talento que nació durante una borrachera

“Sin fútbol estoy mal, lo echo mucho de menos, mortalmente”. Su vida habrá sido más o menos ordenada, brillante y ejemplar, pero si algo no le podemos quitar jamás a Fantantonio es el balón

Foto: El delantero italiano no se arrepiente de dejar el Parma, pero dice que echa de menos la pelota (Efe)
El delantero italiano no se arrepiente de dejar el Parma, pero dice que echa de menos la pelota (Efe)

En algún lugar digno de las mejores postales, de esas que se mandan a los amigos no para que sepan de ti, sino para que sientan toda la envidia posible, alejado de todo lo que le ha sido familiar toda su vida, allí, en el fin del mundo, se encuentra uno de los futbolistas más talentosos que ha dado el calcio en los últimos 20 años. Mientras su último club recibe la extremaunción, Antonio Cassano se baña de sol y cristalina agua salada acompañado por su esposa Carolina Marcialis. Allí donde la calma reinaría en el corazón de todo hombre, algo azota sin cesar la conciencia del italiano. No se arrepiente de haber rescindidocontratocon el Parma, pero le falta muchísimo su amiga la pelota.

Sin fútbol estoy mal, lo echo mucho de menos, mortalmente”. Su vida habrá sido más o menos ordenada, más o menos brillante y ejemplar, pero si algo no le podemos quitar jamás a Fantantonio es su pasión por el balón, por jugar a aquello que le hace más feliz que cualquier otra cosa (aparte de la familia, claro). Ha vivido toda su vida por y para el fútbol, haciendo buena la frase hecha de “no vale para otra cosa”. Si Cassano no hubiese encontrado refugio en el 100x70, probablemente habría acabado malviviendo en alguna esquina del barrio más duro de la Bari Vecchia. No lo digo yo, siempre lo dijo él mismo.

Porque, ¿cómo iba a salir un niño que nació en medio de una borrachera colectiva? Sí, fue tal cual suena, no es metafórico. Su madre cargaba al pequeño y nonato Cassano en su útero y se disponía a dar a luz. Pero para fortuna del calcio y para desgracia de la parturienta, toda Italia estaba pendiente de que Rossi, Tardelli y y Altobelli ganaran a Alemania la final del Mundial de España. La atendieron tocados por la varita mágica del alcohol, pero al final, el niño nació y lo envolvieron en una bandera de Italia. Eso sí es metafórico, claro. Soñó con ganar con la Nazionale, pero ese sueño también ha muerto, como su carrera futbolística.

En el fútbol español lo recordarán toda la vida por su esperpéntico paso por el Real Madrid. Es lo que quedará en la memoria de madridistas y ajenos al madridismo. Sus noches golfas por la capital de España, su notable sobrepeso y su absoluta indiferencia hacia ello. Sus risas sobre Capello con Ronaldo, su incomparecencia a partir de entonces, incluidas las celebraciones por la Liga ganada en 2007. Cuando se marchó a la Sampdoria después de tan poco ofrecido y tanto espectáculo externo dado, muchos serían los aficionados merengues que se preguntarían: “Ah, ¿pero ese seguía en el Madrid?”.

Vídeo:Así nació 'Fantantonio' Cassano al fútbol.

Pero que le pregunten por Talentino a cualquier tifoso del Bari, de la Sampdoria, incluso del Inter. Indudablemente se les ocurrirán una ristra de barbaridades sobre todo lo que no sea fútbol que haya protagonizado Cassano, pero no tendrán prácticamente nada que achacar al que sigue siendo el segundo fichaje más caro de la historia de la Roma. Ese día que se presentó al planeta fútbol controlando de espuela y rompiendo a Laurent Blanc y Christian Panucci no se ha olvidado todavía en las gradas de San Nicola. Lo hizo con 17 años y ese gol daba el triunfo al Bari en el 87 contra su Inter. Fue el nacimiento de un mito que se convirtió en leyenda negra.

Su Inter, sí. Porque Cassano, según ha confesado en más de una ocasión, se ha considerado interista toda su vida. Él era nerazzurro, jugase en la Roma, en el Parma o en el Milan. De hecho, tal es su sentimiento hacia el club lombardo que ha rechazado cuatro veces a la Juventus, máximo rival del Inter, porque no le “caía bien”. No se entendió muy bien la jugada que hizo Moratti en 2012 fichando a Cassano y dando a su enemigo rossonero a Pazzini a cambio. Los dos héroes de la Samp de 2011 se cruzaban sin tocarse. Pero fue ponerse la casaca negra y azul y Cassano resucitó (y casi literalmente, porque superó un problema cardíaco). En la rueda de prensa de presentación, un periodista le dijo que “después del Milan solo está el cielo”, a lo que Cassano contestó: “Pues después del cielo, está el Inter”.

El Inter era un desastre, pero Antonio saltaba siempre al campo para darlo todo, siempre. Su físico daba para lo que daba, pero si tenía que morir en el césped, mejor hacerlo por el Inter. Junto con Rodrigo Palacio fue el mejor de aquel Inter que se quedó fuera de Europa pero que casi obra el milagro de remontar un 3-0 al Tottenham en Europa League. Y el Inter le agradeció su esfuerzo echándolo por la puerta de atrás de camino al Parma. Allí lideró al equipo que se metió en Europa League, pero que no la pudo jugar por los primeros rayos de unos problemas económicos que llevaron al club a la quiebra técnica. Cassano lo vio venir y se marchó en cuanto pudo. Pero nadie llamó a su puerta. Tampoco él insistió mucho. Su vida ahora está en los despachos, como director deportivo. O al menos es su deseo. Promete diversión, eso seguro. Porque con Cassano otra cosa no, pero la risa está asegurada.

En algún lugar digno de las mejores postales, de esas que se mandan a los amigos no para que sepan de ti, sino para que sientan toda la envidia posible, alejado de todo lo que le ha sido familiar toda su vida, allí, en el fin del mundo, se encuentra uno de los futbolistas más talentosos que ha dado el calcio en los últimos 20 años. Mientras su último club recibe la extremaunción, Antonio Cassano se baña de sol y cristalina agua salada acompañado por su esposa Carolina Marcialis. Allí donde la calma reinaría en el corazón de todo hombre, algo azota sin cesar la conciencia del italiano. No se arrepiente de haber rescindidocontratocon el Parma, pero le falta muchísimo su amiga la pelota.

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