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Celtic-Rangers en Hampden Park: por un día, el fútbol escocés recuperó su esencia
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victoria 'católica' tras tres años sin 'old firm'

Celtic-Rangers en Hampden Park: por un día, el fútbol escocés recuperó su esencia

Han pasado tres años y aunque no hay nadie en el planeta que se odie más que ellos, se echaban de menos. El Celtic se llevó el duelo por 2-0

Han pasado tres años y aunque no hay nadie en el planeta que se odie más que ellos, se echaban de menos como los polos positivos y negativos de una pila.Rangers y Celticvolvieron a jugar después de demasiado tiempo, recuperando uno de los derbis más importantes de la historia del fútbol. Hampden Park estuvo a rebosar para ver ganar a los católicos sobre su enemigo protestante, que sigue sufriendo por las categorías inferiores del fútbol escocés. Son segundos en la segunda división escocesa y las esperanzas para subir este año son escasas. El Old Firm de siempre tendrá que esperar, entonces, a otros cruces coperos o a un futuro ascenso del Rangers.

54 títulos después, la Premier League de Escocia dijo adiós al Rangers Football Club. No era una decisión fácil de asumir, porque se trataba de mandar al vertedero al club con más títulos del país y parte del corazón de la mitad de una nación, qué decir ya lo que significa para la propia Glasgow. Muchos extranjeros que no estén muy puestos en geografía pueden confundir fácilmente la capital de Escocia. La mayoría dirían que es Glasgow y pocos se darían cuenta de que, en realidad, la capital no es otra que Edimburgo. ¿Por qué se confunden? Porque el núcleo duro del país está allí, en Glasgow, y porque si alguien dice Glasgow lo primero que le viene a la cabeza es Celtic y Rangers, o viceversa.

Pero aquella votación que se produjo en 2012 no se hizo con la cabeza fría, con las consecuencias de la decisión estudiadas y asumidas. De haber analizado todos los pros y todos los contras de mandar al Rangers a la cuarta división, la más baja del fútbol de los Highlands, muy probablemente no habrían dado la luz verde. Hay clubes que han crecido por ello, evidentemente. Algunos tienen opciones de luchar por la Liga, que no ganarla, porque eso es privilegio católico, de alzarse con la Copa o la Copa de la Liga. En definitiva, de hacer todo aquello que no les permitía el duopolio de Glasgow. Pero la trascendencia que ha perdido la Scottish Premier League no se paga con un segundo puesto, o una final copera.

No hay jugadores de primer nivel que quieran abandonar las primeras ligas europeas para jugar en Celtic Park vistiendo de verdiblanco. Ganar una Liga sin competencia no motiva lo mismo que tener un enemigo acérrimo con el que pelear en el barro durante todo un año. Se de Glasgow incluso Georgios Samaras, la mayor leyenda céltica desde que Henrik Larsson fichó por el Barcelona. Ya no había incentivos. Caer en la ronda previa de la Champions League se convierte en costumbre y la participación en la Europa League no promete ser mucho más productiva (aunque eliminar a este Inter en dieciseisavos no es del todo imposible, ni mucho menos). Sin el Rangers, el Celtic es mucho menos. Pero, ¿cómo iban a pensar entonces que iban a echar tantísimo de menos a los que odian?

Y claro, la situación del Rangers es ciertamente peor, inevitablemente. Ellos dirán que qué penita caer pronto en Champions y ganar una Premier fácilmente... mientras otros tuvieron que bajar al inframundo de los campos de barro (aquí, en España, son de tierra. Allí, en Escocia, son de barro) para estar cerca del objetivo de volver entre los grandes y con la mosca detrás de la oreja de una nueva refundación y, por tanto, otro regreso a la cuarta división. Tiene una nueva deuda de diez millones de euros que, por ahora, ha sido subsanada por el propietario del Newcastle United, Mike Ashley, que también tiene un porcentaje del Rangers. Pero nadie quiere en la zona azul de Glasgow a un inglés y menos a uno que no tenga relación directa con el club.

Los problemas económicos de los protestantes les obligaron a refundarse como The Rangers Football Club Ltd. De los doce clubes que conforman la Premier League, diez votaron en contra de su inscripción en la misma, otro se abstuvo (el Kilmarnock) y sólo hubo un voto a favor, el del propio Rangers.

Desde aquel día, el nuevo club ha ido subiendo con facilidad de categoría hasta llegar esta temporada a la segunda, la irónicamente llamada First Division. El histórico Hearts les supera en la tabla a estas alturas por 16 puntos con dos partidos más (y sólo asciende el ganador), a pesar de que, aun con el descenso y la mala situación económica, sigue teniendo el Rangers el segundo presupuesto de todo el fútbol escocés. El sueño era optar a ganar algún título copero que diera acceso a Europa como fórmula para recibir dinero fresco, pero no sucedió. Con la victoria de este domingo del Celtic por 2-0, otro título se escapa en el camino hacia la Premier. Aún queda la Copa de Escocia, pero las esperanzas son escasas.

Han pasado tres años y aunque no hay nadie en el planeta que se odie más que ellos, se echaban de menos como los polos positivos y negativos de una pila.Rangers y Celticvolvieron a jugar después de demasiado tiempo, recuperando uno de los derbis más importantes de la historia del fútbol. Hampden Park estuvo a rebosar para ver ganar a los católicos sobre su enemigo protestante, que sigue sufriendo por las categorías inferiores del fútbol escocés. Son segundos en la segunda división escocesa y las esperanzas para subir este año son escasas. El Old Firm de siempre tendrá que esperar, entonces, a otros cruces coperos o a un futuro ascenso del Rangers.

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