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Adiós a los Magiares Mágicos, la selección que cambió el fútbol... jugándose la vida
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FALLECIÓ BUZANSZKY, SU ÚLTIMO INTEGRANTE

Adiós a los Magiares Mágicos, la selección que cambió el fútbol... jugándose la vida

La selección húngara hizo historia en la década de los 50, un equipo que cambió el fútbol para siempre y del que ha fallecido su último integrante, Jeno Buzansky

Foto: Los 'Magiares Mágicos', el equipo que cambió el fútbol en la década de los cincuenta.
Los 'Magiares Mágicos', el equipo que cambió el fútbol en la década de los cincuenta.

"Rakosi me recordó en términos muy claros que no se toleraría la derrota. No trasmití el mensaje a mis jugadores, pero ellos ya sabían lo que estaba en juego ese día". Así de claro hablaba Gusztav Sebes, histórico entrenador de la selección de Hungría, años después de lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1952. Aquel triunfo dio lugar al nacimiento de los 'Magiares Mágicos', un equipo plagado de jugadores de talento que convirtieron a la selección húngara en una de las grandes referencias del fútbol mundial. 62 años después, ha fallecido el último componente de aquel equipo: Jeno Buzanszky.

Buzanszky murió este lunes a los 89 años de edad, siendo el último integrante de aquel histórico equipo en fallecer. Con el defensa húngaro se marcha el último de los jugadores que formaron parte de aquel equipo innovador, que se encargó de mostrar al mundo por primera vez en la historia el sistema 4-2-4, además de ser el precursor del 'Fútbol Total' de Holanda en la década de los setenta. Un equipo donde los cambios posicionales eran habituales y donde la calidad la pusieron jugadores como Puskas, Bozsik, Czibor, Hidegkuti o Kocsis, que formaron una de las mejores selecciones de toda la historia.

Allá por los primeros años cincuenta, Hungría se encontraba bajo la órbita de la dictadura de la URSS. La estrecha vigilancia de la 'madre patria' y la fidelidad de Matyas Rakosi, Primer Ministro húngaro, hacia Stalin, provocaron que el equipo magiar tuviera que arriegar su vida para poder jugar. La URSS no estaba dispuesta a quedar ridiculizada en Europa y, mucho menos, justo después de terminar la II Guerra Mundial. Por ello, no permitía a ningún aliado emprender acción alguna sin garantías de victoria: o, lo que es lo mismo, sólo dejaría jugar un campeonato a Hungría siempre y cuando pudiera ganarlo.

Después de unos años de no muchos éxitos y varios amistosos que acabaron en fracaso, Gusztav Sebes se la jugó en 1952. Después de convencer a todas las autoridades, Hungría partió hacia los Juegos Olímpicos de Helsinki. Por aquel entonces, en un mundo menos globalizado y donde la televisión no marcaba la hoja de ruta de los espectadores, poco o nada se conocía de los jugadores húngaros fuera de sus fronteras, pero el seleccionador sabía que tenía una selección llena de joyas: los primeros partidos demostraron que Hungría era un equipo dispuesto a luchar por todo, como exigían las autoridades.

Pese a un comienzo dubitativo ante Rumanía (2-1), los resultados no se hicieron esperar: 3 a 0 sobre la poderosa Italia, 7 a 1 sobre Turquía y 6 a 0 sobre Suecia permitieron a Hungría meterse en la gran final. Entonces, justo antes del partido, el Primer Ministro Rakosi le recordaba al seleccionador magiar qué le esperaba a sus jugadores si no lograban el triunfo: en el partido con más dudas de los jugadores húngaros, Puskas iba a adelantar a su selección en el minuto 70 -después de haber fallado un penalti- y Czibor sentenció en el 88. Hungría campeona, los jugadores vivos... y nacían los 'Magiares Mágicos'.

A partir de ese momento, el combinado húngaro se convirtió en uno de los más temidos del mundo, una situación reforzada con los éxitos posteriores a los Juegos. En 1953, Hungría se convirtió en el primer equipo no británico capaz de derrotar a Inglaterra -la inventora del fútbol- en suelo británico, con un poderoso 6 a 3 en Wembley. Pocos meses después, Inglaterra buscó la revancha en territorio húngaro y los 'Magiares Mágicos' les pasaron por encima, con un increíble 7 a 1. Consolidada como una potencia, Hungría llegaba al Mundial de Suiza de 1954 como uno de los grandes candidatos al título.

En aquel campeonato, Hungría iba a comenzar imparable, endosando un 9 a 0 a Corea del Sur y un 8 a 3 a Alemania Federal. En cuartos de final iba a aplastar a Brasil en el partido conocido como 'La batalla de Berna' (4-2), sin duda uno de los partidos más violentos de la historia del fútbol. Y, en semis, Hungría endosaba la primera derrota de la historia de Uruguay en un Mundial (4-2). Llegaba la final ante una Alemania Federal a la que ya había aplastado en la fase de grupos... pero un monumental diluvio hizo bueno el 'invento' de los tacos de las botas Adidas que calzaban los teutones, que ofrecían más agarre sobre el terreno embarrado, y los germanos remontaban a Hungría para llevarse el Mundial (3-2).

Pese a la derrota, Hungría volvió a sumar 18 victorias consecutivas, entre las que se incluye la primera victoria de la historia sobre la URSS en terreno soviético. Pero en 1956 iban a desaparecer para siempre los 'Magiares Mágicos': la Revolución Húngara contra el gobierno iba a provocar durísimas revueltas en el país, una situación que iba a acabar con el fútbol. El Honved, al que pertenecía el grueso de la selección, se encontraba en España para jugar un partido de Copa de Europa ante el Athletic. Al surgir la revolución, las grandes estrellas decidieron no volver más a su país.

Así, jugadores como Puskas, Czibor o Kocsis desertaron para evitar las consecuencias de la revolución, dejando para siempre la selección húngara. De esta manera desparecieron los 'Magiares Mágicos' para siempre, el equipo que hizo historia en el fútbol mundial y que fue capaz de revolucionar el deporte con un estilo táctico nunca antes visto sobre un terreno de juego. Este lunes ha fallecido Jeno Buzanszky, el único jugador vivo que quedaba de la generación más exitosa del fútbol húngaro, parte activa del equipo que cambió el fútbol para siempre... por encima de sus propias vidas.

"Rakosi me recordó en términos muy claros que no se toleraría la derrota. No trasmití el mensaje a mis jugadores, pero ellos ya sabían lo que estaba en juego ese día". Así de claro hablaba Gusztav Sebes, histórico entrenador de la selección de Hungría, años después de lograr la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1952. Aquel triunfo dio lugar al nacimiento de los 'Magiares Mágicos', un equipo plagado de jugadores de talento que convirtieron a la selección húngara en una de las grandes referencias del fútbol mundial. 62 años después, ha fallecido el último componente de aquel equipo: Jeno Buzanszky.

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