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La decadencia del fútbol italiano: pobre, abandonado y desactualizado, como el país
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La decadencia del fútbol italiano: pobre, abandonado y desactualizado, como el país

El 'calcio' está enfermo, es una evidencia. Pero, ¿cuáles son sus motivos? Hablamos con un experto, Gaby Ruiz, y con una leyenda, Sacchi, para analizarlo

Foto: El Milan-Inter de hace ocho días fue uno de los más flojos de la historia (Reuters).
El Milan-Inter de hace ocho días fue uno de los más flojos de la historia (Reuters).

“Es difícil estar siempre en lo más alto”. No lo dice un cualquiera. Arrigo Sacchi tiene el indudable honor de haber entrenado al equipo más fuerte de todos los tiempos, tal y como reconoció en su día World Soccer. Vamos, sabe lo que dice. Y lo dice en contraposición a la actual situación del fútbol italiano, que poco o nada tiene que ver con la gloria vetusta, con las copas que van sumando día tras día motas de polvo en los museos. Esa historia grandilocuente del calcio no es más que eso, historia, un recuerdo maravilloso de cuando no había nadie que tosiera a la Juventus, al Milan, al Inter, al Parma, a la Lazio, al Napoli… Y ahora… ¿y ahora qué? Ahora, un Milan-Inter es un espectáculo que debería clasificarse para mayores de 18 años como película de terror.

En El Confidencial nos hemos preguntado qué le pasa al calcio, por qué ha dejado de dominar el mundo. Y no sólo eso: ¿por qué esta cerca de ser la quinta liga europea en coeficiente de la UEFA? Hace años ya que la Serie A perdió su cuarta plaza para jugar la Champions League, y no está precisamente cerca de recuperarla. Se va alejando a pasos agigantados. Para conocer las razones, las opiniones y las explicaciones de este descalabro italiano, hemos hablado con el propio Arrigo Sacchi, una leyenda de los banquillos azzurra que defiende su fútbol, y con un profundo conocedor como analista del calcio como Gaby Ruiz, el periodista de Canal Plus.

“Es verdad que Portugal está casi por delante nuestra, pero ahora mismo tenemos a tres equipos clasificados en la Europa League y otro cerca de hacerlo. Y en Champions League hay dos que también pueden clasificarse. Es decir, no hay nada por lo que escandalizarse. Es un momento de transición, no brillante, pero somos subcampeones de Europa y también lo es la sub-21 y estamos otra vez clasificados para la Eurocopa”. Sacchi es optimista por naturaleza, quizás sea porque trabaje con las secciones juveniles de la Nazionale y encuentre en los jóvenes un motivo para una nueva esperanza.

“Somos un país al que le cuesta renovarse. Somos una cuna de las cultura: tenemos a grandes escritores, poetas, pintores, escultores... Vivimos un gran momento entonces, y en el fútbol también lo vivimos. Y ahora pagamos no haber renovado la historia”, dice Sacchi, que no puede evitar hablar de lo mejor que tiene su nación, de lo potente que fue un día y evita claudicar ante la evidencia de que la Liga de su país ya apenas interesa a nivel internacional. La Premier siempre fue la más seguida aquí en España, seguida muy de cerca por la Serie A. Pero ahora la Bundesliga gana enteros, y aficionados.

Gaby Ruiz es, por el contrario, más duro a la hora de hablar del fútbol transalpino, que es uno de los que más ama. “No hay una respuesta que responda a 'al calcio le pasa esto'. Es una suma de pequeñas cosas. Y una de esas pequeñas cosas es que el calcio tiene lo malo que Italia como país. Es un país bastante estancado. Hace mucho años que vive en una crisis permanente. Todo está un poco abandonado. Y el fútbol está un poco así, empobrecido, abandonado". Buena muestra de esto fue elCalciopoli, nombre que se le dio al caso de compra de árbitros por parte de la Juventus que supuso la pérdida de dos campeonatos y el descenso a la Serie B."Unreflejo de una sociedad italiana con altas dosis de corrupción”, dice Ruiz. Otro ejemplo muy evidente que nos exponen tanto Gaby como Sacchi es la tristeza que evocan los estadios italianos. Todos destartalados, olvidados y descuidados. Todos no, cierto. Hay uno que sobresale cerca del Monviso.

“La única squadra en el siglo XXI en cuanto a gestión es la Juventus, que ha entendido varias cosas: primero, que un club moderno necesita una dirección deportiva potente que no sólo tome medidas cortoplacistas tipo 'vamos a fichar a este', sino 'vamos a fichar a quién y por qué'. Segundo, que potencia al equipo con vistas a un medio plazo. Dicen, ‘tenemos a este entrenador que nos gusta, vamos a jugar a esto y vamos a mirar muy bien el mercado buscando no solo jugadores interesantes sino que sean baratos, en último año de contrato’ Todo orientado a una forma de jugar. Eso los de Milán no lo han hecho”. Y no nos engañemos, el calcio senza Milano, non è calcio (el fútbol sin Milán, no es fútbol).

Vídeo:El gran Milan de los holandeses de Sacchi.

“El Milan arrasó –recuerda nostálgico Sacchi–. Fue un gran protagonista, pero después se produjo una reestructuración. Se pensó que éramos demasiado buenos. El fútbol se mueve muy rápido para seguir siendo un deporte atractivo. Y quizás nosotros no hemos sabido hacerlo”. Es decir, Italia se ha estancado en cuando a lo futbolístico por motivos de cultura nacional, casi de folclore. Hay pocas personas que sean más inmovilistas que los italianos. Si algo ha funcionado durante un periodo importante de tiempo, se prolonga sin observar los cambios sociopolíticos que le rodean.

Y por tanto, el motivo de la crisis económica expuesto por muchos se cae por su propio peso. “Quien dice que el problema de Italia es económico es que piensa que con dinero se puede hacer todo. Y la mitad de las Copas de Europa han sido ganadas por clubes que tenían cuentas modestas. Por ejemplo cuando ganó el Porto. Es cierto que es un momento difícil no sólo para el fútbol italiano, sino para el país. Hay menos brillantez, menos entusiasmo...”, dice Sacchi.

El punto de vista cortoplacista italiano es otra de las razones de la inoperancia actual italiana. “Los clubes no confían en la gente joven, eso es un problema básico. Y el origen de esto es que el fútbol italiano siempre ha sido resultadista. Cómo hay que jugar para ganar no importa. Y como consecuencia, no se confía en los jóvenes. Eso lleva a muchos grandes a fichar a jugadores de medio pelo en vez de apostar por sus perlas de la cantera. Esta tendencia acaba conformando plantillas muy amplias de jugadores de nivel medio”, afirma Gaby Ruiz.

El paradigma, como dice el propio Ruiz, es el Inter. “Moratti se levantaba un día cabreado y decidía que en invierno iba a fichar a este y a este y despedía a este y al otro. A calentones. En un momento dado, el Inter, cansado de perder, se fijó en Mourinho y éste, con sus virtudes y defectos, construyó un equipo ganador con una plantilla que, probablemente, no era comparable a alguna de las plantillas que tienen ahora Real Madrid y Barcelona o Manchester City, pero lo preparó para ganar”.

Ya no está Mourinho en Italia, ni tampoco Lippi, ni Trappatoni, ni Zaccheroni, ni Spaletti, ni el propio Sacchi… Ninguno de los grandes entrenadores italianos de los últimos años. ¿Han dejado de ser buenos los entrenadores italianos? Según Gaby, no, sino que “el fútbol ha evolucionado más que la mentalidad clásica del entrenador italiano. En Italia se sigue quizás con exceso buscando la victoria a través del error del rival y al contragolpe. Y el único entrenador italiano con ideas evolucionadas es Antonio Conte. Los técnicos han sido superados por el propio fútbol. En una época le sirvió para dominar, pero en el fútbol de hoy en día les hace falta un poquito más”.

Sacchi decía algo así como aquello del no estamos tan mal. Pero si lo miramos objetivamente, ningún italiano es favorito a ser campeón en una competición continental. Pocos jugadores de la Nazionale serían titulares en un grande europeo. Así que, como dice Gaby Ruiz, “el fútbol italiano necesita una reflexión profunda sobre el modelo de club que se impone en el siglo XXI basado en una dirección deportiva muy potente que tome decisiones en frío y a medio plazo al menos”. Si se hace, sólo entonces podrá recuperar esa historia vincente que parecía no tener fin.

“Es difícil estar siempre en lo más alto”. No lo dice un cualquiera. Arrigo Sacchi tiene el indudable honor de haber entrenado al equipo más fuerte de todos los tiempos, tal y como reconoció en su día World Soccer. Vamos, sabe lo que dice. Y lo dice en contraposición a la actual situación del fútbol italiano, que poco o nada tiene que ver con la gloria vetusta, con las copas que van sumando día tras día motas de polvo en los museos. Esa historia grandilocuente del calcio no es más que eso, historia, un recuerdo maravilloso de cuando no había nadie que tosiera a la Juventus, al Milan, al Inter, al Parma, a la Lazio, al Napoli… Y ahora… ¿y ahora qué? Ahora, un Milan-Inter es un espectáculo que debería clasificarse para mayores de 18 años como película de terror.

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