Brendan Rodgers sacrifica a Balotelli para evitar las burlas que sufrió Moyes

En el mundo del fútbol hay cientos de frases a las que recurrir. “No existe rival pequeño” es una de ellas y en el caso del Liverpool, tiene más sentido. El fin de semana pasado volvió a verse las caras ante el Crystal Palace, el mismo equipo que la temporada pasada le privó de teñir la Premier de rojo. En esta ocasión puso la puntilla a un Liverpool torpe y desencantado que este sábado (16:00) se verá las caras con el Stoke City, un rival, a priori, asequible. Con Anfield como juez, Brendan Rodgers tendrá ocasión de silenciar las comparaciones que le sitúan a la altura de David Moyes en el Manchester United. Y lo hará con Balotelli fuera de la convocatoria, la enésima y controvertida decisión del técnico irlandés.

Hasta el momento, el Liverpool no ha conseguido frenar la crisis galopante en la que vive sumergido. Ni si quiera ha conseguido reducir la velocidad para ir al trote. Choca ver a un equipo cargado de tradición y, habitualmente, incluido entre los grandes ocupando la duodécima plaza de la tabla de la Premier a catorce puntos del Chelsea. Un lugar que no se antoja extraño si se tiene en cuenta que para celebrar el último triunfo ‘red’ hay que remontarse hasta el pasado mes de octubre cuando conquistaron Loftus Road; eso sí, tampoco se puede ignorar que el QPR es el ‘farolillo rojo’ de la Premier. Y es que en doce partidos disputados, el Liverpool ha firmado cuatro victorias, dos empates y seis derrotas. Prestando atención a los números que hacen referencia a los goles, el Liverpool tiene 15 a favor por los 18 que ha encajado.

Sus cifras actuales distan mucho de las que habían acumulado la temporada pasada a estas alturas. Es cierto que las comparaciones son odiosas, más aún en Anfield. El mítico estadio ha visto como, de la noche a la mañana, su equipo ha pasado de pelear por el título y encabezar la clasificación de la Premier League hasta la jornada 35 a vagar sin rumbo por la mitad de la tabla. En el actual Liverpool apenas quedan retazos de aquel subcampeón, tanto que ha firmado el peor inicio del conjunto ‘red’ desde la temporada 1992/1993. Se podría decir que los hombres de Brendan Rodgers caminan más como en ‘The walking dead’ que ‘never alone’ (‘nunca solos’).

Con una inversión de más de 100 millones de euros, este Liverpool no está cumpliendo con las expectativas generadas a raíz del subcampeonato. La lluvia de críticas ha calado y se ha tornado en chaparrón en algunos casos concretos. A Brendan Rodgers no le vale con un solo chubasquero para hacer frente a la que le está cayendo. Su gestión tanto en el mercado estival como en el presente curso está cuestionada de principio a fin. Tanto que han tildado a su Liverpool de plano y sin imaginación, calificativos utilizados para definir al Manchester United de David Moyes. Una comparación que más que odiosa es dolorosa por la rivalidad existente.

Volviendo la vista a la temporada pasada, el rumbo que hacía zozobrar a Old Trafford era motivo de alegría en Anfield. El problema es que el tiempo acaba poniendo a cada uno en su lugar y meses después, el Liverpool vive las mismas horas bajas por las que pasaron los ‘red devils’. Lo cierto es que hay ciertos paralelismos entre Moyes y Rodgers y no demasiadas diferencias. Tanto uno como otro han tirado de la vieja guardia de sus plantillas (Vidic y Ferdinand en el caso del United y Gerrard si hablamos del Liverpool) para intentar mantener el equilibrio y el ritmo. Los que no admiten réplica son los números; los mismos que desvelan que tanto un técnico como otro tienen el mismo porcentaje ganador: 52,94% para Rodgers y 52,43% para Moyes. Además, con el mismo número de partidos disputados, doce, el United había firmado 21 puntos por los 14 del Liverpool, su diferencia goleadora era de +5 frente al -3 de los de Anfield y eran sextos.

En Europa las cosas no van mucho mejor. Al Liverpool sólo le vale una victoria frente al Basilea si quiere seguir vivo en la Champions League, competición de la que no formaba parte desde 2009. Tras la última jornada de la fase de grupos, es tercero a dos puntos del conjunto suizo ya que acumula una victoria, un empate y tres derrotas. La última llegó ante el humilde Ludogorets, partido en el que los de Brendan Rodgers tocaron fondo y sus errores se hicieron más evidentes que nunca: el equipo entero se metió en el área de Mignolet para defender un balón… que acabó siendo gol. El guardameta belga acompaña a su entrenador en el centro de la diana, pero no son los únicos. La delantera ‘red’ hace aguas: con Origi cedido, Lambert y, sobre todo, Balotelli (que sólo lleva dos dianas y aún no se ha estrenado en la Premier) siguen sin reconciliarse con el gol. El hueco de Luis Suárez se antoja más grande que nunca, pero no es el único agujero que hay que reparar en Anfield.