Comienza el gran duelo en la Premier: Van Gaal contra Mourinho por el cetro inglés

Mientras en España la LFP sigue teniendo dudas sobre cuándo comenzará su Segunda División y su Segunda B, la Premier League echa a andar con la bravura de siempre y con más emoción que nunca. No es un tópico, aunque esté vestido con los hábitos de tal. Hacía mucho tiempo que los cinco grandes del fútbol inglés no tenían tantas posibilidades y tan parecidas de ser campeones. Todos parten desde el mismo punto, unos con más recorrido y otros con algo menos, pero cada uno con esperanzas fundadas de acabar por mayo con la copa coronada en sus vitrinas. Manchester City, como campeón, tiene la obligación de defender el título que robó al Liverpool en la última jornada, pero tanto los reds, muy bien reforzados, como el Arsenal y, sobre todo, el Manchester United y el Chelsea, lucharán por arrebatar el cetro a los citizens. Será, además, el duelo de dos genios del banquillo, José Mourinho y Louis van Gaal.

Desde hace 18 años, el fútbol español se ha vanagloriado ostentosamente de organizar la mejor liga del planeta. La que acogía a los mejores jugadores, la que tenía una estructura propia excelente y que invitaba a cualquier espectador de cualquier parte del mundo por la maravilla que podía presenciar en cada uno de los estadios acogedores. Durante esa mayoría de edad, ha habido evidentes altibajos en el nivel global de la Primera División. Ahora, entrada en la época de madurez de la joven mejor liga del mundo, hay dos equipos que lo compran todo y otros que viven de las migajas que se encuentran en el plato después de que los grandes coman y se harten. Sin embargo, en Inglaterra no se hace una ostentación a bombo y platillo como aquí de su grandeza y, a la vez, mejoran poco a poco la competitividad de su liga.

Allí, el fútbol se vive, no sólo se paga. Y hay pocos que vivan este deporte como Mourinho y Van Gaal, dos entrenadores con unos caracteres muy determinados, tremendamente enérgicos y únicos a la hora de transmitir su espíritu a sus jugadores. Puede que solamente Guardiola y Simeone tengan también esa característica de inculcar los valores que ellos creen en la mente cada miembro de la plantilla, para ganarse su total confianza y saber que en el césped van a desplegar las ideas instruidas previamente. Mourinho hizo suyo el Chelsea desde hace una década y aunque él no estuviera, seguía teniendo su aroma. Van Gaal tiene el reto de lograrlo en el United, como ya hiciera en el Barça y en el Bayern Múnich.

Esta temporada, Mourinho no tiene ni la más mínima excusa para quedarse de nuevo en blanco. Nada más llegar, en su primera etapa, el Chelsea invirtió una barbaridad de dinero y logró un doblete, además de la Community Shield. Nueve años después de su primer año en Stamford Bridge, Abramovich se puso de nuevo a su disposición y tras una serie de fichajes, Mourinho se quedó sin nada. No ganó ni un título y el Atlético de Madrid le vapuleó en semifinales de la Champions League. Fue un fracaso estrepitoso pero con la excusa de que no había tenido tiempo para hacerse una plantilla a su medida, quitando lo que sobraba y añadiendo lo que faltaba.

Con un mercado de fichajes ejemplar, Mourinho ha reforzado cada una de las líneas de su Chelsea y lo ha hecho con cuatro de los mejores jugadores del planeta. Para la portería recuperó a Thibaut Courtois, que si no es el número uno bajo palos, sí lo es de entre los jóvenes. Le faltaba un lateral izquierdo en condiciones, y fichó a Filipe Luis. La marcha de Lampard le dejaba sin una referencia tanto creativa como trabajadora en el medio, y consiguió por buen precio a Cesc Fàbregas. Y para la punta (después de decir el año pasado aquello de “no tengo delanteros”), se llevó a Diego Costa. Esos cuatro elementos añadidos al bloque que continúa hacen del Chelsea, por obligación, el máximo favorito al título.

Van Gaal y su Manchester United son, en cambio, una incógnita. La desastrosa campaña bajo el mando de David Moyes hace a la afición del red devil ser paciente y cauta, si bien se encuentra llena de emoción ante la contratación del holandés. A pesar de que en Barcelona el regusto tras la época de Van Gaal fue amargo, especialmente tras su segunda etapa, lo cierto es que ha triunfado en casi todos los rincones que ha pisado. Sacó de las cenizas al Bayern de Klinsmann y lo colocó en la final de la Champions ganando el doblete. Sacó de la cantera muniquesa a Kroos, Müller y le dio galones a Schweinsteiger. Es decir, los jóvenes del United pueden tener todas las esperanzas del mundo en tener una o muchas oportunidades con Van Gaal.

Pero su presión por ser campeón, o al menos para volver a luchar por el título (obligatorio bajo ‘pena de muerte’ entrar en Champions League) va a ser brutal, más teniendo en cuenta que el United no juega en Europa este año. Sus rivales, todos, van a estar jugando partidos domingo-miércoles cada semana, mientras ellos tendrán siete días para preparar a conciencia cada jornada. Eso sí, para seguir la estela de City, Chelsea, Arsenal y Liverpool, el club necesita aún adquirir varios elementos para que Van Gaal disponga de un once de garantías. Se le han marchado Vidic y Ferdinand y no ha fichado ningún central. Se le marchó Giggs y sólo fichó a Ander Herrera (y Giggs valía por lo menos como dos). Al menos un pivote y un par de centrales. De lo contrario, se verá de nuevo muy lejos de los clubes que sí se han reforzado a conciencia.