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capitán de un shakhtar exiliado en lviv

Todas las guerras de Darijo Srna

Su familia fue masacrada en la II Guerra Mundial, él sufrió la de los Balcanes y ahora lamenta la de Ucrania: la historia del capitán del Shakhtar que pelea la final de la Europa League al Sevilla

Foto: Srna es el capitán del Shakhtar (REUTERS/Gleb Garanich).
Srna es el capitán del Shakhtar (REUTERS/Gleb Garanich).

Su familia fue diezmada en la II Guerra Mundial, él mismo sufrió de niño la penuria de la Guerra de los Balcanes y en estos momentos aún padece los efectos de la de Ucrania. Así que cuando a Darijo Srna le preguntan si siente presión por la dura batalla que les aguarda en el Ramón Sánchez Pizjuán para alcanzar la final de la Europa League, el legendario capitán del Shakhtar esboza una media sonrisa y pide pasar a otra cuestión.

No me gusta mencionar la guerra. No se puede decir nada bueno de ella. Se trata de gente matando a gente, no hay más”. Srna odia la guerra, y sin embargo es incapaz de despojarse de su compañía, que le asola desde incluso antes de nacer. El horror puebla los recuerdos de su familia, que en 1941 decidió marcharse de Gornji Stopici, al este de Bosnia, ante el avance de las tropas nazis. En su huida, se toparon con los terribles Chetniks, las milicias paramilitares serbias. El abuelo, el padre y el tío de Darijo Srna lograrían escapar. Su abuela y su tía, no. Fueron quemadas vivas.

De Bosnia a Croacia y Ucrania

Darijo Srna nació en 1982, en Metkovic. Entonces pertenecía a Yugoslavia. Nueve años después, era Croacia. Un nuevo país en el que la integración de los ciudadanos con orígenes bosnios no resultaba fácil. Era el caso de Darijo. Tras su diáspora, su padre, Uzeir, se instaló en Sarajevo, donde comenzó a jugar como portero en el FK. También lo hizo en el Zenica. Sin embargo, enfadado por ser suplente, aceptó la oferta del Metkovic, un equipo del sur de Croacia. Allí conoció a su mujer, Milka, y allí nacería Darijo. Eran tiempos duros, tiempos de terror. Los de Franjo Tudjman, las limpiezas étnicas y un infierno, el de los Balcanes, al que no se advertía fin. Pero lo hubo. En 1995 se firmaron los acuerdos de Dayton que cerrarían el conflicto. Ese mismo año, Darijo Srna fichó por el Hadjuk Split. “Algunos entrenadores nos pidieron dinero por que jugara un musulmán”, relató Uzeir.

Por entonces, Darijo tenía que vender verduras en un mercadillo para comprarse las botas con las que jugar al fútbol. “Mi familia hizo verdaderos esfuerzos para que yo pudiera jugar. Desde que logré triunfar, jamás les ha vuelto a faltar de nada”. Srna despuntó pronto en el Hadjuk, como centrocampista por la derecha. Por la potencia y precisión de su disparo se ganó el apodo de ‘Beckham de los Balcanes’. En 2003 lo firmó el Shakhtar, donde Mircea Lucescu lo reconvirtió en lateral. “Vino junto al presidente y me dijo: podemos comprar a 10 centrocampistas como tú, pero sólo a uno o dos laterales iguales. Me convencieron rápido”. Con el tiempo ganaría 21 títulos con el equipo ucraniano, incluida la Europa League de 2009, al Werder Bremen. Lo quisieron el Liverpool, el Bayern, el Madrid… En su selección se hizo indiscutible, hasta alcanzar la capitanía, que le entregó Slaven Bilic pese a las reticencias de cierto sector de la hinchada que recordaba sus orígenes bosniomusulmanes. “Me da igual. Me siento orgulloso y feliz de jugar con Croacia”, dice quien ha disputado dos Mundiales y tres Eurocopas, que van para cuatro. El próximo mes, en Francia, se medirá a España en la primera fase del torneo.

Comprometido con los niños

Una trayectoria radiante, que ha convertido a Srna en un ídolo en el Shakhtar. Y no sólo por rechazar las ofertas de equipos como el Liverpool, entonces campeón de Europa con Rafa Benítez, o el Chelsea, para echar raíces en el club de Donetsk, en el que ya es el jugador con más partidos de la historia. Sino por su implicación, otra vez, frente a las tragedias de la guerra.

“Esta es la segunda guerra que vivo. Jamás olvidaré a la gente que nos ayudó a mí y a mi familia en la de los Balcanes. Ahora me toca devolver un poco de aquello”, repite el futbolista, quitando importancia a gestos como la donación de 20 toneladas de naranjas de su ciudad para los niños de Donetsk. “En tiempos como éstos, pienso especialmente en los niños. Ellos son el futuro, y se lo están quitando. Hay que intentar protegerles como sea”. El defensa, que tiene dos hijos, ha implicado en sus causas humanitarias a algunos de sus compañeros de selección, como el exatlético Mandzukic o el madridista Luka Modric.

"Quiero volver y besar las calles de Donetsk"

Tras estallar la guerra en Ucrania, el Shakhtar se vio obligado a emigrar de Donetsk a Lviv, foco de los separatistas prorrusos y ciudad sitiada hoy día. Varios de los jugadores del equipo ucraniano (Alex Teixeira, Douglas Costa, Fred, Dentinho, Ismaily, Facundo Ferreyra) pidieron entonces irse, por miedo a las bombas. Srna redobló su compromiso. “Fui un ingenuo. Debí ser la única persona que creyó que la guerra acabaría pronto. Mis camisas siguen colgadas de los armarios de mi casa”, relató a The Guardian. Han pasado, sin embargo, dos años y la situación sigue enquistada. “Donetsk era agradable. Tenía restaurantes, parques, buenas escuelas. Era una ciudad del futuro. Ahora está arrasada. Sólo deseo regresar, ponerme de rodillas y besar sus calles. Jugamos por nuestros hinchas, por nuestra ciudad y por la paz”, dice Srna.

Esa fuerza le impulsa este jueves en la semifinal contra el Sevilla, a pesar de lo torcida que les quedó tras el 2-2 de la ida en Lviv frente al voraz tetracampeón de la Europa League. “Es nuestro capitán y nuestro líder”, dice Lucescu, que espera que su equipo se contagie del espíritu del lateral. Aquel que describió el exseleccionador croata Bilic: “No lo vas a parar. Aunque lo dejes tendido en el suelo de dolor, verás que se levanta como si nada. Es como Robocop”. Si marca, Srna volverá a dedicar su gol, como siempre, a su hermano Igor, que tiene síndrome de Down, y cuyo nombre lleva tatuado en grandes letras sobre su corazón. Su otro tatuaje, en la pantorrilla derecha, es un ciervo, el significado de su apellido en croata. “Sabemos lo que nos espera en el Sánchez Pizjuán, pero estamos preparados”. No hay batalla que asuste al hombre de todas las guerras.

Su familia fue diezmada en la II Guerra Mundial, él mismo sufrió de niño la penuria de la Guerra de los Balcanes y en estos momentos aún padece los efectos de la de Ucrania. Así que cuando a Darijo Srna le preguntan si siente presión por la dura batalla que les aguarda en el Ramón Sánchez Pizjuán para alcanzar la final de la Europa League, el legendario capitán del Shakhtar esboza una media sonrisa y pide pasar a otra cuestión.

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